Recién ahora, en septiembre, vi mi primera obra de teatro virtual. Claudia, miembro de la compañía La Travesía, cuenta en el conversatorio post-función, la impresión que les causó que Eugenio Barba dijera que no es teatro. Pero lo concreto es que en esta nueva normalidad todavía hay teatro sumamente político que pide pista para hacer llegar otras realidades. A su vez, es el teatro virtual el que me permitió ver esta obra en vivo, que se hace en Arica (norte de Chile), estando yo en Argentina. Al mismo tiempo, espectadores de Santiago de Chile y de otras ciudades pueden asistir al espectáculo y que sea posible el encuentro con la obra que además es sumamente entretenida.

Voces trae un relato conocido pero no muy reproducido: las migraciones que se producen en los pueblos hacia las grandes urbes. Construida a partir de testimonios reales, la obra muestra un pueblo donde sólo la unión puede hacer posible un futuro menos árido. Refleja un estado que produce electricistas donde hacen falta agricultores y veterinarios, una sociedad que nos hace creer que la ciudad brinda oportunidades en lugar de explotación, tristeza, soledad y exceso de consumo. Hay también luces de esperanza y sabiduría de la mano de los mayores que entienden cómo el compartir un budín puede ser un acto político de unión. Una obra ariqueña cuyo tema resuena en toda América Latina.

Hablamos con los miembros de la compañía sobre las nuevas condiciones de producción que, invisibilizadas durante la función, resultaron develadas en el conversatorio posterior que ofrecen todos los miembros de La Travesía.

¿Cómo y cuándo nace la compañía La Travesía?

En 2018, y a raíz del desafío de montar “Voces”, Héctor Vásquez, autor y director de la obra convoca a actrices y teatristas con experiencia y conocimiento en temáticas sociales y comunitarias para llevar a cabo este proyecto, resultando en la conformación de la compañía La Travesía Teatro, para este montaje.

El elenco compuesto por Claudia Ojeda, Cecilia Acuña y Paulina Madariaga, junto al encargado de la parte técnica Camilo Ojeda, son parte del equipo que lleva a cabo desde 2013 el Encuentro de Teatro Comunitario “Carnavalón Teatral”, en la ciudad de Arica.

¿Cómo nacen la obra Voces y los relatos que la conforman?

En un estudio sobre la temática del despoblamiento de la ruralidad y sus causas, se recogieron testimonios de quienes habitan esos paisajes en la región de Arica y Parinacota, norte de Chile. Obteniendo realidades locales y logrando eco en situaciones similares, sobretodo en nuestro continente. Esos relatos, sumados a experiencias y vivencias del día a día, dan con el imaginario que el autor plasma en la escritura de Voces.

¿Por qué decidieron adaptarla al soporte virtual?

Como equipo teníamos el obstáculo inicial de tener a uno de los actores lejos físicamente por motivos personales. Después se presentó la pandemia y en nuestras conversaciones notamos que una serie de temas sociales cobraban relevancia y se instalaban en distintos espacios, dado que este contexto de resguardo sanitario nos afectaba a todas y todos en algún grado o esfera de nuestros cotidianos. A raíz de ese panorama, vimos como una oportunidad llevar el discurso de nuestro montaje al soporte virtual y empezamos en junio a realizar una adaptación a plataformas digitales, que nos permitía contar con el equipo completo y seguir dando a conocer esta historia de inequidad social y de quienes luchan día a día con ese desafío, no solo en un contexto de pandemia.

