Es posible que Vladimir Sorokin quiera tener un millón de amigos, como reza en su canción Roberto Carlos, pero es claro que el presidente Putin no estará nunca en la lista, pués Sorokin lleva la trasgresión al nivel del terrorismo, inaugurando con estas páginas una nueva corriente, el “terrorismo pop”. Su prosa, provocativa, mordaz, pero ante todo lúcida, cercena con inteligencia la realidad de la Rusia contemporánea exponiendo impiadosamente todas las crueldades del Kremlin.
El día del opríchnik asume el formato de la distopía futurista: El año, 2027. Lugar, la Nueva Rusia. Los oprichnik, fuerza de seguridad, reprimen cualquier acto de subversión y se encargan de velar por la continuidad y seguridad del país, un país cercado por murallas y gobernado con mano férrea por el omnipotente Soberano, el bienamado. Todo pertenece a él, todo pasa por él y todos deben rendirle pleitesía.
El jefe de los oprichnik es Padre, quien se encarga de la formación de cada uno de los soldados. Uno de ellos es Andrey Komyaga, un hombre experimentado, que entiende perfectamente cuál es su función en Rusia: eliminar a los enemigos del imperio, proporcionar amantes a la mujer del Soberano y cumplir con las obligaciones de cualquier guardia. A cambio, puede disfrutar de los grandes placeres de cada oprichnik: el rito de la sodomía, las drogas y la violación de las mujeres de los nobles rebeldes.
La novela relata un día en la vida del mencionado Andrey Komiaga, la rutina de un represor que sirve con fidelidad al Soberano y a Padre por el bien de su país. El lector participa como testigo de unas prácticas tan masoquistas como absurdas y surrealistas. ¿Deformación de la realidad utilizada para hablarnos de la actualidad de una sociedad opresora e hipercontrolada?
La similitud no llega a metáfora cuando en la narración aparecen consignas políticas como la del asesinato “-¡qué gusto da abatir a los enemigos de Rusia!”: recordemos las muertes de Aleksandr Litvinenko, ex espía ruso, crítico con Putin, muerto envenenado y la de Anna Politkóvskaya, periodista rusa asesinada luego de arremeter contra el Kremlin.
En éste este año 2027, la ansiedad social es controlada mediante el uso de estupefacientes, pués las drogas hacen que la sociedad se relaje, que no tenga necesidad de anhelar nada más que el placer de estar enajenado. Eso sí, las farmacias solamente las venden cuando acaba la jornada laboral, dado que todos deben cumplir activamente con su trabajo.
Como decíamos, El día del oprínchnik es una distopía futurista que nos sumerge en una sociedad que habita en una incoherente mezcla de pasado medieval y futuro tecnológico. Cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia.
Titulo: El día del Oprichnik
Autor: Vladimir Sorokin
Traducción: Yulia Dobrovolskaia y José María Muñoz Rovira
Editorial: Alfaguara
237 páginas