LA CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL. “LA PAZ ARMADA” | Entrevista a Ramón D. Tarruella

 

Las guerras balcánicas -1912/1913-. La carrera armamentista.

El poderío militar y naval. Las estrategias geopolíticas.

La muerte del archiduque -1914-La guerra esperada-.

Alemania – sus ambiciones imperialistas-.

Gran Bretaña -el modelo económico del Reino Unido; su desarrollo y su preocupación-.

Francia-su resentimiento por la derrota en la guerra franco prusiana y su empeño en recuperar Alsacia y Lorena-.

Estados Unidos –su especulación-.

La carrera armamentista. La industria pesada-sus intereses-.

Los enfrentamientos por las materias primas. Los mercados.

La Argentina conservadora-su dependencia-; una perla de la corona británica.

Buenos Aires es la ciudad más europea del mundo”-Jorge Luis Borges-.

La guerra generaría la posibilidad de operar determinados cambios internos en lo económico, pero además, en lo político.

En cada capítulo del libro, el autor recurre a un pensar y sentir expresado por algún escritor que hubiera vivido la guerra-“en vivo y en directo”-. Encuentra las miradas de Ernest Hemingway, de Graham Greene, de Simone de Beauvoir y de Jean Paul Sartre, de Virginia Woolf, de Edith Wharton, de Franz Kafka, de Raymond Chandler, de Katherine Mansfield….

Las guerras de los Balcanes-los imperios de la región-. El Imperio Austrohúngaro; el Imperio Otomano.

El emperador Francisco José, el archiduque heredero y su visita protocolar a Sarajevo, capital de Bosnia. Un atentado frustrado y otro exitoso. Aquella muerte, junto a la de su esposa, y las consecuencias políticas.

 En Sarajevo, estado de sitio y ley marcial por agitaciones nacionalistas. En Belgrado, funcionarios austríacos atacados.

Provincias de Imperio Austrohúngaro pretenden lograr su independencia.

Violencia y represión. La causa eslava.

Viena, Bosnia, Belgrado, Sarajevo, Croacia, Servia, Herzegovina- a un paso de la tragedia-.

Una caza de brujas sobre militantes ácratas desde Austria hasta Bosnia -y un por qué-.

La “mataduques” y la “Mano Negra”.

Se inicia un conflicto bélico por razones económicas y territoriales; el 28 de julio de 1914 se inicia la “Gran Guerra”-con Austria y Servia-.

Francia y Rusia expresan un ideal:”La paz con fuerza, honra y dignidad”.

Los buques alemanes y británicos no están en paz.

Europa se moviliza por tierra y por mar. Rusia dirige  sus tropas hacia la frontera con el Imperio Austrohúngaro.

Alemania declara la guerra a Rusia y a Francia-agosto de 1914-. Interviene Gran Bretaña; se involucra Japón.

 Turquía declara la guerra a Rusia.

Los Imperios Centrales o Cuádruple Alianza-Alemania, Austria Hungría, Turquía y Bulgaria-.

Los Aliados o Entente-Servia, Rusia, Francia, Gran Bretaña, Japón-. Se suman Bélgica,   Italia-que denunció la Triple Alianza-, Portugal, Rumania. Estados Unidos-abril de 1917-.

Entre 1917 y 1918 se involucran también  Grecia, Cuba, Haití, Brasil, Costa Rica, Guatemala, Nicaragua, Honduras, Siam, China y Liberia….

 Uruguay, Bolivia, Perú y Ecuador-rompen relaciones diplomáticas con los Imperios Centrales-.

Del “conflicto en los Balcanes” a la “conflagración europea, Desde el Mar Negro hasta el Mar del Norte, y desde el Báltico hasta el Mediterráneo.

Europa es un “tablero de ajedrez teñido de rojo”.

Bloqueos de Inglaterra y Alemania.

 Se corta el transporte del oro-algo necesarios para el comercio internacional-. Por ley de la Nación Argentina se autorizó a recibir el metálico, por las ventas-oro a cambio de las exportaciones-. Como resultado, el encaje metálico creció considerablemente.

