El género negro continua de luto. Toca despedir a Maj Sjöwall, quien además de escritora, era traductora, quien junto a su pareja Per Wahlöö escribieron la saga de Martin Beck que dotó de identidad a lo que después terminó por llamarse la novela nórdica.
Mucho antes de Mankell, Nesbo, Indridason, cuando todavía no habían nacido ni Lackberg ni Asa Larsson, esta dupla desarrolló un proyecto denominado La Historia de un Crimen donde a largo de diez títulos en diez años escribieron novelas de procedimientos, de 1965 a 1975.
Como fue el caso de Manchette, el labor de traductora de Maj la puso en contacto con el trabajo de Ed McBain -creador del Distrito 87 y padre de la police procedural– quien terminó una ejerciendo sobre el trabajo de la pareja sueca. La obra se caracterizó por un realismo total a la hora de mostrar cómo operaba la Brigada Nacional de Homicidios de Estocolmo en la que trabajaba Beck en tiempos donde la figura del policía era abordada desde el glamour, lo pintoresco o los flashes.
La pareja entregaba novelas negras donde ponían eje en el lado salvaje del capitalismo y el trato que este proveía a los desposeídos, las miserias que sucedían en esa tierra que se pensaba idílica, con sus paisajes y su confort, pero como se sabe bien, utilizaron el género para mostrar lo que se escondía debajo de la alfombra.
Su método de trabajo consistía en escribir de noche aprovechando que sus hijos ya estaban en la cama, alternando un capítulo cada uno. Son, quizás, el ejemplo más consagrado de escritura a cuatro manos del género negro.
«La novela negra escandinava ha llegado a tener mucha calidad porque empezó con Maj Sjöwall y Per Wahlöö, quienes ya pusieron el listón muy alto» afirmó Camilla Läckberg.
Su marido falleció joven, trabajando las últimas novelas ya enfermo, en 1975 y poniendo punto final al proyecto. En una entrevista con ElCultural, Maj declaró: “Al morir me tuve que dedicar al cuidado de mis dos hijos pequeños. El fallecimiento de mi marido me afectó profundamente. Estuve muy deprimida durante esa época. No tenía tiempo ni ganas de escribir. Luego me di cuenta de que todo lo que tenía que decir ya lo había dicho en esas diez novelas. Trabajábamos en equipo, discutíamos juntos las tramas y los personajes. No tenía sentido seguir sin él.”
El éxito de aquellos a los que le inspiraron les dio una segunda y tercera vida, y su obra fue reeditada recientemente por RBA en su Serie Negra.
Como nota final, Maj, a quien se consideraba una de las grandes autoras del género negro, rechazaba dicha etiqueta -como sucede con otros tantos autores- y no se consideraba una autora de novela negra o policial, aduciendo que sus novelas eran más políticas que policiales.