La distorsión del lenguaje en la época actual en nuestro país ha logrado cambiarle el sentido y la significación a ciertas palabras y en este caso tomo como ejemplo la palabra política, cuya definición es muy clara: “ciencia que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas, especialmente de los Estados.”
El cambio del significado se produjo a partir del 2015, y fueron líneas que se bajaron en los medios hegemónicos donde empezamos a escuchar: “No hay que Hacer política”, “Eso solo es política”, “Acá no hacemos política”, siempre contextuándolo como algo reprobable.
Podríamos pensar que esta manipulación tenia que ver con que justamente los políticos que habían asumido el poder desde ese entonces hacían un giro donde las coordenadas que se comenzaban a instituir para gobernar el país, no tenían que ver con las necesidades de los ciudadanos, sino sólo con un poderoso grupo empresarial que se dedicaría, a partir de entonces, a hacer de la patria un coto de caza de orden financiero. Poco sabe el ciudadano de a pie qué es esto. Los habitantes de este país solo comenzaron a notar que cada vez la vida comenzaba a serles más difícil, el trabajo más escaso y las oportunidades de darles un pasar digno a sus hijos, como por ejemplo estudiar en escuelas públicas que fueran mantenidas en buenas condiciones, con meriendas y comidas nutritivas , cada día se diluían más.
Vimos como la pérdida de derechos de los más vulnerables, niños, ancianos, discapacitados, trabajadores, cada día era mayor. Los trabajadores humildes que se ganaban la vida en la calle vendiendo productos para ganar “la diaria” fueron maltratados, perseguidos o ignorados y esto ocurrió tanto en la Ciudad de Buenos Aires como en la Provincia. A algunos pocos se los convirtió en monotributistas y a todo el resto se los dejó sin nada. La educación pública fue denostada, los pobres declarados incapaces de llegar a la Universidad y la teoría de la meritocracia se robustecía día a día. Cultivaron la grieta, incentivaron el odio, y no se cansaron de esquivar sus responsabilidades echando culpas al pasado, acusando sin pruebas a la gente del gobierno anterior, apresando, sin respetar las leyes, por lo cual hoy en día hay presos políticos. Jueces avalados por Mauricio Macri como Stornelli que sigue escapando cuando hay sobradas pruebas de las extorsiones y de los aprietes que realizaba a los empresarios para sacarles dinero; aprietes, mentiras, engaños sostenidos por una mayoría de periodistas simpatizantes del actual gobierno, que hicieron la vista gorda, y repitieron las mentiras que se difundían, con un cinismo pocas veces visto. Millones invertidos en las redes sociales, con los trolls de Marcos Peña, solo para engañar y manipular a la gente. Difícil de tolerar tanta ignominia para quienes veíamos este accionar sesgado y mentiroso.
Poco a poco, comenzamos a entender que hacer política, como se lo llamaba despectivamente, tenía que ver con hacerle una gambeta al deber de todo político elegido democráticamente por un pueblo que confió en ellos, que creyó que el cambio los iba a beneficiar. Quién de ellos cuando pusieron el voto, y hablo de la mayoría de los humildes y de gente de clase media, iba a sospechar que las promesas que se le hacían eran flagrantes mentiras. El tiempo lo fue demostrando, una a una de las promesas, no solo no se cumplían sino que se convertían en lo contrario. Un presidente que cuando tenía que salir a hablar decía frases como atravesar la tormenta, escalar la montaña, y otras metáforas que solo desviaban la atención hacia cuestiones emocionales y se convertían en un discurso vacio que eludía la responsabilidad de hablar de cómo estaba gobernando y qué pasaba con la economía, se pedían millones de dólares y la gente estaba cada vez más pobre. Pero el que elude alude, y era evidente que no daba explicaciones a nadie de lo que estaba haciendo con los recursos de nuestra Argentina y de sus habitantes.
Pero lo que sí dijo con claridad Macri desde el comienzo de su mandato fue: “Hay que achicar el Estado”. ¿Qué significó esto?
Recordemos que Estado en política es una forma de organización socio-política. Se trata de una entidad con poder soberano para gobernar y desempeñar funciones políticas, sociales y económicas dentro de una zona geográfica delimitada.
El Estado moderno normalmente se estructura en tres poderes: poder ejecutivo, poder legislativo y poder judicial.
Para este gobierno neo liberal significó despedir a muchísimos trabajadores, cerrar ministerios, el de salud y educación, quitarles becas a estudiosos científicos del Conicet, reducir salarios de maestros, escatimar recursos en los hospitales y escuelas públicas y una lista muy larga de “achicamientos” incomprensibles mientras se utilizaban los fondos del Anses quitándole a los Jubilados los aportes de toda la vida y condenándolos a la miseria. En tanto, el grupo de CEOS amigos del presidente triplicaba sus fortunas en millones de dólares.
La gente común se angustiaba cada vez que iba a hacer las compras o les llegaba la boleta de luz o de gas, con aumentos impagables y ofertas del gobierno para refinanciar ese gasto con intereses leoninos. Es difícil enumerar tantos atropellos sin sentir impotencia y mucho dolor ante tanta injusticia. Además, un país cuya oposición es arrasada de distintas maneras y un palacio de justicia digitado por el propio Mauricio Macri. Los ciudadanos nos quedamos indefensos. Y por ser este un pueblo que respeta la democracia, la forma de manifestar sus peticiones fue a través de marchas que siempre terminaban con un grupo de encapuchados que tiraban piedras y “justificaban” que se ejerciera una brutal represión sobre personas que ejercían su derecho democrático a mostrar su reclamo con una marcha.
Grandes inversiones en armas, en policías cebados por el presidente que felicitó a Chocobar porque mató a un delincuente por la espalda, en vez de apresarlo y llevarlo detenido como hubiera correspondido, y así se pueden enumerar una larga lista de atropellos ejercidos por este gobierno.
Hoy tenemos la alegría de que un pueblo se manifestó en las PASO y le quitó el apoyo al primer mandatario, que hizo política solo para desgobernar y cometer toda la clase de excesos.
Nos queda una deuda a cien años y un acuerdo que hizo con el FMI, que nos toma como deudores de cifras que habrá que pagar en el futuro. Dinero que este presidente pidió, no se entiende para qué, desoyendo a una gran mayoría de gente que no estaba de acuerdo y que tendrá que atender el próximo gobierno, que si se sostiene el deseo manifestado por la gran mayoría seria el Frente Unión con Todos con Alberto Fernández como presidente. El pueblo aprendió con dolor y sufrimiento que los modelos políticos neo liberales los desatiende y terminan en corridas y pauperización para la mayoría, basta recordar el prolongado período del menemismo. El poder de destrucción de Mauricio Macri es enorme. Dio muestras de ser muy peligroso, desconoce límites y es capaz de mentir y actuar para lograr sus fines, que siempre son en beneficio propio o de sus aliados directos. Un hombre confundido, enceguecido, que no soporta la derrota. Y ahora es donde más claro queda que no solo no le importa el sufrimiento de sus víctimas, sino que pareciera que eso le da placer. Estas son las consecuencias de que el país haya sido gobernado estos casi cuatro años por un ser perverso, por lo tanto irresponsable. Y destructivo. Qué saludable que en un ejercicio democrático la mayoría le dijo basta.