Tercera  y última entrega de este trabajo en el que intentamos una aproximación biográfica a la vida de Rodolfo Jorge Walsh, nacido en Choele Choel en 1927 y asesinado por un Grupo de Tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada el 25 de Marzo de 1977. En este número trabajaremos los años que van desde la caída de Cámpora hasta el secuestro y asesinato de Walsh, para intentar luego una primera  evaluación de  la impronta de Walsh en la cultura contemporánea.

  1. El brujo vandorismo

“Nosotros les decíamos traidores a ellos,

a los Matera, a los Vandor, a los Remorino.

Pero los traidores éramos nosotros.

Porque Perón siempre los apoyó a ellos”.

El 23 de Septiembre, Perón es electo por tercera vez Presidente de la Nación, con el 62% de los votos. Dos días después de la aclamación plebiscitaria de la fórmula Perón-Perón, Montoneros asesina a José Ignacio Rucci [180].
La muerte de Rucci parece haber sido uno de los errores tácticos más gruesos de Montoneros. “Un gran número de trabajadores seguían dispuestos a tolerar a los líderes sindicales corruptos y enriquecidos mientras consiguieran de vez en cuando beneficios económicos para sus afiliados (…) subestimaron el economicismo de la clase obrera argentina” [181].

La burocracia sindical había poseído una genuina base, primero de apoyo y después de tolerancia, por parte de la comunidad obrera, y desconocerla era desconocer la cultura política del movimiento obrero argentino.
Luego de la primavera, Montoneros comienza a aislarse políticamente.
Las múltiples movilizaciones populares y la elección de algunos funcionarios que respondían a la izquierda peronista realzaron la moderación de Perón, y el tono y contenido de sus mensajes, que comenzaron a enfatizar la necesidad de privilegiar la participación organizada y canalizada a través de los cauces naturales por sobre las movilizaciones populares inorgánicas y a refirmar los preceptos tradicionales de la doctrina justicialista en detrimento de las temáticas del socialismo nacional y la guerra revolucionaria impulsadas por la izquierda y a las cuales Perón había prestado eco a menudo durante los últimos años de su exilio [182] .

Ya en Julio de 1971 la Conducción Nacional de Montoneros había llegado a la conclusión de que “El socialismo nacional no es el socialismo; lo que Perón denomina socialismo nacional es el Justicialismo, algo que propugna la alianza de clases en vez de impulsar la lucha entre ellas”. Lo que Montoneros nunca aceptó es que el mayor traidor a la concepción montonera de lo que el peronismo debía ser era el mismo Perón.

El malestar de la Tendencia frente a las excursiones asesinas de la Triple A [183] crece. Walsh le plantea a miembros de la Conducción Nacional de Montoneros la posibilidad de que la manifestación del Día del Trabajador represente una ruptura pública y total con Perón. Pepe Firmenich desoye las prevenciones [184].

El 1 de Mayo de 1974, ante los cánticos de la Juventud [185], Perón enfurece:

“El gobierno está empeñado en la liberación del país no solamente del colonialismo sino también de estos infiltrados que trabajan adentro y que traidoramente son mas peligrosos que los que trabajan de afuera.
Hoy resulta que algunos imberbes pretenden tener más méritos que los que lucharon durante veinte años. No me equivoqué en la calidad de la organización sindical que se mantuvo a través de veinte años pese a esos estúpidos que gritan.
Estas organizaciones y estos dirigentes sabios y prudentes han mantenido su fuerza orgánica y han visto caer a sus dirigentes asesinados sin que todavía haya sonado la hora del escarmiento” [186]

La Tendencia abandona la plaza. Una semana después Perón recibe con honores a Pinochet, reciente presidente golpista de Chile. El tiempo se acelera: El 10 de Mayo el cabo José López Rega es nombrado Comisario General: Sube quince grados en la jerarquía policial en cinco minutos.
Entiende Julio Godio [187], que para entonces:

