Muchos de nosotros nacimos con el mito de Bob Dylan ya instalado. ¿Por qué se endiosaba a este señor de voz rasposa y cantar desafinado? Más pronto que tarde nos dimos cuenta de que sus temas, cuando no eran interpretados por él mismo, eran verdaderas obras maestras. Seguido a eso nos esforzamos para entrenar el oído. En algún punto todos comenzamos a disfrutarlo. Sabíamos que en varias universidades prestigiosas daban las letras del viejo Bob en sus cursos de poesía norteamericana, cosa tolerable y hasta simpática para el temperamento de la clase media progresista, pero cuando en 2016 le dieron el Nobel de literatura sobraron escritores para poner el grito en el cielo. ¿Qué es lo que pone a este señor por encima de las nuevas grandes voces de la literatura? Ediciones Malpaso viene a cubrir esa incógnita con un hermoso volumen bilingüe de lujo que contiene la totalidad de las letras con las que el tío Bob ha robado los corazones de varias generaciones en todo el planeta. Bob Dylan es un poeta y su obra es un fragmento importante en la historia de las artes del siglo XX.

SEÑOR DEL PANDERO

 

¡Eh, señor del pandero, tócame una canción!

No tengo sueño ni sitio adonde ir

¡Eh, señor del pandero, tócame una canción!

Con el tintineo de la mañana seguiré tus pasos

 

Sé que el imperio de la noche ha vuelto a ser arena

Se desvaneció entre mis dedos

Me dejó aquí a ciegas, pero todavía despierto

Mi cansancio me maravilla, mis pies están marcados

No hay nadie a quien ver

Y la vieja calle vacía está demasiado muerta para soñar

 

¡Eh, señor del pandero, tócame una canción!

No tengo sueño ni sitio adonde ir

¡Eh, señor del pandero, tócame una canción!

Con el tintineo de la mañana seguiré tus pasos

 

Llévame a viajar en el torbellino de tu nave mágica

Me arrebataron los sentidos, tengo las manos agarrotadas

Y los dedos de los pies yertos para el camino

Hasta que los tacones de mis botas emprendan la marcha

Puedo ir donde sea, estoy dispuesto a esfumarme

En mi propio desfile, arroja sobre mí el hechizo de tu danza

Yo prometo someterme

 

¡Eh, señor del pandero, tócame una canción!

No tengo sueño ni sitio adonde ir

¡Eh, señor del pandero, tócame una canción!

Con el tintineo de la mañana seguiré tus pasos

 

Aunque oigas una risa, un remolino, un frenético vaivén cruzando el sol

Eso no va por nadie, es sólo una huida a escape

Y salvo el cielo no hay vallas que saltar

Y si un carrete de rimas deja vagas señales brincando

Al ritmo de tu pandero, es sólo un payaso harapiento

Que va detrás, yo no le prestaría atención

Tú sólo ves la sombra de lo que él persigue

 

¡Eh, señor del pandero, tócame una canción!

No tengo sueño ni sitio adonde ir

¡Eh, señor del pandero, tócame una canción!

Con el tintineo de la mañana seguiré tus pasos

 

Llévame oculto entre las vaporosas volutas de mi mente

Por las brumosas ruinas del tiempo, más allá de las hojas heladas

De los árboles que tiemblan hechizados, hasta la playa ventosa

Lejos de la pena loca que se retuerce para darme caza

Sí, danzar bajo el cielo diamantino y saludar con una mano libre

Perfilado por el mar, cercado por las arenas del circo

Con toda memoria y todo destino hundidos bajo las olas

Deja que olvide el hoy hasta mañana

 

¡Eh, señor del pandero, tócame una canción!

No tengo sueño ni sitio adonde ir

¡Eh, señor del pandero, tócame una canción!

Con el tintineo de la mañana seguiré tus pasos

 

 

 

COMO UN CANTO QUE RUEDA

 

Hubo un tiempo en que ibas muy trajeada

En la flor de la vida arrojabas moneditas a los mendigos, ¿recuerdas?

La gente te avisaba: “ojo, niña, vas a acabar mal”

Tú pensabas que bromeaban

Y te reías

De todo bicho viviente

Ahora ya has bajado el tono

No pareces tan orgullosa

De tener que rebuscar tu próxima comida

 

¿Qué se siente

Qué se siente

Vagando sin hogar

Por todos ignoradas

Como un canto que rueda?