En el país se impone un feriado bancario, comercial y financiero por una semana a causa del conflicto bélico en Europa. Por decreto de fecha 5 de agosto -publicado en el Boletín Oficial del día 7 de ese mes- el gobierno nacional declara la neutralidad del país ante la guerra.

Victorino de la Plaza, vicepresidente de Roque Sáenz Peña, se encuentra en ejercicio del poder ejecutivo nacional por razones de salud del presidente. Designa ministro del Interior a Miguel Ortiz, en reemplazo de Indalecio Gómez -este último era hombre de confianza del mandatario enfermo-. José Luis Murature es nombrado titular de la cartera de Relaciones Exteriores -ministerio que antes se le había confiado a Ernesto Bosch-.

En una primera instancia, Estados Unidos coincidía con Argentina en entender que la guerra era un conflicto europeo, ajeno a las naciones de los otros continentes. Argentina pretende mantener las relaciones comerciales, tanto con Gran Bretaña como con Alemania. Y, el país del norte se empeña en lograr vínculos comerciales con Argentina, aprovechando los efectos de la guerra-un cese de importaciones-.Estados Unidos apunta a penetrar políticamente en Argentina-en su institucionalidad-.

Roque Sáenz Peña había pactado, con Hipólito Yrigoyen, un cese de hostilidades a cambio de la reforma electoral-la universalidad del voto, secreto y obligatorio-.

Tropas alemanas asesinan al vicecónsul argentino en Bélgica-queman el archivo del consulado y dañan símbolos patrios de la República-. Aquí, en nuestra tierra, ya se evidenciaba un clima anti alemán, al tiempo de estar abriéndose una nueva etapa política que, de alguna manera y desde lo simbólico, coincidiría con las muertes de tres figuras fuertes y emblemáticas-Julio Argentino Roca, José Evaristo Uriburu y Roque Sáenz Peña-.

El escenario político en Argentina no era ni más ni menos que el resultado del enfrentamiento entre “el régimen” y el proyecto revolucionario.

Hay quienes sostienen que la situación mundial de esa época, generó un espacio propicio para impulsar la idea de reconocer derechos políticos-electorales-.

Hipólito Yrigoyen llega al gobierno nacional en virtud de una gran necesidad de terminar con tanto tiempo de fraude y de injusticia; tantos años de explotación. Su gestión se caracterizó por intentar recuperar y hacer respetar la dignidad nacional, imponiéndole límites claros a los Estados Unidos, al Imperio Alemán y al Reino Unido-durante el conflicto bélico- y con posterioridad, a la Sociedad de las Naciones –manejada por los vencedores de esa Primera Guerra Mundial-.

Desde el discurso político de Victorino de la Plaza la falta de importación generaría la producción en el país de industrias propias y la idea de arraigarlas. ¿En la práctica, fue así? ¿Se cortó esa tendencia a pagar al extranjero la transformación de materias primas?

El discurso de Victorino de la Plaza tuvo ese tono esperanzador, de hecho se creó la Dirección de Industrias pero en la práctica el modelo económico continuó igual, se siguió dependiendo de la producción industrial del exterior. Ningún discurso ni ninguna Dirección se orientó hacia un modelo industrial. Tanto es así que se siguió pagando esos productos a precios más altos. Por ejemplo, Estados Unidos vendió productos más caros a Argentina, como represalia por su neutralidad. No hubo alternativa a las consecuencias de la Gran Guerra, el país, sea el gobierno que sea, contempló el conflicto desde la pasividad. El gobierno de Yrigoyen tampoco tendió a cambiar el modelo económico, teniendo en cuenta su discurso progresista. Es verdad que le tocó asumir en un contexto adverso, en plena guerra, y cambiar el modelo económico en ese contexto resultaba casi imposible.

Algunos autores sostienen que el país perdió la oportunidad de proyectar un modelo industrial ante la ausencia de productos industriales del exterior. De todos modos, pensando el contexto y que en Argentina no había una base para lanzar ese cambio económico, creo que el país estaba demasiado limitado para semejante cambio.