“ningún sector estaba seriamente interesado en defender un gobierno que ni hacía la revolución ni se decidía a aplicar una política clara a favor de los grandes grupos económicos y abiertamente represiva. En el medio de esta disyuntiva se encontraba la CGT, cuyos líderes solo atinaban a tratar de avanzar sobre el círculo íntimo de Perón, y de paso hacerle guiños a los aparatos de seguridad para que liquidase a los zurdos … había llegado tarde y demasiado viejo, tarde porque por un lado en su propio partido la lucha política entre izquierda y derecha era a muerte, y por otro porque el país que quería reordenar caminaba desde hacia 18 años según pautas de modernización y dependencia según lineamientos liberales conservadores impuestos por las empresas multinacionales y los grandes grupos económicos locales, bajo el paraguas de las Fuerzas Armadas”

El 1 de Julio de 1974 muere el General Juan Domingo Perón.
Crece la influencia del lopezreguismo en el Gobierno. Se clausuran El Descamisado [188] y El Peronista, dos semanarios de la Tendencia. Luego es el turno del diario Noticias [189] y de La Causa Peronista.
El país acelera su marcha hacia la derrota.

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  1. Vamos perdiendo

El 25 de Agosto Montoneros emite una proclama contra el gobierno peronista, incitando a la toma revolucionaria del poder. El 11 de Mayo la Triple A asesina a Carlos Mugica. El 31 de Julio la Triple A asesina a Rodolfo Ortega Peña. El 19 de Setiembre Montoneros secuestra a los hermanos Born. En Enero de 1975 comienza el Operativo Independencia en la provincia de Tucumán.
El 6 de Octubre de 1975 se dispone que “las Fuerzas Armadas procedan a ejecutar las operaciones militares y de seguridad que sean necesarias para aniquilar el accionar de los elementos subversivos en todo el país”. Dicha orden se pone en marcha mediante un decreto del Poder Ejecutivo Nacional, a cargo en forma provisional de Italo Luder, y con la firma de los ministros Antonio Cafiero y Carlos Ruckauf [190].

Walsh señala que en Montoneros

“se admitía la posibilidad del golpe, pero también se trabajaba como si no fuera a ocurrir (…) No hicimos ningún programa contra el golpe” [191].

Finalmente la tragedia se institucionaliza: El 24 de Marzo de 1976 las Fuerzas Armadas derrocan a Isabel Perón y comienza la etapa más negra de la historia argentina.
Los sectores liberales que habían apoyado al desarrollismo en 1958, al populismo reformista en 1963 y a la ruptura antidemocrática de 1966 finalmente pudieron articular un discurso integrado, único, en el cual enumeraban las matrices del orden a erradicar: los cuestionamientos a la autoridad, comenzando por su máxima expresión, la guerrilla; la sociedad política populista y el Estado tutelar; la economía urbana apoyada en la dinámica del sector industrial [192].

El comunicado Nro. 19 de la Junta de Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas informa que “sería reprimido con reclusión de hasta 10 años el que por cualquier medio difundiere, divulgara o propagara noticias, comunicados o imágenes con el propósito de perturbar, perjudicar o desprestigiar la actividad de las Fuerzas Armadas, de seguridad o policiales” [193].

En su afanosa búsqueda de información escuchaba noticieros de radios internacionales. Una noche de septiembre de 1976 escuchó en la BBC de Londres la noticia del suicidio de su hija Vicky durante un tiroteo en Villa Luro.
Entonces escribe “Carta a mis amigos” [194]. En ella cuenta que no conocía cómo había sido la entrada de su hija a Montoneros, pero sí sabía que

“cuando Timerman empezó a denunciar como guerrilleros a sus propios periodistas, ella pidió licencia y no volvió más”

Que sus encuentros eran pocos, fugaces y escondidos. Que se despedían

“simulando valor, consolándonos de la anticipada pérdida”.

Y ratifica su orgullo paternal y su convicción militante:

“No vivió para ella, vivió para otros, y esos otros son millones”.

