POR QUÉ ES IMPORTANTE LA MÚSICA.
David Hesmondhalgh, en este libro declara que el objetivo fundamental de su trabajo ha sido “construir una defensa crítica de la música, una defensa que pudiera contribuir a combatir el modo en que ha sido desestimado, trivializado y tergiversado el valor de la música”. Bajo esta idea inicial, la estructura del libro se abre en abanico para reflexionar sobre bases ciertas en lo que hace a la música en su relación con experiencias afectivas, con lo más íntimo, con el amor y el sexo, reconociendo que la música enriquece las vidas emocionales y éticas de los individuos. Por otra parte, el autor se detiene a poner el acento en aquello que se presenta como la capacidad de la música en su función de favorecer experiencias emocionales de sociabilidad. El libro pone de manifiesto otro alcance de la música, mediante su relación con ideas que encuentran eje en la cuestión de la “comunalidad mediada” en las sociedades modernas”. Siendo estos enunciados, en principio y a grandes rasgos, los temas de análisis, volvamos al título interrogante que nos invita a transitar, con creciente interés, estas 280 páginas y hagamos nuestras algunas palabras de su autor para poder transmitir, con mayor claridad, la idea original de una obra destinada a certificar que la música tiene distintas maneras de contribuir al bienestar del ser humano, más allá de las restricciones que pesan sobre ella. Es así que importa reconocer el rol que cumple en el individuo, más allá de los aspectos colectivos y sociales. Veamos qué representa y cuánto importa su función de fortalecer la conciencia de continuidad y desarrollo de la vida, tal como se expresa en estas páginas. Se trata de una capacidad asociada a la memoria. Si hablamos de las maneras de recordar, el autor reconoce la cognitiva, la emocional y la corporal-sensorial. Ello se relaciona, entonces, con la facultad de la música de imprimirse en la mente y, en cierta forma de atravesarnos. Resulta innegable su cualidad evocadora. Entramos así en los pasados musicales, en la melancolía y reconocemos el aspecto positivo, sin desconocer el lado negativo. Son todos temas tratados en profundidad: La música y sus motivaciones; los géneros y las prácticas más sobresalientes; aquellas experiencias consideradas desapasionadas, distantes, las contemplativas y las corporalmente comprometidas. Resonancias y significados; los estados de ánimo y los peligros de proyección; los valores musicales mal interpretados.
“La educación cultural podría enriquecer la vida de las personas. La enseñanza sensible de las convenciones y los discursos puede ayudarnos a comprender de manera más realista qué tipo de experiencias y de emociones están codificadas en la música” (D.H.)
Pensar y sentir; “sintonizar” con la música-cuerpo y mente-. “La música puede elevar nuestra comprensión de cómo pueden pensar y sentir los demás. Puede hacerlo porque codifica emociones humanas en sonidos que pueden ser transmitidos y transportados a través del tiempo y del espacio y porque la comprensión de estos sonidos no está limitada por la necesidad de aprender lenguajes verbales (lo que la hace más fácil de transmitir que los relatos y poemas).” Seguimos pasando revista a tantos temas abordados por Hesmondhalgh.
Las experiencias compartidas. La elevación de nuestro sentido de sociabilidad y comunidad por intermedio de la música. La música y las cuestiones sexuales; una cultura adolescente enmarcada en la historia de la sexualidad. La ideología del amor sentimental y la reivindicación del placer sexual. La sexología y el psicoanálisis. El matrimonio y el goce sexual en la cultura pop por un lado y, por otro, el Jazz, el rock, el folk, en tiempos de la posguerra; un cuestionamiento a los valores del pop que pasan a ser considerados superficiales y emergentes de un sentimentalismo enmarcado en lo que algunos denuncia como “ideología hueca”.
La contracultura del rock. Las dos ideologías distintas del amor sexual –el rock y el pop-.
Las transformaciones experimentadas en la sociedad occidental del siglo XX; la “glorificación del sexo” frente a la fidelidad y la confianza.
La sexualidad como fuerza liberadora.
El pensamiento bohemio.
Las creencias románticas y la pasión erótica. Sexo, drogas y rock and roll.
Freud y los peligros de la represión. La masculinidad y la androginia de determinados géneros musicales. Los modelos binarios; el dandismo; la bisexualidad; el narcisismo.
La música y las desigualdades. Los aspectos democratizantes que se advierten en la forma asumida por la contracultura en su interpelación e intervención sobre política sexual desde la música. Las desigualdades de género -entre varones y mujeres-.
La cultura punk y postpunk. La crítica feminista y la misoginia.
El rock alternativo; el pop electrónico. La política sexual progresista del movimiento indie y el hedonismo de la cultura rave.
El metal; la fantasía andrógina y una respuesta a las contradicciones legadas a los fanáticos.
El heavy metal y las identidades sexuales. La sexualidad en la música pop del siglo XXI.
La representación del sexo; la provocación del deseo sexual; la capacidad de generar preocupación.
La cultura musical y lo visual; la interpretación musical y la sexualización de la música.
El hip hop y el nihilismo. Misoginia en el rap y en el rock blanco. La representación de la masculinidad negra en el rap contemporáneo.
La sociabilidad musical; la música, la libertad individual y la “comunidad”.
Las formas neoliberales de pensamiento y el “bien común”. Expresión individual y colectiva.
La música y su capacidad de fomentar lazos comunitarios.
La inteligencia emocional y la sensibilidad; el talento, la especialización y la pericia.
El florecimiento musical y la desigualdad de clase. Tendencias y correspondencias.
Mercancías musicales; la circulación global; la referencia local. La importancia del lugar; su invocación. La sensación de origen incorporada en cada imagen que se tiene de los intérpretes. La mitología de la música, en gran parte, se relaciona con los lugares enmarcados en determinadas épocas, sin perjuicio de poder llegar a constituir, el mito, una base insuficiente para la “vitalidad musical genuina”.
El valor de la experiencia estética; la “conservación estética”. Las subjetividades; los símbolos y la belleza. Imágenes, historias y sonidos creados en milenios. El arte entendido como fenómeno ambivalente; la música en el centro del debate.
Los imperativos comerciales del capitalismo; la sociedad burguesa y su redención.
El comercio y la creatividad. La tradición estética poskantiana.
Las industrias culturales; las corporaciones nacionales e internacionales y el “capital cultural”. El consumo musical de las sociedades modernas. Una dimensión intersubjetiva. La proyección, las identificaciones imaginarias y las simplificaciones nocivas.
La medida en que la desigualdad de clase destruye la cultura y las artes.
El populismo posmoderno; los gustos musicales y las prácticas discriminantes.
Los juicios “elitistas”.
Las barreras sociales y las comunicacionales. La identidad colectiva y el proceso de identificación musical.
“La cultura musical (dice el autor) desarrolla valores e identidades que sustentan el ideal de la buena convivencia y esto puede contribuir también de maneras decisivas a la vida política. En numerosos lugares y numerosos momentos de la modernidad ha quedado demostrado que la música es una valiosa fuerza de vinculación a través de la diferencia social. En ocasiones ha sido la base de un cosmopolitismo inspirador y profundamente sentido…”
Este libro abre una pregunta, encierra una advertencia y, al mismo tiempo, da más de una respuesta. Un excelente trabajo de investigación y análisis.
Por Qué Es Importante la mùsica
David Hesmondhalgh
Paidós Entornos
Traducción: Alcira Bixio
280 páginas