Dentro de las fuerzas políticas y sectores sociales en el país, ¿quiénes se oponían, durante el gobierno de Yrigoyen, a mantener una postura neutral ante la guerra que se libraba en Europa?

La oposición a la neutralidad vino fogoneada por la prensa, que ya desde 1916 y muy fuerte en 1917, había tomado una postura a favor de los aliados. Las fuerzas políticas contra la neutralidad estuvieron representados por los conservadores, que antes, cuando estalló la guerra y eran gobierno, habían adoptado la neutralidad. También un sector fuerte dentro del radicalismo, encabezado por Marcelo T. de Alvear. Dentro del Partido Socialista, una fracción encabezada por Alfredo Palacios, que renunció al partido en parte por esas disidencias, también pugnaba contra la neutralidad.

En verdad, la neutralidad la sostenía el círculo cercano a Irigoyen y fracciones de la izquierda. Por ejemplo, buena parte del anarquismo y un incipiente nacionalismo de izquierda liderado por Manuel Ugarte. Después, sobre todo desde 1917, la clase política pugnaba por tomar partido a favor de los aliados, sumado a una prensa cada vez hostil a Yrigoyen.

1914

Entre 1914 y 1918, ¿Se puede hablar de un “despertar industrial?

Cambiaría la palabra “despertar” por despliegue, creo que la Gran Guerra desplegó el arsenal bélico-industrial que venían acumulando los países desde fines del siglo XIX, resultado de la segunda revolución industrial, de la aplicación de la ciencia a la economía, la ciencia como agenda de Estado. La guerra sirvió a los países como exposición de los avances de la economía. Por supuesto que durante los primeros años de la guerra la industria bélica tuvo una actividad intensa, incrementando su producción a un nivel único. Y todo con destino a los campos de batalla.

¿Qué podríamos decir, objetivamente, sobre la explotación petrolera? ¿Podríamos reflexionar sobre el problema del petróleo –la “Standard Oil” (EEUU) y la “Iuyamtorg” (URSS)-?

Sinceramente no puedo hablar mucho, algo puedo decir de la Standard Oil, que ya mostraba su interés en el país y en los yacimientos en la Patagonia. Estado Unidos, un año antes de la Gran Guerra, tenía ubicado su interés en los yacimientos. Lo que mostró la Gran Guerra fue los límites argentinos frente al provisionamiento propio de combustible. Cuando se suspendió la llegada de combustible al país, luego que la guerra submarina se incrementó y fue muy riesgoso el transporte naval, el Estado argentino intenta reemplazar con los yacimientos de Comodoro Rivadavia. Y no se pudo.

 

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¿Qué podemos decir de los ferrocarriles?          

Como decía antes, la merma del combustible, del carbón, cuyos proveedores eran Gran Bretaña y Alemania, generó alteraciones en la vida cotidiana. Por ejemplo, los servicios nocturnos de trenes se suspendieron, tanto los recorridos locales como los nacionales. Recordemos que había una red tranviaria extensa que llegaba al resto del país. Y así como se redujo la luz nocturna en las grandes ciudades, así también se redujo el recorrido de los trenes.

¿Cómo se fueron dando las relaciones políticas y comerciales entre la Argentina y Gran Bretaña, y cómo con Alemania y Los Estados Unidos durante el gobierno radical?

El gobierno radical, más allá de su discurso, no alteró demasiado las relaciones de dependencia que tenían con Alemania y Gran Bretaña, uno de los motivos por el cual no se rompió la neutralidad. La dependencia de los productos industriales era total con ambos países, obviamente sobre todo Gran Bretaña. Tanto el gobierno conservador de de la Plaza como Yrigoyen no quisieron alterar esas relaciones debido a la dependencia. Con Alemania además, había una estrecha relación en cuestiones militares, en asesoramientos de militares en el país, y otros tantos alemanes en Argentina. De hecho, cuando estalló la guerra, regresaron varios militares argentinos desde Alemania, y otros tantos alemanes regresaron a su país. Una buena parte de los militares argentinos tenía una importante admiración del ejército alemán, incluso creo había más voces pro-germánicas de las que realmente aparecieron, el tema que la causa aliada dominó la esfera pública.

