Gastón Intelisano arma sus novelas poniendo el eje en la investigación forense. Mediante un relato sostenido, y enganchado, se mantiene y fortalece un vínculo que conforma el dúo elegido.
Esa pareja despareja que integran, en Modus Operandi y en Epicrisis, un joven criminalista, perito forense, y un maduro inspector de Homicidios, permite entre otras cosas penetrar la oscuridad, que propone el género policial, cruzando rayos de luz en no pocas páginas de vida. En Modus Operandi, nos encontramos con un crimen, y otro, y siguen las escenas. Presentimos violencia, tortura y sangre. Reconocemos cuerpos quietos que se quedaron sin tiempo y, así, se empieza a perseguir las huellas, a buscar los rastros.
Vemos después la ropa como cáscaras vacías en bolsas de papel madera, con número de caso, fecha y hora. Sumamos evidencias, conexiones y sospechas. Mientras unos informan, otros investigan y alguien se mueve en una camioneta verde. Alguien va frotando heridas de un pasado que reparte muerte. Y alguien que eligió meterse en ese mundo extraño de homicidios, desde otro lugar, va haciéndose parte para siempre. En esta primera novela, la trama esconde una venganza postergada, hasta que una verdad, tapada con los años, se asoma con demora y cierra el caso. En Epicrisis, la muerte pasa por otro lado. La investigación se encamina detrás de pistas falsas que construyen, intencionalmente, un relato que queda armado como anillo al dedo, el dedo de la mano que empuñó ese filo que cortó los cuellos. En esta segunda novela, la escalada criminal encuentra otro móvil. Al ponerse en riesgo el reconocimiento social, el prestigio profesional y, sobre todo, las bondades económicas que se presentan por añadidura, aparece la inseguridad que ataca las cabezas. Un policial con dimensiones y matices; presencias y presagios. Entre líneas, se filtran las metas de la vida enredadas entre mitos de la muerte.
Hace un par de años publicaste Modus Operandi, tu primera novela y, de hecho, hoy puede verse como un punto de partida por que en Epicrisis, el protagonista vuelve a ser el mismo, Santiago Soler. ¿La idea sería consagrar un personaje mediante una serie de novelas policiales, que lo mantengan vigente en su protagonismo? ¿éste sería el proyecto en ejecución?
Cuando escribí Modus Operandi (Entre los años 2003 y 2005) no tenía la idea de una saga de novelas protagonizadas por el mismo personaje sino el deseo de publicar, y de que se conociera mi novela. Cuando mi primera novela finalmente vio la luz y empezó a tener buenas críticas y una respuesta cariñosa con los personajes, fue entonces cuando pensé que tenía que volver a “juntarme” con ellos. Traerlos de vuelta. Sí me lo preguntás hoy, después de dos novelas publicadas, la respuesta es un SI rotundo. Nos seguiremos encontrando con Santiago Soler y sus compañeros de trabajo, familia y amigos.
¿Hay un componente autobiográfico en tus novelas?
Me parece imposible que en una primera novela (y escrita en primera persona) no se filtre algo personal y hasta autobiográfico. Compartimos varias características con Santiago y también, muchas diferencias que elegí para alejarme del personaje y para que cobre vida propia, en lugar de ser una proyección de mi persona.
El aporte de información científica y técnica que incluís en las novelas representa, obviamente, un valor agregado. ¿Cómo surge la idea de ofrecer, didácticamente, un conocimiento específico mediante el avance en la trama de un policial?
La información científica y técnica que aparece en mis novelas, obedece únicamente a clarificar los métodos que se utilizan en la investigación de un crimen. Muchos datos merecen una explicación, porque sin ella, el público no especializado (que es la gran mayoría) se estaría perdiendo algo y la intención con mis novelas, además de entretener, siempre fue hacer accesibles las ciencias forenses al público. Y es algo que los lectores destacan y agradecen.
La descripción pormenorizada, tanto de los hechos como de las circunstancias, hace de tus novelas un verdadero culto al “detalle”. ¿Qué podés decir con relación a este aspecto?
Creo fervientemente que la novela policial, más que cualquier otro género, debe ser descriptiva. Uno como autor debe poner al lector en el mismo lugar en el que está: ¿Es de noche?, ¿Hace frío? ¿Las paredes están descascaradas? Pienso que cuanto más detalle se describa en una escena, más real será para el lector. Para poder transmitir todo ese abanico de sensaciones que viven los personajes, me gusta estar donde ellos estuvieron. En Epicrisis por ejemplo, hay un capitulo completo que se desarrolla en Ciudad Universitaria. Cuando decidí que ese sería el escenario, me tomé toda una mañana para recorrerla por completo, anotador y cámara de fotos en mano.
Conocimiento específico, por un lado, y apelación al detalle, por otr . Ahora agrego otro ingrediente fundamental: el lenguaje. La pregunta sería, ¿cómo vas tejiendo la trama?