El 5 de Mayo de 1976 desaparece Haroldo Conti. Pese a que su desaparición fue denunciada en el New York Times apenas 12 horas después [195] nunca se volvieron a encontrar rastros de él [196] . El informe de la Conadep [197] señala la existencia de un entregador que siniestramente se había hecho amigo de Conti.

En Junio el Nuncio Apostólico Pío Laghi, representante del Vaticano en nuestro país, afirma que “la causa de la subversión es de origen ideológico” y que “el país tiene una ideología tradicional, y que cuando alguien pretende imponer otro ideario diferente y extraño, la nación reacciona como un organismo con anticuerpos frente a los gérmenes, generándose así la violencia” [198]. En el proceso de la Argentina reciente no encontramos entonces antecedentes sociales, sólo la Doctrina de Seguridad Nacional. Esta la historia oficial.
A principios de 1976 Rodolfo Walsh presenta un documento crítico para con Montoneros, luego de confrontar con los enfoques militaristas de la cúpula guerrillera, que estaban favoreciendo a las Fuerzas Armadas. Su compañera Lilia Ferreyra cuenta que “estaba convencido de la derrota” [199] , que Walsh decía que debía reconocerse esa derrota que “amenaza convertirse en exterminio”, y hacer un nuevo Llamado a la Resistencia Popular, de la cual Montoneros no podría ser más que una parte, ligada a la política de las masas.
Escribe en este documento:

“Las masas están condenadas al uso del sentido común. Forzadas a replegarse (…) se están replegando hacia el peronismo que nosotros dimos por agotado (…) hacia relaciones que dominan, hacia prácticas comunes, en definitiva hacia su propia historia, su propia cultura y su propia psicología, o sea los componentes de su identidad social y política”

Coherente consigo mismo, la mudanza de Walsh a San Vicente, en búsqueda de “las lagunas del Sur” que había habitado en la niñez, forma parte de este repliegue.
Y advierte:

“Si la teoría galopa kilómetros delante de la realidad, la vanguardia corre el peligro de convertirse en patrulla perdida (…) La dura realidad actual no permite a las masas ni siquiera pensar en el poder, sino resistir para sobrevivir” [200]

La lógica de la lucha armada, faltando participación obrera, ha militarizado todos los aspectos de la vida de los Montoneros. Se hace clara “a falta, debido a su militarismo, de toda forma democrática interna que permitiera resolver las diferencias internas.

Richard Gillespie [201] explica el dilema político de Montoneros:

“por ser leales, aunque críticos, al peronismo, no tenían posibilidades de atraer a la minoría con conciencia de clase; por otra parte, el haber hecho una crítica más dura de la trayectoria de la política gubernamental hubiera supuesto el riesgo de aislarse del resto del Movimiento”.

El fracaso del movimientismo es ya evidente. Excluidos del sistema político, los Montoneros se volvieron violentamente contra él. Firmenich declara que “Se han agotado todas las formas legales de continuar la lucha”.
Montoneros retoma la lucha bajo la forma de operaciones punitivas, en las cuales el movimiento asume la administración de la Justicia Popular. El consiguiente aislamiento militar los conduce a la muerte.
Entre 1976 y 1983 treinta mil personas desaparecerían en la Argentina.

20. La resistencia: Prensa Clandestina

En plena dictadura, desvinculado de la militancia, cualquier hombre bajaría el perfil. Aníbal Ford [202] propone que debemos “descartar esa tramposa valorización que hace que un Robin Hood sea más valioso que un padre de familia que se encierra para mantener no sólo a sus hijos sino a su identidad”. Pero Walsh aun tenía cosas que hacer.

“Resignarse a actuar sin tener seguridad en los resultados (decidir en situaciones de incertidumbre) parecería ser un ingrediente esencial de la madurez, y el que no aprende a hacerlo se encuentra muy incómodo en este mundo complejo” [203]

¿Y entonces? La respuesta es: prensa clandestina y descentralizada. Walsh entiende que la información circula por las redacciones pero no alcanza su consumación natural en el contacto con el público. Entiende que muchos ven lo que pasa, pero no lo comprenden, porque cada episodio aislado no traduce la coherencia de un plan global. Es entonces que reúne a un grupo de periodistas y arma una extensa red de informantes. Asegurado el flujo permanente de noticias, Walsh crea la Agencia de Noticias Clandestina, ANCLA en junio de 1976. Le divierte pensar en la confusión que causan su nombre, la ausencia de lugares físicos de redacción e impresión y de informantes infiltrados en puestos claves [204] .

