Traducción: Andreu Jaume

1

El Verbo se ha ido y ha vuelto, cocida la apariencia

de su estancia en el fango que endurece.

La purificación se ha vuelto asesinato, la recompensa

palpable, manifiesta, limpia al tacto.

Ya a cierta distancia del vapor de bestias,

los repugnantes besuqueos y la gruesa simiente esparcida

(cada jarra de muestra llena de simiente delicada)

los buscadores con los curanderos se sentaron a comer

y están satisfechos. Estas cosas preciosas sofocan

y la carne se ablanda con la turbulencia el alma

se tiñe de púrpura; cada ojo se apaga lleno y suave

mientras todos los que escuchan para tocar o insistir

con el fin de mejorar, sazonan sus bocas decentes

con trozos del sacrificio más dulce.

2

Oh Amor, sujeto de la simple opresión diurna,

para siempre comprometido para ser redimido,

exponte a ti mismo como caridad; asegúrate

de que el cuerpo es solo cáscara y excremento.

Entra en estas muertes de acuerdo con la ley,

oh visitadas mujeres, hijos poseídos. Foráneas lujurias

violan nuestras contenciones; la mudable

soldadesca tiene sus idas y venidas

muriendo en abundancia. Las mejores bestias

cargan los bajantes con su sangre colorida.

Nuestro Dios reparte corrupción. Sacerdotes, mártires,

destilan al son de este imperioso tema: «Oh Amor,

ya sabes qué dolores triunfan; vigila, lucha

para reconocer a los malditos entre tus amigos».

Sobre El Autor

SIR GEOFFREY HILL (1932-2016) fue un poeta inglés, profesor de poesía en la Universidad de Oxford, y de religión y literatura en la Universidad de Boston. Hill fue también un extraordinario crítico literario, como demuestra el volumen compilatorio de sus ensayos publicado en 2008, Collected Critical Writings.

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