 

Sí, doña Soledad, que fuiste al mejor colegio

Pero no nos engañemos te pasabas el día mamada

Y nadie te enseñó a vivir en la calle

Y ahora te toca acostumbrarte a eso

Dijiste que jamás transigirías

Con el vagabundo misterioso, pero ahora entiendes

Que él no vende coartadas

Mientras contemplas el vacío de sus ojos

Y le preguntas si quiere hacer un trato

 

¿Qué se siente

Qué se siente

A solas en la vida

Sin hogar en tu destino

Por todos ignorada

Como un canto que rueda?

 

Nunca te volviste a ver el ceño de malabaristas y payasos

Cuando acudían a hacerte sus números

Jamás comprendiste que no conviene

Dejar que otros vivan en tu piel sus emociones

Montabas el caballo cromado con ese diplomático

Que llevaba un gato siamés al hombro

Debió de ser muy duro descubrir

Que no era tan estupendo

Cuando te sopló todo lo que tenías

 

¿Qué se siente

Qué se siente

A solas en la vida

Sin hogar en tu destino

Por todos ignorada

Como un canto que rueda?

 

Princesa en el campanario y toda esa gente guapa

Que bebe convencida de tu éxito

E intercambia preciosos obsequios

Pero más vale que te quites y empeñes el anillo de diamantes

Te hacia mucha gracia

Aquel Napoleón andrajoso y cómo se expresaba

Ve ahora con él, te llama y no puedes rechazarlo

Cuando no tienes nada, nada tienes que perder

Ya eres invisible, no tienes secretos que ocultar

 

¿Qué se siente

Qué se siente

A solas en la vida

Sin hogar en tu destino

Por todos ignorada

Como un canto que rueda?

 

 

VISIONES DE JOHANNA

 

¿No es propio de la noche jugar con malas artes cuando buscas la calma?

Estamos varados, aunque nos esforcemos por negarlo

Y Louise te tienta a desafiar el puñado de lluvia que sostiene

Las luces parpadean en el loft de enfrente

En esta habitación tosen los radiadores

La emisora de country suena mansamente

Pero no hay nada, de veras nada que apagar

Sólo Louise y su amante entrelazados

Y estas visiones de Johanna que asedian mi mente

 

En el solar donde las damas juegan a la gallina ciega con el llavero

Y las mujeres de la noche murmuran sobre escapadas en la línea D

Podemos oír al sereno encender su linterna,

Se pregunta si es él o son ellas las locas

Louise está bien, está cerca

Es delicada y se parece al espejo

Pero deja concisamente claro que Johanna no está aquí

El fantasma de la electricidad aúlla en los huesos de su rostro

Donde estas visiones de Johanna ya ocupan mi lugar

 

El crío extraviado se toma a sí mismo muy en serio

Se jacta de su desgracia, le gusta vivir al límite

Y cuando cita el nombre de ella

narra un beso de adiós para mí

hace falta descaro para ser tan inútil

cuchichear con el muro cuando estoy en la entrada

¿Cómo lo explico?

Oh, es tan difícil seguir

Y estas visiones de Johanna me desvelan hasta el alma

 

Dentro de los museos, el infinito va a juicio

Unas voces repiten que a la postre así a de ser la salvación

Pero Monalisa debía tener nostalgia de carretera

Se ve por la forma en que sonríe

Mira cómo se congela ese alhelí primitivo

Cuando estornudan las mujeres de rostro gelatinoso

Escucha la bigotuda decir “Jesús,

No encuentro mis rodillas”

 

¡Oh! Joyas y anteojos cuelgan de la cabeza de la mula

Pero estas visiones de Johanna hacen que todo parezca cruel

 

El buhonero le habla a la condesa que finge preocuparse

Diciendo: “Nombra a alguien que no sea un parasito y saldré a rezar por él”

Pero como Louise suele decir

“no te enteras de nada, ¿verdad?”

