-¡No puedo más! ¡No veo nada.
-No importa, tenemos que rajar. ¿No oís?
Astolfi oyó las sirenas. Lo que necesitaba era ver cuántos policías venían en los carros, no oírlos. La sangre le bañaba la cara. Sentía ...
Sin más brújula que una ira templada, un joven se abre paso en las calles vencidas del Buenos Aires de la década del noventa. Sus huellas, un montón de sangre y carne reventada.
Forjador de catástrofes, llev...