“Con un mimeográfo alcanza” decía entonces Walsh. No es necesaria una parafernalia técnica para llevar adelante un proyecto comunicacional. Y Ford lo sostiene: “También el lenguaje y la escritura son tecnologías de comunicación” [205]. Todos los intentos de la inteligencia de las Fuerzas Armadas fallaron. Como en Cuba, Walsh volvía a engañar al poderoso, amparado en La honda de David [206].
Coherente con su certeza acerca de lo que significaba la verdad en manos del pueblo, ANCLA no fue un canal de propaganda sino un canal de difusión, diverso en la localización geográfica e ideológica de sus fuentes.
Hacia fines de 1976 Walsh desarrollará Cadena Informativa, la expresión mínima de organización e información, expresión máxima de solidaridad informativa.
“Walsh asumía todas las obligaciones y responsabilidades de su militancia, pero no rendía culto a formas organizativas, no reivindicaba como valor absoluto ningún método de lucha, ni aislaba los distintos momentos de la práctica popular” dice Verbitsky [207]. Raymond Williams [208] señala que el concepto de cultura no comprende sólo a sus objetos, sino también las contradicciones a través de las cuales se ha desarrollado, y crítica al marxismo que ha rechazado radicalmente el concepto de tradición. Walsh había desentrañado los saberes del pueblo y los de la burguesía.

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  1. La carta

El 24 de Marzo de Rodolfo Walsh distribuyó la Carta Abierta a la Junta Militar [209]. Dura, franca, ab¡erta: Walsh destroza uno a uno los argumentos militares, económicos y políticos de la dictadura. La carta habla por sí sola y no permite segundos análisis. A continuación reproducimos algunos fragmentos:

“lo que ustedes llaman aciertos son errores, los que reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades”

“como el detenido no existe, no hay posibilidad de presentarlo al juez en diez días según manda la ley que fue respetada aún en las cumbres represivas de dictaduras anteriores”;

“Mediante sucesivas concesiones al supuesto de que el fin de exterminar a la guerrilla justifica todos los medios que usan, han llegado ustedes a la tortura absoluta, intemporal, metafísica en la medida que el fin original de obtener información se extravía en las mentes perturbadas que la administran para ceder al impulso de machacar la sustancia humana hasta quebrarla y hacerle perder la dignidad que perdió el verdugo, que ustedes mismos han perdido”

“La negativa de esa Junta a publicar los nombres de los prisioneros es asimismo la cobertura de una sistemática ejecución de rehenes (…) un libreto que no está hecho para ser creído sino para burlar la reacción internacional”

“1200 ejecuciones en 300 supuestos combates donde el oponente no tuvo heridos y las fuerzas a mando no tuvieron muertos … en un año atribuyeron a la guerrilla 600 muertos y sólo 10 o 15 heridos, proporción desconocida en los más encarnizados conflictos”

“Un muestreo periodístico de circulación clandestina[210] revela que entre el 18 de diciembre de 1976 y el 3 de febrero de 1977, en 40 acciones reales, las fuerzas legales tuvieron 23 muertos y 40 heridos, y la guerrilla 63 muertos” [211]

“ustedes prohibieron informar sobre hallazgos de cadáveres que en algunos casos han trascendido, sin embargo, por afectar a otros países, por su magnitud genocida o por el espanto provocado entre sus propias fuerzas”

“Se agota la ficción de bandas de derecha … Las 3 A son hoy las 3 Armas”

El Teniente Coronel Hugo Ildebrando Pascarelli lo había definido de la siguiente manera: “La lucha que libramos no reconoce límites morales ni naturales, se realiza más allá del bien y del mal” [212]

“En la política económica de este gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada”

“Resucitando formas de trabajo forzado (…) elevando la desocupación al record del 9%” [213].

