El Tercer Simposio de Literatura Infantil realizado en Santa Teresita entre el 16 y 19 de octubre de 2011 se desarrolló exitosamente. La gran mayoría de los concurrentes (cerca de 800) aseguró que las exposiciones y mesas de debate demostraron un nivel superlativo y tocaron temas y problemáticas que exigían un tratamiento académico de rigor.

Los conflictos, sin embargo, surgieron después, en el cóctel que se realizó la noche del 19 en el Salón Nuevo Mundo, y del cual participaron unos 100 invitados, todos ellos expositores, organizadores y autoridades educativas.

Según testigos,  casi al final del encuentro, alguien (no trascendió su nombre) preguntó, copa de Malbec en mano:

—¿Pero cuál es, en definitiva, la función de la Literatura infantil?

Hubo un silencio general, picante, filoso, y luego las respuestas comenzaron a llover, primero como gotas de agua, luego como piedras, luego como pirañas, mordiéndose unas a otras, devorándose enloquecidas.  Como todos sabemos, el cóctel terminó con la presencia de personal policial y veintidós arrestados.

A partir de entonces, surgieron distintos movimientos que defendían y promovían una idea determinada de lo que debía ser la literatura infantil, y producían obras en ese sentido. A continuación, haré un repaso de siete de ellos, mencionando obras y autores que los interesados pueden consultar en cualquier biblioteca.

 

1-Dentismo: El fundador de este movimiento fue el odontólogo, músico y novelista Marcelino Rubio. En el manifiesto, Marcelino escribió:

“El mundo moderno, con sus golosinas inexplicables y su comida chatarra, parece tener un objetivo fundamental: destruir los dientes; acabar con la salud de nuestras humildes, útiles y entrañables dentaduras. Nuestro movimiento, el Dentismo, consciente de esta problemática, ha salido a combatirlo. Creemos en una literatura funcional a nuestra causa, y por lo tanto afirmamos que el objetivo supremo de la literatura infantil es promover en los lectores el cuidado de los dientes”.

Por medio de la editorial “Diente fuerte”, dirigida por Marcelino y por Luciana Rancho, su mujer, el  Dentismo publicó una decena de títulos, entre los cuales podemos citar: “Mi dentista es mi superhéroe” de Luciana Rancho, “Todos los dentistas van al cielo”, de Mirto Legrand, “La felicidad tiene dientes perfectos”, del Escribano Rosendo Catamarca, “Mi amigo el torno”, de Carlos Brindisi… Sin embargo, la obra más destacada del Dentismo fue una adaptación de la novela Moby Dick que realizó el propio Marcelino Rubio.  Publicada en el 2013, la “Moby Dick” del Dentismo tenía alrededor de 1000 páginas, igual que la original, pero en este caso “Moby Dick” no era una gran ballena blanca, sino una caries rebelde, infernal, imposible, con la cual el odontólogo Ahab luchaba demencialmente, sin éxito. El cierre de la editorial “Diente fuerte” en abril del 2015 significó también el final del Dentismo.

2-Inmadurismo: Este movimiento surge por el impulso desmedido de Daniel Lojema, poeta, narrador y electricista del Barrio de Almagro. Los inmaduristas sostenían que el autor de textos infantiles debía ofrecerle a sus lectores una literatura hecha “por y para chicos”. El autor infantil debía mirar el mundo a través de los ojos de un niño, debía percibir el mundo como si fuera un niño, sufrir y disfrutar de la vida con las mismas alegrías y desdichas que los infantes. Para ello, los autores del Inmadurismo decidieron dar un vuelco a sus vidas. Dejaron a sus parejas (los que tenían parejas), a sus hijos (los que tenían hijos), dejaron sus trabajos (los que tenían trabajo) y volvieron a vivir con sus padres (los que tenían padres). Dormían en habitaciones llenas de muñecos y juguetes, le temían a la luz, al Cuco, volvieron a creer en Papá Noel y en los Reyes y, algunos, hasta se sacaron dientes para dárselos al Ratón Pérez.  Los encuentros de estos escritores se realizaban todos los martes, los jueves y los sábados en un pelotero de la Av. Corrientes al 4100. Hasta el momento, no llegaron a publicar ninguna obra porque, como todo niño que se precie, prefieren jugar y divertirse antes que escribir.

