Poema de los desentonados 

 

Alza y baja el cucharón

lleno vacío

rasga el fondo del cazo

 

y empina del cartón.

 

Soslayado,

sin morada,

 

ni manos que lo entibien.

 

“Lleno vacío”, dice el verso. ¿Qué es lo que está vacío? ¿Acaso el vacío puede llenarse? Como si fuera una operación metafísica, el poemario de Cesario trabaja el vacío de la pena con un lenguaje que busca dar cuenta del rasguido: para Cesario el poeta es el que rasga el fondo del cazo y el que toca el instrumento de la soledad y la desprotección.

Los desamparados, los del conurbano, los coyas, los que renguean, los que no tienen trabajo, los que están solos: el lumpenaje. Las fábricas se cierran y el poema se abre: la tonada que no canta es la tonada de los abandonados. Cesario recrea en células líricas concentradas el universo del lumpenaje argentino, esa escena en la que la esperanza es una ronda más.

La virgen de Itatí, el obraje calaño, la mirada urpila, el peón sin pan, el mate cocido, chapa, cartón, despojos: los desposeídos, los que están lejos, apartados, desprotegidos. Los sujetos y los objetos están al costado del camino, perdidos en una geografía marginal, en las afueras o muy adentro, en su propio mundo, un mundo que no es el oficial o el del sistema. El lenguaje de los textos refuerza la operación de rescate, de exposición, de aquellos personajes que viven en los márgenes. Es un lenguaje lleno de interjecciones, de palabras en desuso, de voces que quiebran la lengua oficial. Los sonidos irregulares de las palabras anacrónicas son –o pueden ser—un eco de la ausencia.

Los versos son despojados, dejan que la palabra caiga como una gota, el agua que transparenta el dolor y la miseria.

Desde los orígenes, la poesía –épica, lírica o elegíaca—se ha centrado en la idea de canto, de música interpretada por un intérprete, un medio (médium) entre el dios y los oyentes. ¿Por qué hay situaciones o personas que no tienen tonada? ¿Quién es el que no canta o el que no es escuchado?

Alejandro Cesario es un poeta que le canta a los que no tienen tonada, a los que desentonan, a los que hacen ruido fuera del sistema. Desde una operación lingüística buscada y encontrada, construye un universo hecho de pena y olvido. Los breves poemas arman una larga música común, escéptica (“se me anquilosa la fe”), desencantada. Entre los versos y la realidad, aparece el canto de los que no tienen tonada.  Así lo escribe Alejandro Cesario en uno de sus poemas:

 

Entre la nada  y el todo

se yergue, se atisba la trutruca.

 

La música desentonada del instrumento poético –no atonal– suena en el intersticio, en el ojo de la tormenta. Poesía de la caída anunciada y del ascenso lento, este libro de Alejandro Cesario enciende un vocabulario hecho de andenes, vinito, hilachas del corazón, y late como una melodía sentimental de las pequeñas cosas.

 

Sobre El Autor

FABIÁN SOBERÓN es escritor, profesor universitario y crítico. Nació en J. B. Alberdi, Tucumán, Argentina, el 18 de junio de 1973. Ha publicado la novela La conferencia de Einstein (1era. edición UNT, 2006; 2da ed. UNT, 2013), los libros de relatos Vidas breves (Simurg, 2007) y El instante (Ed. Raíz de dos, 2011), las crónicas Mamá. Vida breve de Soledad H. Rodríguez (Ed. Culiquitaca, 2013), Ciudades escritas (Eduvim, 2015), Cosmópolis (Modesto Rimba, 2017) y el libro 30 entrevistas (UNT, 2017), además de ensayos sobre literatura, arte, música, filosofía y cine en revistas nacionales e internacionales. El Fondo Nacional de las Artes publicó textos suyos en la Antología de la Poesía Joven del Noroeste (Fondo Nacional de las Artes, 2008). Es Licenciado en Artes plásticas y Técnico en Sonorización. Fue docente de Historia de la Música en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Tucumán. Actualmente se desempeña como profesor en Teoría y Estética del Cine (Escuela Universitaria de Cine), Comunicación Audiovisual y Comunicación Visual Gráfica (Facultad de Filosofía y Letras). Fue finalista del Premio Clarín de Cuento 2008. Con su novela Atalaya obtuvo una mención en el Premio de Novela Breve de Córdoba, con el Jurado integrado por Angélica Gorodischer, Tununa Mercado y Perla Suez. Ganó el 2do Premio del Salón del Bicentenario. Actualmente colabora con ViceVersa (Nueva York), Sédition (París), Perfil (Buenos Aires), Boca de sapo (Buenos Aires), Otra parte semanal (Buenos Aires), La Gaceta Literaria (Tucumán). Es miembro del consejo editor de la revista Imagofagia (Buenos Aires). Ha dictado talleres de escritura en Santiago del Estero, Tucumán y Buenos Aires. Ficciones de su autoría han aparecido en ViceVersa (New York), Suburbano (Miami), La voce d`Italia (Venezuela), Ñ (Buenos Aires), La Gaceta Literaria (Tucumán), entre otras publicaciones. En el 2014 participó en el Encuentro Federal de la Palabra (Tecnópolis) y en el ciclo “Diálogo de provincias”, de la 40º Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. En 2014 ganó la Beca Nacional de Creación otorgada por el Fondo Nacional de las Artes (Argentina). Textos suyos han sido traducidos al inglés, al francés y al portugués. Fue invitado al Brooklyn Book Festival 2015 (Nueva York) y presentó su libro Ciudades escritas en el Consulado Argentino de Nueva York en septiembre de 2015. En el mismo año fue invitado por la Universidad del Turabo al Festival de la Palabra, de Puerto Rico. En 2016 presentó Ciudades escritas en Madrid, Colonia y París.

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