¿Cuáles fueron los mayores desafíos? ¿Cuál la principal preocupación?
El mayor desafío fue la pregunta inicial de cómo hacer teatro sin el factor de lo presencial. Sin un público en vivo y su respuesta, sin el equipo humano presente físicamente y sin las resoluciones técnicas del montaje presencial y físico.
Ante eso, el reto autoimpuesto como equipo era hacer esta adaptación “lo más teatral posible”. Fuimos viendo cómo fueron surgiendo propuestas teatrales hechas para el soporte virtual, pero no queríamos hacer una conversación por zoom, entendiendo que nuestro proyecto tenía una vida anterior y queríamos mantener esa propuesta lo más fiel posible. El confinamiento era un desafío también porque al no poder contar con recursos o medios para llevar a cabo la adaptación, estábamos limitados en cómo resolver ciertos aspectos, pero la necesidad hace activar el ingenio y fuimos encontrando soluciones, para que la historia se siguiera entendiendo en el soporte virtual, que más que preocuparnos, era el foco de nuestro trabajo.

¿Cómo surgieron las incorporaciones audiovisuales en medio de la función, cómo era antes?
Relacionado con lo anterior, es que los videos fueron una oportunidad para resolver momentos del relato y no sólo para complementar y hacer visualmente más atractiva y dinámica la adaptación, sino para usar gran parte del material que también está en el formato presencial de la obra: Ahí eran proyecciones que acompañaban a los relatos que el elenco reproducía en escena.

 

¿Cómo fue para el técnico de la obra pasar de administrar luz y sonido a sostener en vivo una plataforma que admitiera que cada actor estuviera en un punto cardinal diferente?

Como técnico de Iluminación y Sonido de la compañía la Travesía fue todo un desafío nuevo pasar de la magia del teatro a una creación teatral virtual.

El trabajar con esta virtualidad significó pasar a potenciar la imagen, la gráfica y lo sonoro. Y luego mantener una transmisión segura y estable de la obra.

Esto último fue un desafío que nos transportó a la sensación de tener los mismos nervios del teatro para que todo funcione bien y no se corte la transmisión en vivo.

Todos estuvimos en nuestras casas, inclusive uno de nosotros estaba en Santiago y los demás en Arica. Teniendo esta gran distancia física entre nosotros, pero con lo interesante de la cercanía que al final se mostraba en los actores en la obra. Un desafío extraño y distinto, pero que nos une como la magia del teatro.

¿Cómo y por qué surge la propuesta de los conversatorios al final de la función?

 Era algo presente en las funciones en vivo, y que queríamos recoger para la retroalimentación de esta adaptación a plataformas digitales y de las temáticas que la obra plantea; ya que abre un mundo, una realidad que la mayoría intuye, pero son historias de comunidades que pocos se detienen a mirar con algún detalle y entender que no son situaciones aisladas, sino permanentes para muchas y muchos que habitan territorios con inequidades en muchos aspectos.

 

¿Cómo adaptaron los ensayos?

Dado que el soporte técnico es un lenguaje que hemos ido descubriendo en este proceso, nos fuimos adaptando a estas posibilidades. Camilo Ojeda, quien está a cargo de la realización técnica nos citaba con antelación a la hora del ensayo o reunión de teletrabajo, para contar con las webcam del elenco conectadas y así poder hacer ajustes. Después comenzábamos los ensayos en sí, revisando e incorporando el material audiovisual a medida que éstos iban siendo producidos y editados.

 

¿Cuál es el futuro de la obra?
Vemos que contamos dos versiones de nuestro trabajo que nos permiten abordar distintas propuestas que vayan surgiendo tanto por las opciones que se están abriendo para versiones por plataformas digitales, como para oportunidades de forma presencial. En las retroalimentaciones que nos han dado quienes han sido espectadores de este montaje, consideramos que hay que seguir mostrando esta historia para que estas voces se sigan escuchando.

Podés conocer más de obra y acceder a verla en: https://www.facebook.com/Latravesiateatroarica , https://www.instagram.com/latravesiateatro/ ,  latravesiateatro@gmail.com

Sobre El Autor

Nació en 1986, rata porteña del sur de la ciudad. Trabaja desde hace doce años en Museo Nacional de Bellas Artes, en la actualidad como educadora. Es profesora de teatro y se forma como Docente en Lengua y Literatura.

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