Desde el nacimiento de la literatura gótica en el siglo XIX, que como bien explica Calvino surge como respuesta al cuento filosófico del siglo XVIII -expresión paradójica de la razón iluminista-, la literatura fantástica y más especialmente el terror, en la literatura al menos, fue el constructo intelectual con el que interpelamos a nuestra “sombra”, nuestra interioridad, la dimensión pánica de la imaginación.
La literatura de terror tomó el rol piadoso de revincularnos –“religarnos”- con el mysterium tremendum. Tras la muerte de los dioses y el naufragio irreductible de los mitos, es el vértigo consolador del terror el que abre la puerta a una realidad arcana menos árida que la de nuestra vida racional, es el terror el que nos susurra al oído la posibilidad de otro plano de existencia.
Las últimas décadas del siglo XX demostraron que el panteón de escritores dedicados al horror continuaba en pleno apogeo: gente como Ramsey Campbell y Stephen King vinculaban las dimensiones arcanas del terror a la más llana cotidianidad, mientras que individuos como Clive Barker exploraban los límites escatológicos de la carne. El siglo XXI, en sus albores nos ha presentado toda una nueva generación de nombres que van desde Joe Hill hasta China Mieville, Max Brooxs con su Apocalipsis zombie a gran escala liderando a cientos de escritores abocados a esta temática. Muchos lectores incluímos, desde hace mucho, en la tradición de las grandes voces del horror a John Connolly, el autor de la saga policial de Charlie Parker.
Las novelas negras protagonizadas por el inefable detective -homónimo del genial saxofonista- tuvieron siempre, desde sus comienzos y cada vez más, un vínculo con el universo oscuro. La magistral manera de encarar este costado de su narrativa, hizo que muchos de sus lectores esperásemos ansiosos la publicación de este libro. Luego de tanto coqueteo, Connolly se interna en lo profundo de la tradición terrorífica con una colección de relatos que exploran los distintos distritos del planisferio macabro. Connolly trabaja con solvencia la tradición monstruosa lovecraftiana, el terror moderno asociado a lo cotidiano, el relato de fantasmas, el vampirismo, nos interna nuevamente en el peligroso mundo feérico. Con prosa cristalina construye y deconstruye con ingeniosas vueltas de tuerca, en cada uno de los diecinueve cuentos que componen estos nocturnos, un homenaje a cada momento de la literatura de terror, instalándose a la altura de los grandes nombres del género.
Titulo: Nocturnos
Autor: John Conolly
Traducción: Carlos Milla Soler
Editorial Tusquets
362 páginas