3: Denguismo: Sus fundadores, el infectólogo y clown Patricio Polansky y la bióloga y cuentista Martina Kawasaka, sostenían que la función primordial de la literatura infantil era que los chicos se cuidaran de contraer el Dengue. Fundaron la editorial ¡¡¡Plaf!!!, cuyo logo era una mano aplastando un mosquito, y, dueños de una asombrosa capacidad de trabajo, editaron 122 obras en un año. Alguna de ellas fueron: ¡¡¡Plaf!!!, de Patricio Polansy, ¡¡¡Plaf 2!!!, del mismo autor; “Mi enemigo el mosquito”, de Martina Kawasaka, “Todos los repelentes van al cielo”, de Mirto Legrand  (que con esta obra dejó el Dentismo para abrazar la causa del  Denguismo).  Emulando a Marcelino Rubio,  editaron una adaptación de “Moby Dick”, pero de 2500 páginas, remplazando la ballena blanca por un mosquito imposible de atrapar y resistente a todos los insecticidas. Después de las 122 obras, y debido a la escasa venta (tan solo vendieron 7 ejemplares en total), la editorial cerró y ese fue el fin del Denguismo.

4: Bondadismo: La creadora de este movimiento fue la poeta y pastelera Florinda Doñalisa, octogenaria y portadora de un rostro tan bondadoso que cualquiera que la mirara un segundo se sentía, de inmediato, su nieto. Para Florinda y los otros integrantes del Bondadismo, la función de la literatura infantil era “fabricar chicos buenos”. Cuanto más buenos, mejor. Citamos algunas de sus obras, publicadas por la editorial “La abuelita”: “Qué buena es la Señorita Coca”, de Florinda Doñalisa;  “La bondad es blanca y el amor, narigón”, de Nacho Pareda; “Síganme los buenos que yo sé a dónde hay que ir”, de Lorenzo Pera, “Tengo tanta bondad encima que no me puedo dormir”, de Alejandra Chela. El final del Bondadismo fue de público conocimiento, cuando una investigación periodística, publicada en mayo del 2014, reveló que la editorial “La Abuelita” era en realidad la fachada de una organización delictiva dedicada a la venta de cocaína.  Florinda y los demás autores aún permanecen detenidos.

5: Presentismo: El objetivo fundamental de las obras literarias producidas por este movimiento era que los chicos no faltaran a la escuela. “Un chico que no falta al colegio será un adulto que no falte al trabajo” solía afirmar su fundador,  el empresario y poeta Juan Gilberto Asmodeo. La obras del Presentismo fueron solo cinco: “Superman nunca faltó al colegio”, de Juan Gilberto Asmodeo; “Batman nunca faltó al colegio”, de Juan Gilbeto Asmodeo; “Dios nunca faltó al colegio” de Guillermina Luna; “Satanás faltaba al colegio cada dos por tres”, de Lucio Demani, y, la más conocida, “Presente pese a todo”, de Chico Luquero, enmarcada dentro del género del terror. El argumento de esta última es el siguiente: Juanjo, un chico de nueve años, se dirige caminado al colegio cuando, de pronto, es atropellado por una nave espacial. El impacto es de tal crudeza y magnitud que el cuerpo del Juanjo se desarma y sus partes  van a parar a diferentes lugares. Sin embargo, tan responsable es Juanjo que las distintas partes no se resignan y deciden ir por su cuenta a la escuela. La novela termina cuando la última parte, la cabeza (que había terminado más lejos que las demás) llega al aula y todo el cuerpo de Juanjo se une y dice: “Presente”.

