A comienzos del siglo XX proliferó una bibliografía sanmartiniana sustancialmente apologética, destinada no más que a la exaltación de sus victorias militares y a alabar algunas de sus conocidas virtudes personales. Se debe reconocer esto como entonces oportuno, en el período que va desde fines del siglo XIX hasta las primeras décadas del XX, y necesario para contribuir a la construcción de la identidad nacional desde el campo historiográfico. Pero esto excedió el limité de lo necesario cuando Ricardo Rojas llamó a este arquetipo de militar político santo de la espada, elevándolo a la condición de lo etéreo1.
Como contrapartida aparecieron trabajos contestatarios con cuestionamientos que incluyeron desde interpretaciones equívocas hasta difamaciones. Entre estos el médico e importante escritor chileno Benjamín Subercaseaux Zañartu que, además de otras impugnaciones, en su libro Tierra de océano: la epopeya marítima de un pueblo terrestre negó a San Martín algún grado de instrucción y cultura por los errores ortográficos que cometió en su correspondencia2.
Henry Adolphe Gérard que ocupaba la planta baja de su lujosa casa de rentas de Boulogne-sur-Mer, junto con su mujer, sus hijos y una sirvienta, cotidianamente visitaban en el piso superior a su inquilino San Martín para conversar con él de los más diversos temas, en tanto los hijos compartían juegos con sus dos nietas, María Mercedes y Josefa Dominga.
Después de haber vivido en su casa con San Martín y la familia, desde el mes de junio de 1848 hasta el 17 de agosto de 1850, el bibliotecario Gérard dejó en el periódico L´Impartial de Boulogne un testimonio afectuoso sobre este inquilino. Publicado pocos días después del fallecimiento, entre otras muchas ponderaciones dijo: hablaba con igual facilidad el francés, inglés e italiano3. Los apologéticos aun se sirven de lo dicho por Gérard y lo repiten tal cual, sin advertir que el suyo es un texto de periodista4 y si bien no buscó público como bien lo observa Latour de Botas tal vez embelleciera algunas cosas5 en demasía.
Por afecto personal y premura en la preparación, la ofrenda de Gérard exhibe algunos errores, aunque por cierto no le quitan mérito; uno de estos es el referido a los idiomas en los cuales San Martín se expresaba. En realidad él no hablaba con igual facilidad el inglés como lo hacía en su lengua materna y también en francés. Que San Martín pudiera hablar algo y leer con esfuerzo algún breve párrafo en inglés es probable y también que champurreara un poco de italiano.
Con recuerdos y anécdotas contadas tanto por Balcarce como por Mercedes Tomasa, cuando el historiador Vicuña Mackenna les efectuó la acostumbrada visita de pésame, sumó conocimientos que empleó para el estudio sobre revelaciones íntimas de El general San Martín en Europa, trabajo incluido en sus Obras completas6, donde se lee que San Martín podía traducir los libros en inglés, aunque con alguna dificultad.
Si esto hubiese sido así, como afirma Gérard y lo repite con añadido Vicuña Mackenna, cabe preguntarse cuál es la razón para que sus librerías estén conformadas por obras en su mayoría escritas en francés y en proporción muy menor en castellano; muchas de estas obras reunidas fueron escritas originalmente en inglés y sin embargo San Martín optó por leer su traducción al francés.
Uno de los más recordados conductores de la Biblioteca Nacional del Perú, me refiero al historiador Alberto Tauro, en San Martín a través de su Biblioteca analizó para este trabajo no solamente los asientos bibliográficos de aquellos libros escogidos de la donación ofrecida por San Martín, sino la totalidad de los que hizo transportar y algunos otros que compró antes de conducirlos a Chile y luego a Lima.
Entre las obras que el General José de San Martín obsequió a la ciudad de Lima, el 64 por ciento se hallaban impresos en francés; sólo una en latín, dos en inglés, tres en portugués, y las restantes en español.