Respuesta: En mi caso, la trama se va tejiendo sola. Suelo comenzar una novela con una idea, un punto de origen, cada dato me va llevando a otro, y a otro y a otro. Pienso: Si asesinaran a alguien de tal forma, ¿Cómo se investigaría? Y así empiezo la investigación de esa pista, que me lleva a consultar a otro profesional…Se podría decir que voy investigando el caso a la par de Santiago Soler y su equipo.
En tu primera novela, el tema termina siendo la venganza, la idea de hacer justicia por mano propia como una suerte de “hacerse cargo”. En la segunda, los crímenes responden al miedo de perderlo todo. ¿Hay estadísticas que arrojen resultados sobre los homicidios en razón del móvil?
Nuestro país no se caracteriza por las estadísticas. Existen estadísticas sobre causas de muerte, mecanismos de muerte, pero no estoy seguro de que existan las que se ocupen de los móviles. Si existen, las desconozco. La criminalística se ocupa del Qué, del Cómo, Cuándo, Dónde y Quién, pero no del “por qué”. Este último interrogante queda dentro de la esfera de la psicología.
¿Es frecuente que un crimen se esclarezca por llamados telefónicos hechos por personas que aportan datos precisos?
Sí, es frecuente. Sin ir más lejos, en estos días se detuvo a una mujer que había asesinado a su vecina tras una discusión, por el dato de una persona que la reconoció y llamó al 911. Por lo general no hay otro interés particular más que el de ayudar a la justicia, pero no faltan los que aportan datos falsos con el único fin de cobrar una recompensa.
En Epicrisis, una pista falsa desorientó la investigación, dejando bajo sospecha a personas ajenas a los homicidios que se investigaban. En su caso, por tratarse de gente vinculada al poder político, se ordenó la inmediata liberación de esos detenidos. ¿En un caso real, de no haber existido ese tipo de contactos, qué pensás que hubiera sucedido con el manto de sospecha que tejió el periodista?
Como en cualquier caso, se hubiese investigado a fondo a los sospechosos. De no encontrar nada que los relacionara con el crimen o que probara que estaban involucrados, se los habría dejado en libertad. Y el manto de sospecha tejido por el periodista quedaría desmantelado por falta de pruebas.
En el revés de la trama subyace la condición humana; me interesa tu opinión al respecto, haciendo pasar al frente a un par de personajes de tus novelas, a los que vos elijas. ¿Puede ser?
Como en toda historia, hay un trasfondo humano. En mis novelas hay asesinatos, autopsias, armas de fuego y homicidas de comportamiento sistemático (Ya no se los llama “Asesinos en serie), pero son un marco para otras historias. Los protagonistas son personas que además de tener un trabajo de riesgo y que los pone cara a cara con la violencia y la muerte, tienen vidas propias, afectos, miedos y sueños.
*Santiago Soler, el protagonista, es un joven profesional que cree firmemente en la justicia y en la verdad. Está completamente involucrado con su trabajo y esto hace que su vida personal no se desarrolle por completo. Se encuentra confundido por un antiguo amor que ha regresado y por una perdida cercana y reciente en su vida.
*Andrés Battaglia: Es un Inspector de Policía con muchos años de servicio, bien parecido, honesto, educado y viudo. La pérdida de su esposa (víctima de un cáncer de mama) hizo cambiar sus prioridades y dedicarse completamente a su trabajo. Ha forjado una gran amistad con Santiago (al que quiere como a un hijo) y comparten metas e ideales. Han vivido situaciones de peligro y dolor que afianzaron su amistad.
*Andrea DeMarco: Es una médica forense con un pasado doloroso y que vuelve una y otra vez, para lastimarla. Siente un profundo respeto por el Inspector Battaglia y fue la primera persona que conoció Santiago a su llegada a Mar del Plata, cuando sus nuevos compañeros no lo querían y todos estaban en su contra. Es una mujer cálida e inteligente, con décadas de experiencia en su campo, lo que le ha dado un lugar privilegiado entre sus colegas.
Como podemos ver, los tres personajes principales están marcados por el dolor, la perdida y su compromiso con la verdad y la justicia.
¿Las metas de la vida?
Amar. Escribir. Trascender. Aprender. Conocer. Transmitir.
¿Los mitos de la muerte?
Ya no quedan muchos mitos en pie. La ciencia y la tecnología los han derribado con el correr de los años…Uno de los mitos más comunes es el que indica que la persona conserva la última expresión que tuvo antes de morir. Una falacia. Sí es cierto que conservan la posición en la que estaban a la hora de morir. Por ejemplo: Si una persona muere sentada, y pasa el tiempo suficiente como para que el “Rigor Mortis” o rigidez se instale, será imposible estirarle las piernas y acostarlo. Conservará esa rígida posición hasta que el efecto, que dura varias horas, desaparezca.
¿Cuándo verá la luz tu próxima novela?
Estoy en la etapa de investigación de mi próxima novela. Y calculo que se publicará para mediados de 2014. Mientras tanto habrá una reedición de Modus Operandi, para principios del año próximo, formando parte de una colección de nuevos policiales. Y por ahora, pueden disfrutar de mi última novela Epicrisis.
Por Luis Adrián Vives