Con respecto a Estados Unidos, el gran país del norte aprovechó la coyuntura para pisar más fuerte en la región. Ya había dado muestras de ese interés. En 1914, se inaugura la embajada de Estados Unidos en Argentina, se abre el primer banco de ese país, los agentes comerciales y otros tantos funcionarios norteamericanos visitaron Argentina buscando establecer relaciones fructíferas. Los comunicados diplomáticos mostraron ese interés, sin miramientos. A Yrigoyen le tocó atravesar la etapa más difícil, ya que Estados Unidos ingresó a la guerra en 1917, y exigió a los países del continente americano imitar su actitud. Y eso fue una presión directa sobre el gobierno radical, que lo soportó con tenacidad, con altos costos políticos y agresiones directas de la clase política y del gobierno de Estados Unidos. A pesar de sostener la neutralidad, con los años, Estados Unidos se afirmó en la región, insisto, aprovechando la coyuntura de la guerra.

 

 

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¿Cuáles habrían sido las principales consecuencias políticas y económicas de la guerra y  cuáles las consecuencias de la paz?

Voy a responder desde la perspectiva de Argentina, que es el enfoque del libro. Como venía diciendo antes, por un lado la interrupción de los suministros industriales dio espacio a una alternativa de diseñar una economía industrial, y justamente ante el fracaso de ese proyecto, demostró los límites del país de cambiar el rumbo económico, y acentuó la condición de dependencia del país. La guerra incluyó, de manera imperativa, un nuevo tema en la agenda política, y por lo tanto, demostró la impericia de la clase política de responder con astucia a la nueva coyuntura. Se siguió dependiendo de los insumos industriales a tal punto de pagar precios altísimos por esos productos.

La otra consecuencia inevitable fue la presencia inmodificable de Estados Unidos en el país, desde la economía, como vendedor de manufactura. Es decir, ese lugar que ocupó en el mundo, como administrador de fondos y acreedor, tuvo su efecto en el país.

Creo que la paz, o el Tratado de Versalles más precisamente, resultó un tema con amplias repercusiones en Europa, no en la región. El Tratado demostró, nuevamente, la incapacidad de las potencias europeas de evitar conflictos, de no poder resolver de otra manera la ambición propia del capitalismo.

¿Habría algo para destacar sobre las ganancias obtenidas por los suministros de guerra?; ¿fueron o no fueron aprovechadas?

Las ganancias se vieron solo en algunos rubros y en los primeros años de la guerra, cuando el tráfico naval aún no se había interrumpido. Esos rubros fueron la industria de la carne y los granos, exportando alimentos a las trincheras. En el resto, más bien se padeció un freno a la economía, más aún desde 1916/17, cuando la guerra se trasladó a los mares. Y como decía antes, no se aprovechó en nada la coyuntura de la guerra, la intención fue siempre reemplazar esa dependencia por otro proveedor, no produciendo en el país.

¿Garantizar la neutralidad, representó un costo político de poca, relativa, o mucha  importancia?

El costo principal, en términos de política internacional, fueron las represalias de Estados Unidos desde 1917, cuando ingresó a la guerra. Estados Unidos dispersó agentes y diplomáticos por todo el continente exigiendo que se comprometan con la causa aliada. Y eso se tradujo, en lo inmediato, en costos más bien económicos a la hora de ofrecer préstamos y también vender productos industriales. Estados Unidos priorizó en Brasil, por ejemplo, antes que en Argentina. Esas relaciones se volvieron algo más tensas, más aún durante el gobierno de Irigoyen. Pero el interés de Estados Unidos en el país superó enseguida esas represalias, para acentuar el interés y la presencia luego de 1918. Yo creo que tuvo una repercusión inmediata, pero al tiempo, se diluyó ante la permeabilidad argentina frente a los intereses estadounidenses.

El costo político de la neutralidad la padeció el gobierno de Yrigoyen, que debió atravesar los dos últimos años de la guerra con una oposición proaliada con gran consenso. Sin embargo, si uno piensa en lo que sucedió luego con su gestión, pareciera que también el costo negativo afectó sólo en esos años de la guerra, ya que Yrigoyen volvió a la presidencia en 1928. O tal vez, se sobredimensionó esa hostilidad debido a la influencia de la prensa y en la esfera pública.

