TIEMPOS REMOTOS

Añadiendo este volumen a la Correspondencia 1935-1937 entre Erich Auerbach y Walter Benjamin (Catálogo Libros, 2015, 104 páginas), la Correspondencia 1930-1940 entre Gretel Adorno y Walter Benjamin (también editada por Eterna Cadencia, 2011, 458 páginas) y Walter Benjamin – Historia de una amistad, Gerschom Scholem (De Bolsillo, 2008, 348 páginas) se puede delinear, hasta donde ello es posible, un perfil de Walter Benjamin.

La correspondencia con Gretel Adorno, esposa de Theodor, se desenvuelve en un tono de afecto mutuo (que por momentos parece rozar el amor o bien una amistad tan entrañable que consiente en Gretel expresiones tales como “en ningún lugar hay tanta ternura como en estas palabras que sólo me insinúas”, p. 227; o preguntas del orden de: “Y a fin de cuentas, ¿dónde está el límite sutil entre la amistad y el amor?”, p. 226) del que no están exentas las apostillas de orden intelectual o exegético; conviene no olvidar que Gretel, doctora en química, no sólo fue una colaboradora de Adorno, sino que, según lo observan las biografías más autorizadas, tuvo el rango de una verdadera consejera intelectual. Con Auerbach y Theodor Adorno, en cambio, sin que falten aquí y allá las notas de genuina simpatía, las maneras son más circunspectas y el acento está inequívocamente puesto sobre materias de orden intelectual.

En toda la correspondencia y en los retratos que en distintas épocas traza Gerschom Scholem, Walter Benjamin se revela como un sujeto cautivo de la agonía de la necesidad, aquel que siempre necesita: un techo, dinero, un pasaporte para quedarse en un país, un salvoconducto para trasladarse de un país a otro, un sitio para alquilar, papel y tinta para escribir, ropa de abrigo, enseres cotidianos…; y entre tanto accede a aquello que, en un primer momento, aparece como inaccesible va escribiendo una obra cuya singularidad y recursos hermenéuticos destacan entre los más ponderables del siglo. Sus grandes trabajos se interrumpen una y otra vez con la irrupción de pequeñas labores alimenticias que no tiene otro remedio que aceptar, retoma el proyecto abandonado, lo vuelve a suspender, y así sucesivamente, como si su vida y su obra hubieran estado no sólo bajo el signo de Saturno, sino también bajo el estigma del diferimiento: una obra que recomienza con ímpetu, echa en falta recursos elementales (la biblioteca de Benjamin estaba repartida entre varias ciudades) y se discontinúa cada vez que el sustento reclama sus derechos.

Muy cercano a los postulados generales de la Escuela de Frankfurt (cuyos principales representantes fueron Max Horkheimer, Herbert Marcuse y el propio Adorno), a la denominada “dialéctica negativa” y asiduo colaborador de la publicación del Instituto para la Investigación Social, Benjamin desenvuelve gran parte de su correspondencia en torno al desarrollo de sus principales trabajos, y el epistolario con Adorno no es la excepción. Resulta apasionante el intercambio que se suscita alrededor de los diversos bosquejos, borradores y manuscritos de aquello que al fin sería El París de Baudelaire, donde hay uno que exige más hondura (Adorno) y otro que reemprende su trabajo a partir de tal acicate (Benjamin). No es menos exigente ni perentorio Benjamin con respecto al trabajo de Adorno: basta leer la carta número 12 en la que comenta el libreto de ópera de Adorno titulado El tesoro de Joe, el indio. Hay finísimos comentarios (algunos de los cuales valen como completas glosas) de Benjamin respecto a los temas y autores que le son más caros (cf. en la carta número 118 el análisis de un pasaje de Sodoma y Gomorra enlazándolo con la condición de medio judío de Proust) y una propensión de carácter más ideológico de parte de Adorno en provecho, como él mismo lo define, de “la causa del materialismo dialéctico” (carta número 110).

Por cierto, a partir de comienzos de 1939, los intercambios, estímulos y disidencias teóricas quedan cada vez más relegadas para darle paso al horror: los primeros pogromos en Alemania comenzaron a partir de noviembre de 1937. Horror que conducirá a Benjamin –eterno errante- con destino a España para partir rumbo a Estados Unidos, pero a su arribo a Portbou se entera de que el día anterior se habían suspendidos (la enésima y última suspensión en la vida de Benjamin) todos los visados, y es entonces que se suicida: nadie tiene imperio sobre un cuerpo muerto.

Los volúmenes de correspondencia antes citados, a los que podrían agregarse un número más que considerable restringiéndose sólo a la primera mitad del siglo XX, nos sitúa en un tiempo remoto, insólito y de ardua intelección: un período en el cual la palabra de los intelectuales (desde Thomas Mann hasta Sartre pasando por Sándor Márai y André Malraux) era escuchada por gran parte de la sociedad, generaba debate, promovía adhesiones y repulsas; un tiempo en el cual la palabra de los intelectuales comportaba más trascendencia que la de un conductor de un ciclo de entretenimientos; un tiempo en el cual la palabra tenía el peso y la gravedad de una palabra. Un tiempo que, a la luz del presente, se nos antoja casi inverosímil.

 

Título: Correspondencia 1928-1940

Autores: Theodor W. Adorno – Walter Benjamin

Editorial: Eterna Cadencia

469 páginas

Sobre El Autor

Osvaldo Gallone nació en Buenos Aires. Es escritor y periodista cultural. Publicó los libros de poemas Crónica de un poeta solo (Botella al Mar, 1975) y Ejercicios de ciego (Botella al Mar, 1976); los ensayos La ficción de la historia (Alción, 2002) y Lectura de seis cuentos argentinos (San Luis Libro, 2012; Primer premio en la Convocatoria Nacional Cuento y Ensayo, 2010). Y las siguientes novelas: Montaje por corte (Puntosur, 1985), La niña muerta (Alcobendas, España, 2011; Primer premio a la Mejor Novela en el III Premio de Novela Corta, 2011), Una muchacha predestinada (V.S. Ediciones, 2014; Primer premio a la Mejor Novela V.S. Editores, 2013), La boca del infierno (Evaristo Ediciones, 2016). Ha ganado diversos premios literarios tanto en España como en Argentina. Y colaborado, como periodista cultural, en medios nacionales e internacionales. Coordina desde hace tres décadas Seminarios de lectura y crítica literaria. osvaldogallone@hotmail.com

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