Por lo general, es recomendable desconfiar de las modas. Si de buenas a primeras comienza a hablarse en simultáneo y por muy diversas fuentes del mismo autor, lo más probable es que el mencionado posea mucho más talento para las relaciones públicas que para la escritura.
Desde hace al menos un par de años, el norteamericano Brian K. Vaughan está de moda. Ex guionista de cine y televisión, en el ámbito de la historieta se destacó por omitir en forma casi absoluta los abundantes cuadros de texto (de los que suelen abusar los guionistas acomplejados de no poseer el mismo prestigio que los escritores de prosa), transformando sus historietas casi en una película (o, para ser más precisos, en un storyboard con globos de diálogo), más contundentes. Pero enseguida se destacó, también, por su imaginación frondosa y su inteligencia desmedida. En las historietas de Vaughan hay siempre, de soslayo, ganas de decir algo más que la linealidad que se está narrando.
Formado en Marvel y DC Comics, Vaughan mostró la totalidad de su potencial abrumador cuando desembarcó en Image Comics con Saga, un proyecto absolutamente personal imposible de clasificar (¿space opera? ¿realismo mágico? ¿fantasía heroica?), de una perfección apabullante y que lo convirtió, sí, en autor de moda. Cualquiera podría haber pensado que Vaughan se iba a contentar con el (mucho) dinero que gana con Saga, que se achancharía, pero el autor duplicó la apuesta. Inauguró la página web Panel Syndicate, en la que publicar historietas que se pueden descargar a cambio de un aporte económico voluntario del lector (y ese aporte puede ser, si el lector lo considera, cero). Una forma de explorar el rumbo indefectible que tomará la literatura: apoyada en el desarrollo tecnológico y comunicacional, cada vez más los autores establecerán lazos directos con sus lectores, sin mediación de editoriales.
The Private Eye, compilada en papel por Image Comics (es decir, editada en cooperativa con los autores), es la primera historieta publicada en Panel Syndicate. En una trama de ciencia ficción por demás inteligente, un detective privado debe investigar el asesinato de una mujer. Con esa consigna obvia, lo que hace Vaughan es preguntarse cómo podría ser el futuro y, sobre todo, inquirir al lector acerca de cómo es el presente. En esa sociedad distópica internet ya no existe, todas las personas poseen legalmente segundas y terceras identidades secretas, el rol de la policía lo reemplaza el periodismo, por nombrar solo alguna de las características de un mundo exquisito de leer y que permite comprobar que, a veces, en muy pocos casos, las modas se basan en aciertos saludables.
The Private Eye
Guión: Brian K. Vaughan
Dibujo: Marcos Martin
Editorial: Image Comics
300 páginas