Los dos libros impresos en inglés a los cuales alude Tauro son uno de temas militares y el otro masónicos: se trata del ejemplar de la tercera edición de Instructions and Regulations for the Formations and Movements of the Cavalry, impreso en Londres en 1799 por War-office; y de Thomas Smith Webb The Freemason’s Monitor or, Illustrations of Masonry, impreso en Boston, por Cushing and Appleton, de este último no se pudo determinar si era la primera edición de 1797 o la de 1808. En cuanto a los libros conservados por San Martín durante su retiro europeo, hasta su fallecimiento, ninguno esta impreso en inglés.
Entre los impresos en francés hay algunos que muestran su interés en el perfeccionamiento de la lengua materna y del bien decir en esta otra, no así del inglés ni del italiano. Pedro Luis Barcia y María Adela Di Bucchianico en la clasificación por materia del contenido total del inventario que San Martín dejó de la librería llevada al Perú traen dos obras sobre lengua: una sobre el arte de escribir en castellano, de Torio de la Riva y Herrero7; la otra es una gramática francesa, la de Pierre Nicolás Chantrreau8.
Muchos más son los diccionarios encontrados en su librería: un tomo con el bilingüe francés castellano de Antonio de Campany y de Montpalau9 y el tomo con el trilingüe francés, castellano y latín de Francisco Sobrino10.
De los específicos para definir conocimientos en castellano: el de Francisco Rozier sobre agricultura, medicina rural y veterinaria11 (en 16 tomos); y de Antonio de Alcedo su diccionario geográfico e histórico de las Indias Occidentales o América es a saber, de los Reinos de Perú, Nueva España, Tierra Firme, Chile y Nuevo Reyno de Granada12 (en 5 tomos).
En francés los otros restantes: uno con mezcla de historia sacra y profana de Louis Moréri13 (en 5 tomos); el de artes y ciencias de Thomas Corneille14 (en 2 tomos); el diccionario de arquitectura civil e hidráulica, con otras actividades relacionadas, de Augustín Charles d’Aviler15 (en 1 tomo); el diccionario de música de Jean Jaques Rousseau16 (en 1 tomo); el diccionario militar de François Alexandre Aubert de La Chesnaye-Desbois17 (en 1 tomo) ; y el curioso diccionario de veletas o Nuestros contemporáneos pintados según ellos mismos: obras en donde son producidos los discursos, las proclamaciones, las canciones, extractos de obras escritas bajo los gobiernos que tuvo lugar en Francia después de veinticinco años,
y las plazas, los favores y títulos que obtuvieron en las diferentes circunstancias los hombres de Estado, gente de cartas, los generales, los artistas, los senadores, los cantantes, los obispos, los prefectos, los periodistas, ministros, etc., etc., etc. /por una sociedad de veletas18 (en 1 tomo).
Para ampliar sus conocimientos todas las enciclopedias sobre distintas materias registradas en el citado cuaderno, conservado en el archivo del Museo Mitre, están escritas en francés, un total de 26 volúmenes
Desde la revista cultural peruana Mar del Sur, esta preferencia así la explica Tauro, en el número dedicado a conmemorar el centenario del fallecimiento de San Martín:
A la disciplina clásica, persistentemente mantenida por la educación humanista, había ligado las formas coetáneas de esta orientación del desarrollo individual, y eso explica la preferencia por la lengua francesa que el Protector revela a través de sus libros. Era aquella la lengua en la cual se hacía posible conocer las mejores observaciones sobre la naturaleza, las más aceptadas doctrinas sobre el carácter de la sociedad y el gobierno de los pueblos, la literatura más ajustada a la sensibilidad de la época. Era la lengua de los filósofos y enciclopedista, de los políticos ilustrados y de los hombres a quienes su concepto de la vida imponía el deber de cultivarse”19.