“En este primer año de gobierno el consumo de alimentos ha disminuido el 40%, el de ropa más del 50%, el de medicinas ha desaparecido prácticamente en las capas populares (…) centenares de médicos, profesionales y técnicos se suman al éxodo provocado por el terror, los bajos sueldos o la racionalización”

“El río más grande del mundo contaminado en todas sus playas porque los socios del ministro Martínez de Hoz arrojan en él sus residuos industriales, y la única medida de gobierno que ustedes han tomado es prohibir a la gente que se bañe”

“Una deuda externa que alcanza los 600 dólares por habitante, una inflación anual del 400%[214]”

“Cuatro mil nuevas plazas de agentes en la Policía Federal, doce mil en la provincia de Buenos Aires, con sueldos que duplican el de un obrero industrial y triplican el de un director de escuela … en el reino de la tortura y la muerte, único campo de la actividad argentina donde el producto crece y donde la cotización por guerrillero abatido sube más rápido que el dólar”
Celedonio Pereda, Presidente de la Sociedad Rural, había afirmado que “llena de asombro que ciertos grupos pequeños pero activos sigan insistiendo en que los alimentos deben ser baratos” [215]

“Cabría pedir a los señores Comandantes en Jefe de las 3 Armas que meditaran sobre el abismo al que conducen al país tras la ilusión de ganar una guerra que, aún si mataran al último guerrillero, no haría más que empezar de nuevo bajo nuevas formas, porque las causas que hace más de veinte años mueven la resistencia del pueblo argentino no estarán desaparecidas sino agravadas por el recuerdo del estrago causado y la revelación de las atrocidades cometidas”

“sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles”

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22. El Fin

El informe de la Comisión Nacional de la Desaparición de Personas señala en su informe de 1984, el Nunca Más, que “si cabe señalar un estamento que notoriamente estuvo bajo la óptica preocupada del siniestro aparato de persecución y represión político-social montado por el gobierno militar, forzosamente habrá que mencionar a los periodistas argentinos. No fue a causa de la casualidad o por error que es tan alta la cantidad de víctimas en proporción a los profesionales que integran el sector: además de afectar con este ataque el vasto campo de la cultura, siempre vista con recelo por las dictaduras, es evidente que se apuntó a silenciar a un grupo social de gran importancia para evitar de raíz todo tipo de cuestionamiento público” [216] .

Walsh, ese hombre que caminaba siempre en dirección contraria al sentido de los automóviles, que no quería que lo sorprendieran por la espalda [217] fue sorprendido por un Grupo de Tareas de la ESMA el 25 de Marzo de 1977 en la esquina de Humberto Primo y Entre Ríos.

Buscaban detenerlo. Walsh recordó en una fracción de segundo el temor de Massetti a ser capturado vivo [218], recordó lo que había escrito acerca de su hija Vicky:

“Mi hija estaba dispuesta a no entregarse con vida. Era una decisión madurada, razonada (…) Sabía perfectamente que en una guerra de estas características el pecado no era hablar, sino caer. Llevaba siempre encima la pastilla de cianuro, la misma con la que se mató nuestro amigo Paco Urondo, con la que tantos otros han obtenido una última victoria sobre la barbarie” [219].

Y no se entregó. Eran poco más de las 3 de la tarde y se iba a encontrar con su compañera Lila en un departamento del barrio de Constitución. Entre ocho y diez hombres, entre ellos García Velazco, Ernesto Webber, Alfredo Astiz y Roberto Oscar González [220], dieron a Walsh la orden de alto. Walsh, entonces de 50 años de edad, les opuso su revólver calibre 22. Walsh cayó muerto en el acto y uno de sus asesinos, Maco, Mayor (RE) del Ejército Julio César Coronel, fue herido en una pierna: “Yo quedé así, rengo, pero el profesor Neurus se fue para el otro lado” [221] dirá Maco al regresar a la ESMA. Sería condecorado en 1978 por el almirante Emilio Massera.