¿Sería correcto afirmar que la revolución rusa -con la abdicación del zar, el asesinato de la familia imperial y la implantación del comunismo- es consecuencia inmediata de la Gran Guerra?

Yo creo que la Gran Guerra aceleró ese proceso, o tal vez le ofreció un contexto ideal para el golpe final al zarismo. Hay que recordar que la revolución de 1905 había expuesto un escenario de conflicto en Rusia, una debilidad del zarismo y un movimiento revolucionario fuerte, más allá de sus internas. Aportó a la debilidad zarista la terrible derrota de la guerra con Japón, en 1905. La guerra, entonces, expandió una crisis interna que fue aprovechada por los bolcheviques. La guerra generó una consecuencia compartida para el triunfo de la revolución, la crisis ya estaba asentada en Rusia.

La revolución alemana que impuso la abdicación del Emperador Guillermo II, y la proclamación de la República, ¿se enmarcaría dentro de las consecuencias de la guerra como algo inevitable?

Sí, fue inevitable ese cambio, debido al desgaste total de un Estado que empeñó a todo un país a la guerra. Es como se dice: todo o nada. Y la derrota no podía terminar de otra manera que la renuncia del rey y el inicio de un nuevo modelo político. Alemania adoptó un modelo político que se sumó a la tendencia generalizada de Europa, las democracias liberales. La República de Weimar ya tenía el certificado de defunción apenas llegó al poder: debía soportar el rencor alemán ante la derrota, siendo la responsable de firmar el Tratado de Versalles. Sumado a eso, debía gobernar en medio de la crisis de la posguerra. Esa situación, con la crisis del treinta, abrió el espacio para el surgimiento del nazismo.

Presidente-Hipólito-Yrigoyen

La revolución austro-húngara, la división política, el fin de la dinastía de los Habsburgo, la revolución búlgara y la turca, la emancipación de Arabia; ¿Todos estos hechos históricos y/o procesos políticos, no hubieran sucedido sin mediar la primera gran guerra?

Yo invertiría la idea, creo que la región, conflictiva por la importancia geográfica y por la conformación de los imperios (Otomano y el Austro-húngaro), dio todos los requisitos para una guerra. De hecho, hubo guerras en la zona balcánica antes de la Gran Guerra. La Gran Guerra mostró la impericia de las potencias de solucionar el conflicto en la región. Esa tensión fue la misma y sigue repitiéndose en zonas donde conviven diferentes culturas y en zonas de cruces geográficos.

La Gran Guerra indicó el fin de los grandes imperios, el fin del dominio de vastos territorios para dar lugar a estados chicos, constituidos en extensiones menores y con otros criterios (religiosas, étnicas, idiomas). Fue un fin de época y por eso, las crisis citadas en la pregunta se dieron en esas regiones, donde los imperios ya habían mostrado su fragilidad ante de la Gran Guerra, al no poder controlar esos movimientos que sacudían la armonía en su interior.

 

Sobre El Autor

Ex funcionario de carrera en la Biblioteca del Congreso de la Nación. Desempeñó el cargo de Jefe de Difusión entre 1988 y 1995. Se retiró computando veinticinco años de antigüedad, en octubre de 2000, habiendo ejercido desde 1995 la función de Jefe del Departamento de Técnica Legislativa y Jurisprudencia Parlamentaria. Fue delegado de Unión Personal Civil de la Nación (UPCN) - Responsable del Área Profesionales- en el Poder Legislativo Nacional. Abogado egresado de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.B.A. Asesor de promotores culturales. Ensayista. Expositor en Jornadas y Encuentros de interés cultural. Integró el Programa de Literatura de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno. Se desempeña en el Centro de Narrativa Policial H. Bustos Domecq. Es secretario de Redacción de Evaristo Cultural, revista de arte y cultura que cuenta con auspicio institucional de la Biblioteca Nacional (M.M.)

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