En cuanto al inglés lo cierto es que el idioma no le era para nada familiar. A esta conclusión se arriba por confesión de parte, aunque, como se ha dicho, pudiera traducir pero sin el análisis preliminar de conjunto, palabra por palabra con el auxilio de un diccionario, empañando el matiz del texto20.
Vinculada estrechamente a la masonería, de la cual recibió la Orden al Mérito, Patricia Pasquali en el libro San Martín en el ostracismo; profecía, silencio y gloria dedicó un capítulo a su retiro bruselense. Entre otras referencias Pasquali recuerda que existía por entonces en Bruselas una sociedad masónica denominada Amis du Commerce, mencionada por él en su correspondencia como lugar de frecuentación habitual21. En esta sociedad solía encontrarse con un mayor inglés para que, entre otros motivos, le tradujera cartas que recibía del general inglés William Miller, como le informa a éste en la enviada el 16 de octubre de 182722.
En esa carta se disculpa San Martín ante Miller por no haber contestado con más anticipación a su apreciable del 8 del pasado [mes de octubre], esperando las dos notas que en la citada suya me dice [que] me remitía. Pero como sus cartas vienen escritas en inglés aquí fueron mis apuros. La letra de Miller al parecer no era bien legible y por serle difícil de entender a su hermano Justo Rufino, que es un malísimo traductor, debió recurrir al auxilio de un tercero, del mayor inglés mencionado por Pasquali.
No solamente se valió de los auxilios del mayor inglés y a veces de su hermano, cuando no había alternativa, para traducir la correspondencia que iba recibiendo recurría al auxilio de su hija Mercedes; y esto no es atribuible a la disminución de su vista, el mal de cataratas comenzó a afectarlo en 1845, con el antecedentes de una iritis en 1842, y la carta a Miller es de 1827.
Obsesionado por su educación, cuando Mercedes aun no contaba con ocho años de edad fue desarraigada de los afectos de sus abuelos maternos y del lugar de su crianza, para ser llevada por su padre a Europa en 1824 e internada en un colegio inglés, del que más tarde pasará a otro hasta completar el ciclo de su formación. Ya en 1827 San Martín le comenta a Tomás Guido que a su hija el inglés y el francés le son tan familiares como el castellano23.
Del latín puede decirse que ni a palos aprendió algo, aunque en su correspondencia solía emplear algunas locuciones en ese idioma. A riesgo de escribir ad honoren con algún error, le dice a Guido:
[…] ha de saber Ud. que el general San Martín ha estudiado dos años la gramática latina y según el antiguo adagio de que la letra con sangre entra tengo bien presente los sendos azotes que me costó la siguiente oración: “el muchacho fue a comprar el trompo” “puer pueris, emo emis, trocus troquéi” El resultado de esta bella máxima y de la sabía educación que se daba en aquellos tiempos (para entre nos, hace 40 años) ello es que yo salí como entré, excepto los consabidos latigazos24.
Últimamente se ha dicho que un impreso incunable sobre quiromancia fue el libro de cabecera de San Martín. Supino error, recogido por un periodista y difundido por las agencias de noticias Telam (Argentina) y Andina (Perú), y publicado en el diario La Prensa (Buenos Aires), en la edición del jueves 5 de febrero del 2013.
Este mal llamado libro de cabecera es el impreso veneciano Opus pulcherrimus chiromantie cum multis additionibus noviter impressus que data de 1499, efectuado en el taller tipográfico de Bernardino Benali. Este libro incunable fue donado por San Martín a la Biblioteca Nacional de Lima, aunque no integró su librería.
San Martín que no fue coleccionista de curiosidades bibliográficas, guardaba los libros que leía o los que utilizaba para consultas, entonces mal podía leer un libro en un idioma que no le entró ni con azotes, como le contó epistolarmente a su amigo Guido; además en este caso para entender su contenido, ahora disponible en Internet, necesariamente se requería estar iniciado en el tema.
