El sueño de los justos. Y las tenazas del poder. Una historia de traiciones, de lealtades; de pueblos sometidos, de delatores. Verdugos y mercenarios.

Un complot. El accidente vial en la carretera. Francia. Las apariencias de una tragedia. Y las dudas. La verdad oficial, y un testimonio postergado.

Las potencias mundiales y la política internacional. El descreimiento.

Los servicios secretos. El viaje informado. La última carta. Y la partida.

El hotel restaurante; las últimas horas de alegría. Y, la muerte del hombre peligroso que incomodaba al poder. La muerte de Albert Camus.

Por fin quedó silenciado. Pero ¿quiénes se beneficiaban con aquella muerte?

Tal vez la respuesta nos acerque al ministro de relaciones exteriores soviético; a la rebelión de Budapest, a los hechos de Hungría; a la invasión soviética. Y al peso político que los discursos de Camus irradiaban en todas direcciones.

Quizás la respuesta tenga que ver con “El socialismo de las horcas”, con el suplicio de los condenados por razones políticas. Tal vez nos acerque al régimen estanilista, a los métodos de Moscú; a la tenaza invisible. A la KGB,  al Ejército Rojo. Y a las puestas en escena de la política internacional en las décadas del 50 y del 60 . Una época en la que los intelectuales, los pensadores del “mundo libre” tenían cierta influencia, sus palabras encontraban en la opinión pública más ecos que muecas. Era otro tiempo. Y Camus juntaba voluntades entre los escritores europeos para presionar a los organismos internacionales, a las Naciones Unidas.

Giovanni Castelli, con su voz narrativa, presenta un hilo conductor que nos ubica frente al checo Jan Zábrana, el hombre de Praga, poeta y traductor del ruso, que en sus cuadernos secretos de su diario registró la versión de una fuente confiable que aseguro, con detalles, la certeza del crimen mediante acción de sabotaje.

Lo cierto es que el checo, en su diario, relata los hechos pero no menciona la fuente; por este motivo nuestro protagonista, interesado en llegar a la verdad indaga sobre el particular. No acepta el silencio ni el olvido. Conoce el testimonio que guardó para su difusión el hombre de Praga, y no está dispuesto a cruzarse de brazos. Va a investigar para cambiar conjeturas por certezas.

Es así que en estas páginas de sinuoso recorrido, las vueltas, ondulaciones y recodos, nos van aclarando el panorama, relacionando unos hechos con otros, todos ligados a una parte de la realidad geopolítica que incluye la muerte de Camus, pero que va mas allá del hecho luctuoso como tal. El libro tiene bajadas de línea; tiene advertencias. Mensajes claros.

El autor nos habla de las lógicas del poder y de las conciencias adormecidas.

“Las lógicas de quién domina no se explican a los dominados…”

“Sólo trate de no perturbar demasiado a quién podría hacerte daño…Como sabe, la vida está llena de pequeños accidentes imprevisibles… que pueden revelarse fatales…y que muchas veces ocurren…usted lo sabe bien…así que no se aproveche de su independencia…” “no se atormente por el pasado… es del presente que tenemos que cuidarnos..”.

Un papel fundamental en esta trama, lo desempeña Marie, la esposa del poeta de Praga, el hombre del diario secreto.

Ella y los recuerdos, el pasado junto a Jan Zábrana; aquel tiempo, el régimen que lo asfixiaba. La cortina de hierro sobre las vidas. La razón de los vencidos. Ella salvó todos los papeles del poeta. Pero, ¿Quiénes habían sido los interlocutores de su esposo?, ¿quién pudo haber sido la fuente que le confió aquella información tan reservada acerca de la muerte de Camus. Marie Zábranová pensaba en tres posibles nombres: el de un gran historiador de la literatura; el de un sociólogo luego emigrado al extranjero; y el de un traductor del ruso, de larga experiencia. Uno solo de ellos seguía con vida.

Un despliegue en la investigación; se abren otras posibilidades.

Se habla del escritor ruso amigo de Jan, Vasili Aksiónov, pero también estaba muerto. Siguen los rastros, la investigación, aunque sin mayores resultados en lo que hace a la identidad de quién le aseguró al poeta checo que la muerte de Camus no había sido accidental. Entre tanto aparece la figura de Boris Pasternak, y la odisea del premio Nobel de Literatura que impulsó Camus y que una vez otorgado trajo tanta discordia hasta arruinarle la vida al escritor ruso que, no obstante haber renunciado a sucederlo a Camus en el galardón, terminó enfermo por los escraches en su país, para finalmente morir siendo repudiado por haber escrito Doctor Zhivago.

“ Es singular que las vidas de estos tres hombres, Zábrana, Camus y Pasternak, se hayan cruzado en el tiempo y en el destino: su integridad, su libertad de espíritu, su busca en común de la verdad artística y humana, fue para ellos a la vez frutífera y fatal; por vías diversas, la historia de aquellos años y el poder soviético conspiraron para reducirlos al silencio, para aniquilarlos. Su destino fue trágico, pero el fruto de su creación sobrevive al tiempo, y al poder mismo que obstaculizó la obra de ellos y decidió la suerte de ésta”.

Falta agregar, aquí, que, sin el apoyo incondicional de una mujer, de Marie Zabranóva, y de no haber mediado el homenaje póstumo que ella le hace a su marido, este libro, posiblemente, no se hubiera escrito, al menos, en estos términos. Tal vez nos hubiéramos conformado con conocer detalles de la Primavera de Praga para seguir conjeturando y, en el mejor de los casos, debatiendo. Aquí queda más en claro la pulseada entra la tenaza del poder militar y la tenacidad de los intelectuales.

En este sentido, el autor confronta a Camus con Sartre. Sugiere el cinismo pragmático de los comunistas franceses, y los alcances Y los alcances de un sistema de poder cultural alineado con posiciones políticas. Deja picando una sospecha.

  • ¿La KGB se cortó sola?
  • ¿Qué papel jugaron los servicios locales?
  • ¿Encubrimiento y autorizaciones?
  • ¿Le dejaron espacio a una fuerza extranjera para ejecutar la tarea?
  • ¿Miraron para otro lado?
  • ¿Por qué en Francia no se investigó más a fondo?
  • En fin siempre son más las suspicacias que la certidumbre en todo lo que hace a política internacional en tiempos de la Guerra Fría.

 

Título: Camus debe morir

Autor: Giovanni Catelli

Traducción: Pablo Ingberg

Editorial: Bârenhaus

176 Páginas.

Sobre El Autor

Ex funcionario de carrera en la Biblioteca del Congreso de la Nación. Desempeñó el cargo de Jefe de Difusión entre 1988 y 1995. Se retiró computando veinticinco años de antigüedad, en octubre de 2000, habiendo ejercido desde 1995 la función de Jefe del Departamento de Técnica Legislativa y Jurisprudencia Parlamentaria. Fue delegado de Unión Personal Civil de la Nación (UPCN) - Responsable del Área Profesionales- en el Poder Legislativo Nacional. Abogado egresado de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.B.A. Asesor de promotores culturales. Ensayista. Expositor en Jornadas y Encuentros de interés cultural. Integró el Programa de Literatura de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno. Se desempeña en el Centro de Narrativa Policial H. Bustos Domecq. Es secretario de Redacción de Evaristo Cultural, revista de arte y cultura que cuenta con auspicio institucional de la Biblioteca Nacional (M.M.)

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