AL COMPÁS DEL RELOJ

Un pueblo que sobrevive, una historia de amor, un juego literario que sacude la línea de tiempo, algo que parece ficción pero termina siendo real.

Gabriela Urrutibehety, inmejorable cronista, desata el misterio del Mecanismo de relojería de manera provocadora, sabiendo que el lector no podrá detener la historia, y esa ansiedad lo acompañará hasta el final de la novela que publica Gogol Ediciones y cuya contratapa el escritor cubano Marcial Gala examina.

En el prólogo, se anticipa la trama que lleva a la autora dolorense a dar certeza sobre el mecanismo de Antiquitera, una serie de piezas mecánicas halladas en Aigila, hoy Antiquitera, en 1901, por unos  buscadores de esponjas, cuando encuentran los restos de un naufragio. Nada hacía pensar que los elementos rescatados podrían ser los antecedentes de las actuales computadoras.

Todo empieza en el año 60 aC, en el velero mercante que parte desde Esmirna rumbo a Ostia. Una tormenta desencadenará el drama y la embarcación se hundirá. Así comienza la leyenda.

Mecanismo de relojería funciona como un reloj a cuerda. La tarea de reconstrucción es el relato que el cuñado de la escritora dejó traslucir entre mate y mate: minucioso, preciso, ajustado. Mientras leo la novela, recuerdo el poema de Domingo F. Faílde “Eros,Thánatos y un reloj”: “Un reloj de pared / acompasaba / los helados latidos de los amantes”. Asocio: amor, aventura, el pueblo de San Augusto, la composición fragmentada; y asisto al clima que me lleva al policial de toque fantástico.

Gabriela Urrutibehety ya nos había dado muestra de su calidad literaria en Con la muerte a cuestas, La banda de los seguros: discreta geografía criminal, Tres tipos difíciles: Borges, Girondo, Arlt. Ahora nos dispara con esta novela para confirmar que sabe del género negro.

Refiere la autora que “la idea que me rondó todo el tiempo mientras escribía la  novela, es la historia que se reconstruyera desde restos de diferente tipo y tamaño. Por eso aparecen fragmentos narrados en distintos tiempos”.

En este marco toda la obra es un conjunto armónico que utiliza un lenguaje rico que no decae y hasta me atrevo a decir que si se hace bien, toda novela policíaca es un mecanismo de relojería. No es metafórico lo dicho, detrás de cada línea hay un proceso creativo y un oficio narrativo.

A medida que el lector se apropia de Jordi Balaguer, de su BMW, de su perfume, de su pulcritud, va “velando” a la enfermera Daiana y se sobresalta con un pusilánime Bruno quien no sabe dónde está cuando se sienta en Tobacco o en la cantina del tano Foglia. No son personajes de papel o de pueblo, tienen la estética de seres comunes y ese es el mayor encanto de la novela, porque Gabriela Urrutibehety los viste como personas, no como héroes. Entonces aparece Bruno con sus dudas sobre Daiana. “A Daiana la mataron también y le robaron el testamento de Jordi”, dice azorado. “Tres personas saben del testamento, descartando el finado. Uno muere, a la otra se la tragó la tierra. Y la tercera está vivita y coleando tomando café con un desconocido que la va de Vengador Anónimo”, sentencia. “Una joyería de pueblo no es Ricciardi. Y cuidate de Zuccardi, porque si encuentra algo no va a ser para dártelo a vos. Vendé todo pronto y andate de vuelta a casa, es lo mejor que podés hacer”, hostiga.

Una novela lista para este momento de encierro y pandemia. Un policial dinámico que no se olvida fácilmente.

 

 

Mecanismo de relojería

Gabriela Urrutibehety

Gogol Ediciones

167 páginas

Agosto de 2020

 

 

Sobre El Autor

José María Gatti es psicólogo social, periodista e investigador.. Se especializa en la obra de Ernest Hemingway y colabora en distintas publicaciones del extranjero analizando la vida del escritor. En 2010 su bitácora www.lapipadehemingway.blogspot.com fue seleccionada por Technorati, el principal buscador automático de blogs, entre los 10 mejores blogs temáticos sobre Ernest Miller Hemingway. En el 2012 su cuento La leyenda del vino resultó finalista en el Concurso de Relatos Cortos Tinta, sangre y vino, organizado por las Bodegas Paternina (Logroño -España), con motivo del 55 aniversario de la visita del escritor a la bodega. En mayo de 2014 participó como ponente, con su trabajo Lo policial en Hemingway, del Cuarto Festival Azabache. Negro y Blanco, en Mar del Plata (Argentina). En setiembre, representó a la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, en el V Festival Medellín Negro (Colombia) con su ponencia El sicariato colombiano en Argentina. Ha publicado Tres ensayos sobre arte latinoamericano (1980), En tren de charlas (1982), Hola Hemingway. Una mirada centenaria (1999), Ladrón de desalmados (2004), Gente de palabra (2005), La pipa de Hemingway (2008), Víctimas Inocentes (2013) y Carne en flor (2015).

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