En cambio San Martín sí dominaba el francés, lo demuestra a la hora de formar sus librerías; sería inexacto decir que en ella proliferan las obras en ese idioma ya que lo eran en su mayoría. Teodoro Caillet-Bois recuerda que además de hablar en francés corrientemente utilizaba con elegancia giros y modismos en ese idioma25.
En la citada carta a Miller del 16 de octubre de 1827, donde le explica la dificultad para interiorizarse de su contenido por estar escrita en inglés, le pide que:
Si en lo sucesivo Ud. quiere remitirme alguna que otra nota le suplico lo haga bien en español o en francés.
Para Juan Carlos Zuretti que se ocupó de su amor a los libros y al arte, el conocimiento del idioma francés lo comienza en España, cuando cursó cuatro años en el Seminario de Nobles donde estudiaría lo que era común en ese momento: humanidades, mezcladas con matemáticas y dibujo. Es probable, dado el afrancesamiento hispano de la época, que aprendiera allí el francés 26.
En sus últimos días y en medio de los sufrimientos producidos por los males que afectaban a su salud, tempranamente deteriorada, viendo venir la muerte, recuerdan Vicuña Mackenna27 y Pierre André Wimet28 que anticipó a su hija Mercedes Tomasa el desenlace final no en castellano sino con esta metáfora en francés: C´est l´orage qui mène au port! (Es la tempestad que conduce al puerto!).
1 Ricardo Rojas El santo de la espada: vida de San Martín. Buenos Aires, Anaconda, 1933. Rojas anticipó aspectos de este libro en conferencia pronunciada en la Junta de Historia y Numismática el 24 de septiembre de 1932. cfr. Boletín de la Junta de Historia y Numismática Americana (Buenos Aires) t. VIII: 225 y sigs.
2 Benjamín Subercaseaux Zañartu Tierra de océano: la epopeya marítima de un pueblo terrestre. Santiago de Chile, Ercilla, 1940.
3 A. Gérard El General Don José de San Martín. Necrológica. Traducción al castellano publicada por Olga Elena Fernández Latour de Botas en: La ofrenda de Gérard al Libertador San Marín. Buenos Aires, Ferlabó, 2000.
4 Esto ya lo señaló el coronel Raúl Aguirre Molina, cuando en 1948 publicó San Martín amigo de los libros, para él los trabajos sobre San Martín estaban destinados a la exaltación del héroe triunfante, al elogio de sus campañas militares, a la ponderación de sus excelsas virtudes.
5 Olga Elena Fernández Latour de Botas Estructura de la “Nécrologie” de H. A. Gérard. en su: La ofrenda de Gérard al Libertador San Marín. Buenos Aires, Ferlabó, 2000.
6 Benjamín Vicuña Makenna Obras completas. Santiago de Chile, Universidad de Chile, 1939. t.8.
7 Torcuato Torio de la Riva y Herrero Arte de escribir por reglas y con muestras, según la doctrina de los mejores autores antiguos modernos, estrangeros y nacionales, acompañado de unos principios de Aritmética, Gramática y Ortografía Castellana, Urbanidad y varios sistemas para la formación y enseñanza de los principales caracteres que se usan en Europa. Madrid, Imprenta de la viuda de Don Joaquín Ibarra, 1798.
8 Chantreau, Pierre Nicolás Arte de hablar bien francés, ó Gramática completa. Dividida en tres partes…Madrid, Antonio de Sancha, 1786.
9 Antonio de Campany y de Montpalau. Nuevo diccionario francés-español, en este van enmendados, corregidos, mejorados y enriquecidos considerablemente los de Gattel, y Cormon. Madrid. 1802
10 Francisco Sobrino Nouveau dictionaire de Sobrino, français, espagnol et latin. Amberes, Frères de Tournes, 1769.
11 Francisco Rozier Curso Completo o Diccionario Universal de Agricultura teórica, práctica, económica, y de medicina rural y veterinaria. Madrid. Imprenta Real, 1797. 16 tomos.