Y ella misma se prepara para él

Y la virgen sigue sin aparecer

Vemos que la jaula vacía se oxida

Donde su capa escénica ondeaba

El violinista se pone en camino

Da fe de que se devolvió lo debido

Detrás del camión que carga pescado

Mientras mi conciencia estalla

Las armónicas suenan en claves maestras y lluvia

Y estas visiones de Johanna son lo único que queda

LLAMANDO A LAS PUERTAS DEL CIELO

 

Mujer, quítame esta insignia

Ya no me sirve de nada

Hay demasiada oscuridad para mis ojos

Creo que estoy llamando a las puertas del cielo

 

Llamando, llamando a las puertas del cielo

Llamando, llamando a las puertas del cielo

Llamando, llamando a las puertas del cielo

Llamando, llamando a las puertas del cielo

 

Mujer, entierra mis pistolas

Ya no puedo disparar más

Sobre de mí desciende la gran nube negra

Creo que estoy llamando a las puertas del cielo

 

Llamando, llamando a las puertas del cielo

Llamando, llamando a las puertas del cielo

Llamando, llamando a las puertas del cielo

Llamando, llamando a las puertas del cielo

 

Mamá, quítame la sangre de la cara

Estoy harto de la guerra

Me siento mal y no sé por qué

Siento que estoy llamando a las puertas del cielo

Mamá, quítame la sangre de la cara

Ya no puedo ver a través de ella

Necesito alguien con quien hablar y no tengo escondrijo

Único desde la lejana orilla de Dios

Me siento llamar desde el alma

Siento que llamo a las puertas del cielo

 

Llamando, llamando a las puertas del cielo

Llamando, llamando a las puertas del cielo

Llamando, llamando a las puertas del cielo

Llamando, llamando a las puertas del cielo

 

HOMBRE MUERTO, HOMBRE MUERTO

 

Pronuncias palabras ociosas desde una mente depravada

Te aferras a promesas extrañas, muerte en la parra

Nunca has sido capaz de separar lo bueno de lo malo

No puedo soportarlo, no puedo soportarlo

Me estoy poniendo muy triste

 

Hombre muerto, hombre muerto

¿Cuándo te alzarás?

Telarañas en tu mente

Polvo sobre tus ojos

 

Satán te ha agarrado por los talones, hay un nido en tu pelo

¿Tienes alguna fe? ¿Tienes algún amor que compartir?

La manera como yergues la cabeza imprecando a Dios con cada gesto

No puedo soportarlo, no puedo soportarlo

¿Qué intentas probar?

 

Hombre muerto, hombre muerto

¿Cuándo te alzarás?

Telarañas en tu mente

Polvo sobre tus ojos

 

El glamur, el brillo de las luces y la política del pecado

Acabarás en el gueto que construyes para mí

Hay un motor que se embala y anula tu corazón

No puedo soportarlo, no puedo soportarlo

Te crees muy listo

 

Hombre muerto, hombre muerto

¿Cuándo te alzarás?

Telarañas en tu mente

Polvo sobre tus ojos

 

¿Cómo intentas achantarme, con doctrina o con pistola?

MI espalda ya está contra la pared, ¿adónde podría huir?

El esmoquin que vistes, esa flor en la solapa

No puedo soportarlo, no puedo soportarlo

Me quieres arrastrar al infierno

 

Hombre muerto, hombre muerto

¿Cuándo te alzarás?

Telarañas en tu mente

Polvo sobre tus ojos

 

 

EMOCIONALMENTE TUYO

 

Ven, nena, búscame; Ven, nena, recuérdame dónde empecé

Ven, nena, demuéstrame que me conoces, dime que eres la única

Yo podría aprender, tú quizás quieres ver qué se esconde tras la puerta

Pero siempre seré emocionalmente tuyo

 

Ven, nena, méceme; ven, nena, enciérrame en las sombras de tu corazón

Ven, nena, enséñame; ven, nena, alcánzame, deja que comience la música

Yo podría estar soñando, pero sigo creyendo que eres aquella por quien vivo

Y siempre seré emocionalmente tuyo

 

Es como si mi vida no hubiese sucedido

Cuando te veo, es como si nunca hubiera tenido un pensamiento

Sé que este sueño puede ser una locura

Pero es el único que tengo

 

Ven, nena, sacúdeme; ven, nena, tómame, estaré satisfecho

Ven, nena, abrázame; ven, nena, ayúdame, mis brazos están abiertos

Podría desenredarme donde quiera que vaya, incluso en orillas lejanas

Pero siempre seré emocionalmente tuyo.

