Iréne es la primera novela de la serie protagonizada por el comandante Camille Verhoeven, a la cual siguen «Alex», «Rosy & John» y «Camille», escrita por el francés Pierre Lemaitre, ganador de diversos premios, tanto nacionales como internacionales.
Un asesinato salvaje -demasiado gore, como no puede ser de otra forma en los tiempos actuales de la novela negra- es el punto de partida de la novela. Dos chicas a las que agujerearon, trozaron y las pusieron de guirnaldas contra una pared.
El caso queda a cargo de Camille Verhoeven, cuyo metro cuarenta y cinco se ve compensando por el tamaño de su boca y su deseo de justicia.
Demasiado deseo de justicia.
Otra forma de decir adicto al trabajo.
Demasiado adicto al trabajo.
Una novela de investigación donde todos los clichés -o huesos fundamentales- se encuentran. La fuga interna de información, el periodista metiche, los superiores cabreados con -la incompetencia, la voluntad propia, o lo que sea- del protagonista. El diálogo entre cazador y presa.
Una huella, que hace de firma del asesino, une el caso actual con uno que lleva su tiempo juntando polvo. Brutal también.
Verhoeven se da cuenta que ese crimen es un calco de uno detallada en la novela «La Dalia Negra» de James Ellroy.
Cuchillada por cuchillada. Dato por dato.
Escarbando un poco más descubre que su caso actual es una «remake» de uno de la novela American Psycho, de Bret Easton Ellis.
Y ahí empieza otro tipo de investigación, una que se desenvuelve más en librerías que en las calles.
La narración se convierte en una mamushka de homenajes.
Desde al autor, y desde al asesino -llamado por la prensa El novelista- a los escritores de género negro.
Ya no se cita crímenes medievales, la violencia de hoy día come a clásicos y piedras fundamentales que fueron, a su vez, los homenajeados anteriormente.
Betty Short. La Dalia Negra. Ellroy. American Psycho. Bret Easton Ellis. Roseanna. Maj Sjöwall & Per Wahlöö.
El siglo XX que se come a todos los otros siglos.
Y por un lado, Camille Verhoeven, en el medio de toda esa historia. Un detective que puede acordarse datos y datos, pero necesita un asistente que le recuerde comprar flores a Irène, la mujer que está a punto de hacerlo padre. Una panza que crece de la misma manera que la distancia entre ellos.
Y por el otro, un asesino que usa las historias de las demás para hacer la suya.
Y que guarda un papel especial para Camille Verhoeven, en una segunda parte, notablemente superior a la primera, con un acto final de los que dejan su huella.
De las misma manera que un asesino que firma su obra.
Irène
Pierre Lemaitre
Traductor: Juan Carlos Durán Romero.
Editorial Alfaguara.
400 páginas.
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