Sólo Ariel Delgado, de Radio Colonia, y el Buenos Aires Herald informaron la desaparición de Walsh. La desinformación había sido cimentada desde el momento mismo del golpe. En 1978 el brasileño Joao Havelange, Presidente de la FIFA (Federation Internationale de Football Association), señalaba tras el Mundial de Fútbol: “Por fin el mundo ver pudo ver la verdadera imagen de Argentina”, en elíptica contraposición a las denuncias de organizaciones internacionales de Derechos Humanos.

  1. Emergentes

Raúl Scalabrini Ortiz supo contar la emergencia de los sectores populares en la sociedad política argentina con su crónica sobre los sucesos del 17 de Octubre de 1945:

“El sol caía a plomo cuando las primeras columnas de obreros comenzaron a llegar, venían con su traje de fajina porque acudían directamente de sus fábricas y talleres, no era la multitud ruidosa de los domingos. Frente a mis ojos desfilaban rostros, brazos, membrudos con las greñas al aire, llegaban cantando y vociferando unidos en la impetración de un solo nombre: Perón. Era el anticipo de la inundación. Así avanzaban por la Avenida de Mayo, por Balcarce y por Diagonal, Un pujante palpitar sacudía la extraña de la ciudad Un hálito áspero crecía en densas vaharadas, mientras las multitudes continuaban llegando. Venían de la Usinas de Puerto Nuevo, de los Talleres de Chacarita y Villa Crespo de las manufacturas de San Martín y Vicente López, de las fundiciones y acerías del Riachuelo de las hilanderías de Barracas. Brotaban de los pantanos de Gerli y Avellaneda o descendían de las Lomas de Zamora. Hermanados en el mismo grito y en la misma fe, iban el peón del tambo de Cañuelas y el tornero de precisión, el fundidor, el mecánico de automóviles, el tejedor, la hilandera y el peón. Era el subsuelo de la patria sublevado. Era el cimiento básico de la Nación que asomaba por primera vez en su tosca desnudez original, como asoman las épocas pretéritas de la tierra en la conmoción del terremoto. Era el substracto de nuestra idiosincrasia y de nuestras posibilidades colectivas allí presente en su primordialidad sin reatos y disimulo. Era el de nadie v él sin nada en multiplicidad casi infinita de gamas y matices humanos aglutinados por un mismo estremecimiento y el mismo impulso, sostenido por una misma verdad que una sola palabra traducía” [222]

Luego de esta primera emergencia, de hecho, la historia nos permite acceder al momento en que los sectores populares también comienzan a ser hablados, cuando los actores reales irrumpen en la acción simbólica. En Operación Masacre los actores principales no son Rojas o Aramburu, los protagonistas del relato son:

“Las personas: Carranza, Garibotti, Don Horacio, Giunta, Díaz, Lizaso, Gabino, Mario, El fusilado que vive…” [223]

De la misma manera, en ¿Quién mató a Rosendo?, un relato centrado en la aristocracia obrera y los sectores dominantes, el sentido de lo político se construye desde Villaflor, Salazar y Blajaquis: ya no desde el manual, la cátedra, ya no desde la voz del que sabe o el que manda.

La violencia real, palpable, de los años en que vive Walsh se conjuga con la pluralidad discursiva y la masividad que la industria cultural explota, para resolverse en una literatura que será una máquina de borrar fronteras genéricas y culturales. Una literatura que permite la presencia del otro, como saber, como historia y como lengua. Como cultura [224].