AÚN NO HA OSCURECIDO

 

Caen las sombras y aquí he pasado el día

El calor me quita el sueño, el tiempo se escapa

Diría que mi alma se ha vuelto de acero

Aún tengo las cicatrices que el sol no ha curado

Ni siquiera hay espacio para estar en ningún lado

Aún no ha oscurecido, pero ya falta menos

 

Mi humanidad se ha ido al garete

Detrás de todo lo hermoso siempre hubo algún dolor

Ella me escribió una carta, una carta muy cordial

Puso por escrito lo que tenía en la mente

Pero yo no veo siquiera por qué debe importarme

Aún no ha oscurecido, pero ya falta menos

 

Estuve en Londres y en la alegre París

Seguí el curso del río y llegué hasta el mar

Acabé en el fondo de un mundo mentiroso

Y ya no buscado nada en los ojos de nadie

Llevo una carga que a veces no logro soportar

Aún no ha oscurecido, pero ya falta menos

 

Aquí nací y moriré contra mi voluntad

Sé que parezco moverme, pero sigo quieto

Tengo los nervios embotados y ausentes

Ni siquiera recuerdo de qué venía huyendo

Ni siquiera oigo el murmullo de un rezo

Aún no ha oscurecido, pero ya falta menos

TEMPESTAD

 

La pálida luna se alzó esplendorosa

Sobre una ciudad del oeste

Nos contó la muy triste historia

Del gran barco que se hundió

 

Era un catorce de abril

Surcaba el mar sobre las olas

Navegaba hacia el mañana

Hacia la edad de oro anunciada

 

Brillaban las estrellas en la noche

Chispeaban las agujas cristalinas

Moviéndose entre las sombras

Se acercaba la hora aciaga

 

Aún alumbraban las luces

Resbalando sobre la espuma

Los caballeros y damas

Iban a su eterna morada

 

Las lámparas se mecían

Colgando de las barandas

La orquesta entonaba canciones

De amores desvanecidos

 

El vigía se entregaba al sueño

Mientras danzaban los bailarines

Soñaba que el Titanic se hundía

Camino del inframundo

 

Leo tomó su cuaderno

Como a menudo solía

Plasmó con los ojos cerrados

Lo que su mente veía

 

Cupido apuntó a su pecho

Y lo horadó con un chasquido

De la mujer más cercana

En el regazo cayó

 

Escuchó un enorme estruendo

Algo sin duda iba mal

Su espíritu le decía

Que allí no podía seguir

 

Trastabilló hasta el alcázar

No hay tiempo para dormir

El alcázar se ha inundado

El agua llega a tres pies

 

La chimenea se ladea

Chocan los pies contra el suelo

Se adentra en el remolino

Mientras el cielo da vueltas

 

El barco se iba a pique

El universo estallaba

Arriba pasan lista

Los ángeles volvían la cara

 

Hay luces en el pasillo

Parpadean tenues y opacas

Ya flotan los cuerpos muertos

En el buque de doble casco

 

Ya revientan los motores

Las hélices no giran más

No resisten las calderas

La proa se parte en dos

 

Volaban los pasajeros

Muy lejos de aquí y allá

Murmuraban, balbucían, tropezaban

Exhaustos uno tras otro

 

El velo fue desgarrado

Entre las doce y la una

Nada cambia, no hay milagro

Que remedie lo ocurrido

 

El vigía se entregaba al sueño

A cuarenta y cinco grados de escora

Soñó que el Titanic se hundía

Hincándose de rodillas

 

Wellington dormía

Su cama empezó a deslizarse

Su valiente corazón latía

Echó las mesas a un lado

 

Vidrios de cristal roto

Esparcidos por el suelo

Se enfundó ambas pistolas

¿Cuánto tiempo aguantará?