6: Anticaspismo: Creado por el novelista y fabricante de champú Nelson Renaro, y por la poeta y Asesora de Imagen Adabel Ortiz, este movimiento sostenía que “la literatura infantil no puede quedar al margen del flagelo de la caspa. Los escritores tenemos la responsabilidad de que nuestra literatura esté al servicio del objetivo supremo: desterrar de una buena vez la caspa de la cabellera de nuestros niños”. Un detalle curioso: como Nelson Renaro había sido el marido de Luciana Rancho, una de las fundadoras del Dentismo, el enfrentamiento entre los dos movimientos era tal que los Anticaspistas jamás se lavaban los dientes y los Dentistas se declaraban “amantes y defensores de la caspa”, a la que llamaban “nieve feliz”. Algunas de las obras del Anticaspismo son:  “Poemas sin caspa”, de Adabel Ortiz; “Mala caspa”, de Nelson Renaro; “Un mundo sin caspa es un mundo feliz”, de Guillermo Barrous, “Todos los niños sin caspa van al cielo” de Mirto Legrand (que dejó el Denguismo para ser parte del Anticaspismo), “Te amaré sin caspa”, de Lito Rudi y “Mi nuevo papá es bueno y no tiene caspa”, de Pepe Liardo.

7: Pandismo: Este movimiento, fundado por las gemelas Enriqueta y Francina Tiveri, ambas veterinarias, cineastas, cantantes, compositoras, poetas, novelistas, artistas plásticas y actrices, surge, según sus propias palabras “de la necesidad de que la literatura infantil deje de evadir uno de los temas fundamentales de la actualidad: la extinción de los osos panda”. Imaginativas e incansables, las gemelas Tiveri fueron las únicas integrantes del “pandismo”, al que no lo limitaron a la literatura, sino que lo extendieron a las demás ramas del arte e, incluso, a la astrología, con la creación del Horóscopo Panda. Las obras más representativas de este movimiento fueron: “Panda que me hiciste bien” de Enriqueta Tiveri, “Levántate y panda”, de Francina Tiveri, “Sin pandas no hay futuro”, escrito a cuatro manos, y “Cristo panda”, ópera rock escrita también a cuatro manos.

 

Y aquí, con el Pandismo, termina este repaso. Si bien hay muchas otras vanguardias que quedan afuera, entiendo que los interesados pueden continuar investigando y descubrir otras por su cuenta, tanto o más relevantes que las mencionadas aquí.

Para cerrar, y antes de despedirme, es oportuno hacer la siguiente reflexión: Tengamos cuidado cuando preguntamos “¿Cuál es la función de la literatura infantil?”. Mucho cuidado con esa pregunta. Porque la respuesta puede dar para cualquier cosa.

En serio.

Para cualquier cosa.

Sobre El Autor

Nació en Buenos Aires, Argentina, en 1973. Estudió el Profesorado de Lengua, Literatura y Latín en el IES Alicia M. de Justo y Realización Cinematográfica en el CIEVYC. Actualmente forma parte del programa de radio Kriminal Mambo junto a Beto Nacarado, Marcelo Rubio, Robertino Daniel y Gabriel Agugliaro, y dicta talleres literarios tanto de literatura infantil como de literatura para adultos. Publicó, dentro del género infantil: Breves historias de animales sabrosos, engreídos, enamorados, malditos, venenosos, enlatados, tristes, cobardes, crueles, espinosos... (y otras historias) (Penguin Random House, 2009), Los poseídos de Luna Picante (Segundo Premio Sigmar de Literatura Infantil y Juvenil 2014), 25 tarántulas (Editorial Sigmar, 2016). Su novela Todas las sombras son mías obtuvo el Primer Premio Sigmar de Literatura Infantil y Juvenil 2017. Por fuera del género infantil, su novela Hotaru obtuvo el Primer Premio en el Concurso de Novela Negra BAN! –Extremo Negro 2014, y su novela Cachivaches (inédita) fue finalista del Premio Internacional de Novela Negra Córdoba Mata 2015. En abril del 2017 publica, por Evaristo Editorial, su novela Shunga, y su obra teatral El desamor resulta ganadora del Concurso de Dramaturgia TBK 2016/2017. Recientemente se editaron en Bolivia, por Otero ediciones, su novela corta juvenil Anchoa y su libro de cuentos infantiles de enigmas detectivescos Cosquillas en la oscuridad. Su obra teatral El desamor, que se publicó en diciembre del 2017 junto a las otras obras ganadoras del Concurso de Dramaturgia TBK, se estrenó el 5 de mayo del 2018, bajo la dirección de Tomás Bucella, en el Espacio TBK. En abril del 2018 salió publicado su primer libro de cuentos para adultos, Este pálido mundo mío, por Evaristo Editorial.

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