  1. A Manera de Epílogo

Walsh no desapareció. Aun está vivo. Escribió Osvaldo Bayer [225] en un nuevo prólogo de Operación Masacre, que se sigue editando: “Te arrojaron vivo al mar, te enterraron como NN, te quemaron en una pira. Y aquí estás, en medio de Buenos Aires. Tan rápido puso la historia las cosas en su lugar”.
Una plazoleta en Chile y Perú y el Aula Magna de Ciencias Sociales de la UBA, entre otras cosas, llevan el nombre de Rodolfo J. Walsh. El mismo había dicho que ni aun exterminando al último guerrillero se podría acabar con la guerra. La máquina montada para la desaparición de personas supuso su olvido y se equivocó.
La mayor parte de los militares, policías y civiles que participaron del genocidio ocurrido en Argentina entre 1976 y 1983 pasaron por el banquillo de los acusados. Fueron procesados, encarcelados y luego paulatinamente liberados [226]
En marzo de 1999 el entonces presidente de la Nación, Carlos Menem, amplió la cobertura de la ley 24411 a los familiares de los fusilados en la contrarrevolución de 1956. Dicha ley establece que el Estado debe pagar $ 224000 a los familiares de “toda persona que hubiese fallecido como consecuencia del accionar de las Fuerzas Armadas, de seguridad o de cualquier grupo paramilitar” [227]. Al menos el Estado Nacional, de alguna manera reconocía su responsabilidad directa como institución.

En Julio de 1995 la periodista Olga Wormat entrevistó a Emilio Massera para la Revista Gente. En la nota Massera afirmó que Walsh “era un terrorista, que cometió el error de resistirse. Si se hubiera entregado su destino hubiera sido otro, en una de esas lo hubiéramos salvado, como a tantos otros” [228]. Horacio Verbistky asegura que la decisión de Walsh “de que ninguna mano sucia lo tocara es una de las grandes frustraciones de Massera, quien deseaba exhibirlo como un trofeo ante sus compañeros y competidores de la Junta Militar”.
La tarde de su muerte llevaba encima el boleto de compraventa de la casa de San Vicente donde vivía con su compañera Lilia Ferreyra desde hacía tres meses. Walsh se hacía llamar Norberto Freyre (con ese hombre había comprado la casa) y decía ser un profesor de inglés retirado [229] . Esa noche su domicilio fue “allanado” por un grupo de tareas.

En dicho “allanamiento” fueron robados archivos, carpetas, anotaciones, cuentos, papeles, que serían recuperados recién en los 90’ y que darían lugar a Ese hombre y otros papeles personales, edición de Daniel Link para Seix Barrial [230] . Según testimonios de vecinos, cuarenta hombres dispararon y arrojaron granadas durante dos horas contra la vivienda desocupada.
Graciela Daleo y Enrique Fuckman, detenidos en la Escuela de Mecánica de la Armada, han declarado ver en la ESMA documentos robados a Walsh. Otros detenidos en el mismo establecimiento, como Martín Grass, Sara Solars y Alicia de Pirles, aseguran haber visto llegar muerto a Walsh [231] .

Walsh representa, para muchos, el paradigmático producto de una tensión resuelta: la establecida entre el intelectual y la política, la ficción y el compromiso [232] . Todos los que regresan hoy a Walsh (Bayer, Lafforgue, Piglia, Verbitsky, Viñas) lo retoman para cuestionar radicalmente el actual sistema. Volver a Walsh es para estos intelectuales un acto de rechazo y de crítica a nuestro tiempo [233] . Miguel Bonasso [234] aun lamenta no haber podido el encargo de la conducción de Montoneros para sacar a Walsh del país y llevarlo a la reunión del Consejo Superior del Movimiento Peronista Montonero en Roma: “No pude encontrarlo antes que el enemigo (…) El diálogo del sobreviviente será siempre un diálogo de culpa con los compañeros desaparecidos”.
Varios intelectuales argentinos rescatan a Walsh, fundamentalmente, por su franqueza. Bayer [235] le dice: “Te tomaste en serio la palabra. Exageraste en eso de la verdad”. Verbitsky [236] cuenta que “No redondeó una idea que no llevara luego a la práctica”. Ford [237] explica que Walsh “No soportaba que las paradojas quedaran flotando, la esquizogenia”. Pero Walsh [238], como siempre, trata de relativizar un poco tanto elogio, y contesta, como siempre, con un dejo de ironía:

“Pienso que la literatura es, entre otras cosas, un avance laborioso a través de la propia estupidez”.