 

Sus hombres y compañeros

No estaban por ningún lado

En silencio esperaba

El momento de actuar

 

El corredor era angosto

Había negrura en el aire

Vio todo tipo de pena

Oyó voces por doquier

 

Sonaban campanas de alarma

Para detener la marea

Amigos y amantes se aferraban

Hombro a hombro unos a otros

 

Las madres y sus hijas

Descendían por las escaleras

Saltaban al agua helada

El amor y la piedad enviaban sus plegarias

 

El rico señor Astor

Besó a su mujer querida

Nunca pudo imaginar

Que sería el último viaje de su vida

 

Calvin, Blake y Wilson

Apostaban en la penumbra

Ninguno llegará a contar

La historia del desembarco

 

El hermano atacó a su hermano

En todas las circunstancias

Lucharon hasta la muerte

En una danza mortal

 

Bajaron los botes salvavidas

Del buque que naufragaba

Eran traidores y chaqueteros

Espaldas rotas y cuellos quebrados

 

El obispo salió de su cabina

Para ayudar a los necesitados

Alzó la vista a los cielos

Y dijo: “da de comer al hambriento”

 

Davey, el guarda del burdel

Salió y echó a sus chicas

Vio que el agua subía

Vio que su mundo cambiaba

 

Jim Dandy sonrió

Nunca ha sabido nadar

Vio al pobre niño lisiado

Y le cedió su lugar

 

Vio el brillo de las estrellas

Derramarse desde el este

La muerte andaba furiosa

Pero su corazón estaba en paz

 

Cerraron las escotillas

Pero éstas no aguantaban

Se ahogaron en la escalera

De bronce y oro pulido

 

Leo le dijo a Cleo:

“Creo que pierdo el juicio”.

Pero ya estaba perdido

Lo que en su juicio hubiera

 

Quiso bloquear la entrada

Para salvar a la gente

La sangre de una herida abierta

Le corría por el brazo

 

Los pétalos caían de las flores

Hasta que todos perecieron

En largas y horribles horas

Siguió la maldición del mago

 

El barman servía brandi

Descendía lentamente

Se quedó hasta el final

Fue el último en marcharse

 

Hubo muchos, muchos otros

De nombres por siempre olvidados

Nunca antes habían navegado

O salido de sus hogares

 

El vigía se entregaba al sueño

El daño ya estaba hecho

Solaba que el Titanic se hundía

E intentaba decírselo a alguien

 

El capitán apenas respiraba

Postrado sobre el timón

Por encima y por debajo

Cincuenta mil toneladas de acero

 

Se volvió hacia la brújula

Y miró atento su esfera

La aguja apuntaba hacia abajo

Había perdido la carrera

 

En la luz tenebrosa

Recordó años pasados

Leyó el Apocalipsis

Y llenó su copa de lágrimas

 

Cuando la Paraca acabó su labor

Mil seiscientos descansaban en paz

Los buenos y los malos, los ricos y los pobres

Los más hermosos y los mejores

 

Los esperaban en el puerto

E intentaban comprender

Mas no hay comprensión posible

Para el arbitrio de Dios

 

La noticia fue por los cables

Y golpeó con fuerza letal

El amor perdió sus llamas

Llegaba el punto final

 

El vigía se entregó al sueño

De todo lo que pudo ser

Soñó que el Titanic se hundía

En el hondo mar azul

 

Sobre El Autor

Damián Blas Vives es actualmente es Director de Gestión y Políticas Culturales de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno. Entre 2016 y 2020 coordinó el Centro de Narrativa Policial H. Bustos Domecq de dicha institución y antes fue Coordinador del Programa de Literatura y editor de la revista literaria Abanico. Dirigió durante una década el taller de Literatura japonesa de la Biblioteca Nacional, que ahora continúa de manera privada. En 2006 fundó Seda, revista de estudios asiáticos y en 2007 Evaristo Cultural. Coordina el Encuentro Internacional de Literatura Fantástica y Rastros, el Observatorio Hispanoamericano de Literatura Negra y Criminal. Ideó e impulsó el Encuentro Nacional de Escritura en Cárcel, co-coordinándolo en sus dos primeros años, 2014 y 2015. Fue miembro fundador del Club Argentino de Kamishibai. Incursionó en radio, dramaturgia y colaboró en publicaciones tales como Complejidad, Tokonoma, Lea y LeMonde diplomatique. En 2015 funda el sello Evaristo Editorial y es uno de sus editores.

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