La evocación de aquel caos primordial, recuperable como rito de iniciación.

Un libro de representaciones, de vivencias, y de una memoria autobiográfica.

Registro de una búsqueda y del deseo. Horizonte y meta. Un viaje hacia atrás, hacia el refugio.

Un peregrinar para llegar al propio lugar sagrado, y tomar conciencia. En otros casos, tan sólo irse.

Viajar descalzo y desvestido, sin protección, expuesto a todo impacto en situación extrema, como intuyendo que debería ser recordable todo aquello que nos impactó en la vida.

Manifestaciones, percepciones. Actos y proyecciones. Perturbación. Y, claro está, un orden ético.

El lenguaje que ampara universos aparentes y escondidos, pudiendo revelar lo que está detrás.

Aquel grito cargado de sentido, ¿reacción y forma de expresión del recién nacido ante el mundo que asoma y lo provoca? Recuerdos, sueños e imaginación.

Pasado, presente y futuro. Antes, durante y después, la infancia. Un ensayo con “hojas de poesía”.

Una celebración de la naturaleza, y un encuentro espiritual que se nutre de la literatura universal.

 

“Porque ese niño que grita ante la primera bocanada de aire, que despierta del gran sueño literario que es el útero, es arrojado a otra literatura posible, para ser él mismo un creador, el padre de un devenir de palabras. Y en ese devenir las palabras nacen y mueren y vuelven a nacer: sabia repetición y ciclo infinito…” (En: pág.98).

Una suerte de negación de la muerte. Una transformación de la realidad. Y la colosal conquista de “otra propia existencia”.

 

Di Pace nos habla del valor de la literatura. Nos habla de la memoria que, por vía de comprensión, conservación y recuperación, liga la vida a la escritura. Y nos habla de la literatura en función de una idea, la de un “cómo vivir”.

Entonces, reunimos arte y pensamiento. Pensamos en parir y escribir. La obra de arte, lo esencial. Y, la significación.

“Sólo quedan las palabras… sólo se trata de escribir”.

“Escribir siempre”.

“Escribir con las tripas, con el cuerpo, con lo mejor y lo peor de uno, por y a pesar de todo…”

 

“Un día descubrió que algunos libros de su biblioteca

estaban muertos. ¿Qué había sucedido con ellos? Mientras

los iba apartando y leía los títulos, concluyó, en clara cita

a Marguerite Duras, que esos libros no tenían noche. Tomó

un par y releyó algunas de sus páginas. Se dio cuenta de

que no ardían, no quemaban. Todo en ellos era prestado: el

lenguaje, el estilo… Ahora bien, si sus palabras no latían,

¿cómo habrían de tener corazón? Siempre supo que le gus-

taban las escrituras que se pueden ver, tocar, oler, oír y

saborear. Y que fueran genuinas. ¿Qué haría con esos cadá-

veres? No quería tirarlos a la basura, sus principios se lo

impedían. Tampoco quería regalarlos o donarlos, sentía

que no ayudaba a los posibles beneficiados con ese gesto.

¿Y si los quemaba? ¿Adoptar el fuego en claro acto de

redención? Al minuto siguiente comprendió que así como

se carga con los propios muertos, muchas veces con honra,

con ímpetu de eterno cariño, se puede hacer lo mismo con

los libros que no fueron queridos por sus autores, que no

los dejaron ser lo que ellos querían ser. ¿Cuántos libros se

habían secado por la falta de luz de las ideas, el agua del

lenguaje o el viento devoto del autor? Libros sin noche, sin

hojas de poesía. Cadáveres en la biblioteca que también

podían ser, el amor todo lo puede, sus muertos queridos.”

 

    “Escribir con todo el ser. Arder en la escritura hasta que

 sólo quede La Obra.” (En: págs. 59/60)

 

Título:La escritura del grito primitivo

Autor: Gustavo Di Pace

Editorial: Alción Editora

105 págs.

Sobre El Autor

Ex funcionario de carrera en la Biblioteca del Congreso de la Nación. Desempeñó el cargo de Jefe de Difusión entre 1988 y 1995. Se retiró computando veinticinco años de antigüedad, en octubre de 2000, habiendo ejercido desde 1995 la función de Jefe del Departamento de Técnica Legislativa y Jurisprudencia Parlamentaria. Fue delegado de Unión Personal Civil de la Nación (UPCN) - Responsable del Área Profesionales- en el Poder Legislativo Nacional. Abogado egresado de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.B.A. Asesor de promotores culturales. Ensayista. Expositor en Jornadas y Encuentros de interés cultural. Integró el Programa de Literatura de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno. Se desempeña en el Centro de Narrativa Policial H. Bustos Domecq. Es secretario de Redacción de Evaristo Cultural, revista de arte y cultura que cuenta con auspicio institucional de la Biblioteca Nacional (M.M.)

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