Pero otra frase rescatada de Walsh [239] bien podría ser el epitafio al pié de su tumba desconocida:

“Para nosotros el verdadero cementerio es la memoria”.

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Notas
[180] La organización True Peace (2000) asigna a Rodolfo Walsh el cargo de Jefe de Inteligencia en el operativo destinado a matar a Rucci, en el ametrallamiento de la sede de la Dirección de Electrónica de la Marina el 22 de Noviembre de 1974 y en el atentado con explosivos en el comedor de Seguridad Federal el 2 de Julio de 1976. En el ametrallamiento también habrían participado, según la misma organización, Paco Urondo y Horacio Verbitsky.

[181] Gillespie, 1987.

[182] Cavarozzi, 1984.

[183] Fueron asesinados mayor número de militantes por la Triple A en el período 1974-1975 que en los combates de 1970-1973.

[184] En Bonasso, 2000.

[185] “¿Qué pasa, qué pasa, qué pasa General? Que está lleno de gorilas el gobierno popular”

[186] Citado por Di Tella, 1983.

[187] Godio, 1993.

[188] Dirigido por Dardo Cabo, Miguel Lizaso y Julio Troxler.
[189] Dirigido por Miguel Bonasso.
[190] True Pace, 2000.
[191] Walsh, 1996.
[192] Cavarozzi, 1984.
[193] Conadep, 1996.
[194] Walsh, 1996.
[195] Caviglia, 1999.
[196] www.desaparecidos.org/ar.
[197] Comisión Nacional para la Desaparición de Personas. Conadep, 1996.
[198] La Nación, 27/06/1976. Citado por Dri, 1987.
[199] Kolesnikov, 1997.
[200] Gandolfo, 1997.
[201] Gillespie, 1987.
[202] Ford, 1987.
[203] Varsavsky. Citado por Ford, 1994b.
[204] Verbitsky, 1985.
[205] Ford, 1999.
[206] Ford, 1995.
[207] Verbitsky, 1985.
[208] Williams, 1980.
[209] Walsh, 1977.
[210] Cadena Informativa: Mensaje Nro. 4, Febrero de 1977. Citado por el autor.
[211] Walsh acusa aquí solapadamente a las FFAA de seguir la ley del Talión: 63 a 63
[212] En La Razón del 12 de Junio de 1976. Citado por el autor.
[213] En 2002 la desocupación alcanza al 30 % de la población activa. Otra clara muestra de la vigencia del discurso de Rodolfo Walsh.
[214] N de la R: La población del país en ese momento era de 25 millones de personas. La deuda externa alcanzaba los 11700 millones de dólares, a razón de U$S 468 por habitante. En el año 2000 la población del país es de 36 millones de personas. La deuda externa alcanza los 147667 millones de dólares, a razón de U$S 4102 por habitante. Ver Econolink, 2002.
[215] Prensa Libre, 16 de diciembre de 1976. Citado por el autor.
[216] Conadep, 1996.
[217] Ford, 1994
[218] García Olivieri, 2000
[219] Walsh, 1976.
[220] González reconocería el 04/03/1998 haber participado del operativo que terminó con la vida de Walsh (Young, 1998).
[221] Young, 1998
[222] Citado por Romano, 1993.
[223] Walsh, 1994
[224] Alabarces, 2000.
[225] Bayer, 1995.
[226] Mediante las leyes de Punto Final, Obediencia Debida y el indulto presidencial de 1990.
[227] Sin Firma, 1999.
[228] Verbitsky, 1996.
[229] Kolesnikov, 1997.
[230] Sin Firma, 1996.
[231] Conadep, 1996.
[232] Pesce, 1987.
[233] Díaz y Gazzera, 1995.
[234] Bonasso, 2000.
[235] Bayer, 1995.
[236] Verbitsky, 1995.
[237] Ford, 1994.
[238] Walsh, 1996.
[239] Walsh, 1977.

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