12 Antonio de Alcedo Diccionario geográfico-histórico de las Indias Occidentales o América es a saber, de los Reinos de Perú, Nueva España, Tierra Firme, Chile y Nuevo Reyno de Granada. Madrid, Imprenta de Benito Cano, 1786. 5 v.
13 Louis Moréri Le grand dictionaire historique, ou Le mélange curieux de l’histoire sacrée et profane. Basle. Jean Brandmuller, 1731. 6 v. Otras ediciones: 1732, 1753, 1745.
14 Thomas Corneille Le dictionnarie des Arts et de Sciences. París, J. P. Coignard, 1694. 2 v.
15 Augustín Charles d’Aviler Dictionnaire d’architecture civile et hydraulique, et des arts qui en dépendent: comme la maçonnerie, la charpenterie, la menuiserie, la serrurerie, le jardinage, et la construction des ponts et chaussées, des ecluses, et de tous les ouvrages hydrauliques… París, Charles Antoine Jombert, 1755.
16 Jean Jaques Rousseau Dictionnaire de musique. París, Libraire Chez La Veuve Duchesne, 1768.
17 François-Alexandre Aubert de La Chesnaye-Desbois Dictionnaire militaire: ou, Recueil alphabétique de tous les termes propres à l’art de la guerre, sur ce qui regarde la tactique, le génie, l’artillerie, la substance, la discipline des troupes et la marine… Dresde, G. C. Walther, 1751. 2 v.
18 Dictionnaire des girouettes, ou Nos contemporains peints d’après eux-mêmes; ouvrage dans lequel sont rapportés les discours, proclamations, chansons, extraits d’ouvrages écrits sous les gouvernements qui ont eu lieu en France depuis vingt-cinq ans; et les places, faveurs et titres qu’ont obtenus dans les différentes circonstances les hommes d’Etat, gens de lettres, généraux, artistes, sénateurs, chansonniers, évêques, préfets, journalistes, ministres, etc. etc. etc. ; par une Société de girouettes. París, Alexis Eymery, 1815.
19 Alberto Tauro San Martín a través de su Biblioteca. en: Mar del Sur (Lima) a. 2 nº 12; 82.
20 La traducción literal sin interpretar el idioma y usando tan solo un diccionario, fue lo endilgado por Borges a Francisco Soto y Calvo de cuyos trabajos dijo que resultaron desopilantes. cfr. Adolfo Bioy Casares Borges. Edición al cuidado de Daniel Martino. Barcelona, Destino, 2006: 1349.
21 Patricia Pasquali en el libro San Martín en el ostracismo; profecía, silencio y gloria
22 Argentina. Museo Histórico Nacional San Martín. Su correspondencia 1823-1949. 3ra. ed. Madrid, Bailly- Bailliere, 1911: 78.
23 Carta a Tomás Guido del 6 de enero de 1827. en: Instituto Nacional Sanmartiniano Documentos para la historia del Libertador General San Martín. Buenos Aires, 2012. t. XX, 1º de la Segunda serie: 97.
24 Carta enviada desde Bruselas a Tomás Guido el 9 de diciembre de 1829. en: Instituto Nacional Sanmartiniano Documentos para la historia del Libertador General San Martín. Buenos Aires, 2012. t. XX, 1º de la Segunda serie.
25 Teodoro Caillet-Bois San Martín y la Biblioteca de Lima. Buenos Aires, Instituto de Cultura Joaquín V. González, 1944: 36.
26 Juan Carlos Zuretti El general San Martín y la cultura. Ensayo conmemorativo. Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras.Instituto de Didáctica “San José de Calasanz”, 1950: 102.
27 Benjamín Vicuña Mackenna El General San Martín en Europa. (Revelaciones íntimas). Prefacio de Evaristo San Cristobal. Lima, Compañía de Impresiones y Publicidad, 1942.
28 Pierre André Wimet San Martín séjour et mort a Boulogne sur Mer 1848 – 1850. Boulogne sur Mer, Musée du Libertador, 1980.