Cada tanto, recorriendo las bateas (los que todavía compramos música en formato físico), jugueteando en Amazon o revisando alternativas en Spotify, caemos en grabaciones que de alguna manera escaparon a nuestro radar oportunamente. En 2014 la Deutsche Grammophon editó Recomposed by Max Richter. Vivaldi – The four seasons.

Un fascinante trabajo que va más allá de la reescritura o de la recomposición, una reinterpretación absoluta del clásico. Con el propio Richter en sintetizadores, el mega capo Daniel Hope (ya vamos a hablar más de este muchacho) en violín, y la Konzerthaus Kammerorchester Berlin dirigida por André de Ridder, este trabajo revitaliza el espíritu de Vivaldi, lo acerca por momentos al minimalismo de Philip Glass e incluso lo hace coquetear con la música electrónica sin caer en el pastiche o en el absurdo. Richter internaliza y actualiza la composición de Vivaldi para nuestra época. Nikolaus Harnoncourt hablaba en su libro La música como discurso sonoro, editado recientemente en castellano por ediciones acantilado, acerca de las ejecuciones históricamente impecables pero carentes de vitalidad. De hecho, llega a calificar el énfasis de éstas últimas décadas en la reconstrucción epocal como uno de los síntomas de la decadencia del mundo contemporáneo. Pues bien, el trabajo realizado por Richter es una inyección de vitalidad para la música contemporánea.  Ojalá el viejo Nikolaus haya podido disfrutarlo antes de dejarnos en 2016.

Más allá del video que compartimos a continuación, el trabajo fue editado en nuestro país, por lo que puede conseguirse el cd en cualquier disquería, también está disponible en Spotify:

A continuación traduzco las líneas originales del álbum, escritas por Nick Kimberley:

Algunas obras son tan familiares que es casi imposible escucharlas de nuevo, pero eso es lo que Max Richter ha logrado con Vivaldi «Recomposed». Esto no es un mero arreglo; en cambio, Richter ha absorbido Las cuatro estaciones de Vivaldi en su propio torrente sanguíneo/musical. Al principio, Richter siguió el ejemplo de otros trabajos de la serie «Recomposed», que vuelve a mezclar las grabaciones existentes, pero dice: «Quería abrir la partitura en un nivel de nota por nota y trabajar con una grabación ya existente era como cavar un pozo de extracción a través de una costura increíblemente rica, descubrir diamantes y no poder sacarlos. Eso se volvió frustrante. Quería meterme dentro de la partitura al nivel de las notas y, en esencia, volver a escribirla, volver a componerla de una manera literal «.

Richter calcula que, en el proceso, ha descartado alrededor de las tres cuartas partes del original de Vivaldi. Se abre con lo que describe como «una nube dub a la que he llamado Primavera 0. Funciona como una especie de preludio, configurando un espacio electrónico, ambiental para que el primer movimiento Primavera se incorpore. He usado la electrónica en varios movimientos, cosas sutiles, casi inaudibles para hacer con el bajo, pero quería que ciertos momentos se conectaran a todo el universo electrónico que hoy forma parte de nuestro lenguaje musical «. Otras resonancias no son menos inesperadas: Richter describe parte del primer movimiento de su verano como “música heavy para orquesta. Es una música pulsada implacable, que es una cualidad que tiene la música de baile contemporánea; y quizás también estaba pensando en la batería de John Bonham. Luego, en el segundo movimiento de otoño, le pedí al clavecinista Raphael Alpermann que tocara de una manera bastante anticuada, muy regularmente, como un reloj que hace tictac. Eso se debió en parte a que no quería que la parte de los clavecines buscara atención, sino también porque ese estilo se conecta a varios discos pop de la década de 1970 en los que se presentó el clavecín o Clavinet, incluidos varios álbumes de Beach Boys y Abbey Road de los Beatles.”

Claramente, Richter ha traído su propio marco de referencia al proyecto. Como él dice, “la música de Vivaldi está hecha de patrones regulares, y eso se conecta con el post-minimalismo, que es una parte de la música que escribo. Se sentía como un enlace natural, pero aun así fue sorprendentemente difícil navegar a través de él. En cada punto tuve que averiguar cuánto es Vivaldi y cuánto soy yo. Fue difícil pero también gratificante porque la materia prima es tan fascinante «.

Del mismo modo que Richter Seasons juega trucos con la forma en que escuchamos el original de Vivaldi, también le hace preguntas al solista, Daniel Hope. «Los violinistas tienen Las cuatro estaciones de Vivaldi cableado en su cerebro. Es probable que Daniel haya tocado el original, no sé cuántas veces en un año, y que él tenga mi texto paralelo en otra parte de su cerebro es un desafío. Creo que hizo un trabajo maravilloso. Trajo un profundo compromiso con el original, pero estaba completamente preparado para cortar esta nueva franja a través del texto.

Sobre El Autor

Damián Blas Vives es actualmente es Director de Gestión y Políticas Culturales de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno. Entre 2016 y 2020 coordinó el Centro de Narrativa Policial H. Bustos Domecq de dicha institución y antes fue Coordinador del Programa de Literatura y editor de la revista literaria Abanico. Dirigió durante una década el taller de Literatura japonesa de la Biblioteca Nacional, que ahora continúa de manera privada. En 2006 fundó Seda, revista de estudios asiáticos y en 2007 Evaristo Cultural. Coordina el Encuentro Internacional de Literatura Fantástica y Rastros, el Observatorio Hispanoamericano de Literatura Negra y Criminal. Ideó e impulsó el Encuentro Nacional de Escritura en Cárcel, co-coordinándolo en sus dos primeros años, 2014 y 2015. Fue miembro fundador del Club Argentino de Kamishibai. Incursionó en radio, dramaturgia y colaboró en publicaciones tales como Complejidad, Tokonoma, Lea y LeMonde diplomatique. En 2015 funda el sello Evaristo Editorial y es uno de sus editores.

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