Una desaparición y el intento de encontrar aquello que se perdió.

Sobre esa tensión y sobre esa búsqueda se construye esta novela.

Una doble tensión / búsqueda.

En el plano de la historia, Gareth comienza el día con el descubrimiento de un ternero muerto y el escape de una vaca preñada. Tiene que encontrarla. Irá detrás de ella y es en esa travesía a lo largo de su campo, un montón de tierra resaca, donde empezaremos a percibir que se busca a la vaca más como un símbolo o una señal, se la busca para no volver a casa y tener que lidiar con su mujer, se la busca porque no sabe cómo volver con Kate, cómo reconectar con ella.

Son búsquedas en las que, con el correr del tiempo, se empieza a dudar si aquello que se encuentra perdido puede recuperarse.

 

Llegué a Cynan Jones de milagro. Su anterior libro publicado en español —y hasta este que nos convoca, único—, La Tejonera, me interesó desde ese ambiente rural en el que entrega a unos hombres desprovistos de cualquier glamour o civilización que el asfalto otorga. Era un libro duro, pero de una dureza cotidiana lo cual lo hacía más difícil de transitar.

Tiempo sin lluvia, su primera obra, sigue esa línea. Es también una novela de sobrevivientes: de una manera de vida, de uno mismo, de las relaciones que mutan, el aislamiento y la proximidad física de los unos con los otros que alterna entre volverse claustrofóbica o redentora.

Es esa relación y lo que no se pueden decir que se cimienta el texto. Es en el terreno de lo no dicho donde la obra —y sus personajes— se mueve. De ahí que esta nouvelle abarca mucho más que lo que su delgadez parece indicar.

La novela plantea la lucha contra aceptar los finales: el fin de una época y de un modo de trabajo en esa Gales rural que aún resiste a la modernidad. El fin de una relación —del deseo—, o al menos como la conocían Gareth y Kate, cuando se enteran de que ya no pueden tener más hijos y el amor parece desarmarse en un repartir culpas hasta que la migraña de ella les da una tregua mientras él trabaja y ella revive en su cama y en su silencio lo que no puede nombrar. En ese espacio donde lo que no se pregunta teje respuestas en manos de la paranoia.

Los simbolismos son uno de los recursos con los que más trabaja este autor galés. Si empecé hablando el episodio de la vaca extraviada, es también en ese episodio inicial del descubrimiento del ternero muerto lo que hará eco en las pérdidas, los abortos espontáneos de su mujer. Se oculta esa sangre para que no resuene sobre ellos.

La travesía por ese barro tan seco en el que no hay huellas puede verse como si no hubiera memoria ni marca de nuestros pasos. Como si no fuera claro ver a dónde se fueron las cosas que se perdieron o la manera de regresar con ellas al hogar.

Un camino atravesado por aguafuertes de la naturaleza que lo rodea, la manera en que los animales de la zona se van alimentando con un topo muerto, el vuelo de un faisán o un conejo aplastado con escombros. “Le indigna que los hombres sean capaces de tanta crueldad”. Pero también se aprende que la brutalidad puede ser un acto de bondad.

Tiempo Sin Lluvia también propone una exploración de la masculinidad, desde sus múltiples variantes; primero desde hombre como trabajador, como hombre de familia, como padre y esposo, como amante. Desde ese abanico, Jones intenta abarcar lo que significa ser un hombre, no desde la reducción o el desmenuzamiento a la mínima unidad, sino desde las múltiples caras, incluso cuando esas mismas puedan contradecirse.

Decir que este libro tiene una prosa poética es caer en un lugar común o reducirla; es una prosa dura y sentimental de la misma manera que uno puede decir que una cicatriz es sentimental. El alivio de seguir vivo. De atravesar una tragedia.

Y quizás lo más interesante sea ese rol que Gareth le otorga a la tragedia, que la vuelve hasta algo deseable. “La tragedia nos enfrente con lo que sentimos”, como una manera de sumergirse en los sentimientos y recordar qué es lo importante, de derrocar todo lo que ya sucumbió a la rutina. Y de volver a desear.

“Levanta una piedra chica y áspera para cortar una soga que le cuesta desatar sin el dedo. No encuentra su navaja Leatherman. Emmy se la compró como regalo de cumpleaños, después de que perdió el dedo. Había sido idea de ella. Le dijo que servía para todo y podía venirle bien para reemplazar el dedo. Por eso quería tanto a su hija: tenía una manera encantadora de atenuar las tragedias encontrándoles la vuelta”.

Título: Tiempo Sin Lluvia.
Autor: Cynan Jones.
Traducción: Esther Cross
Chai Editora
152 páginas

Sobre El Autor

(Buenos Aires, 1986) Trabaja en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno. Dogo (2016, Del Nuevo Extremo), su primera novela, fue finalista del concurso Extremo Negro. En 2017, Editorial Revólver publicó Cruz, finalista del premio Dashiell Hammett a mejor novela negra que otorga la Semana Negra de Gijón. Sus últimos trabajos son El Cielo Que Nos Queda (2019) y Ámbar (2021)

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