Un forastero inesperado arriba a Andurien. Este encapuchado envuelto en misterios atrae tanto el interés de Hügre como el de los hechiceros. Dice tener en sus manos la esperanza de un reino que ha caído en desgracia.

Andurien ya no es aquel bastión que supo mantener alejadas a las criaturas de Nubilum. La guerra civil lo ha debilitado hasta el punto de que cualquier ayuda resulta valiosa para subsistir. Mientras los caballeros acercan posiciones con la hechicería buscando una solución, nuevos héroes aparecen en escena.

Taril, un joven proveniente de Islliat, acompañado de una Elfa Núdelon, buscarán refugio en Corella. Pero a medida que las complicaciones se sucedan, comprenderá que ya no es posible permanecer neutral en este nuevo escenario. Ha de tomar una decisión. La pregunta es: ¿cuál bando es el correcto?

Entretanto, otros jugadores mueven sus fichas en las sombras, preparándose para la batalla que definirá al nuevo amo de Nubilum.

La hora de los cuervos ha llegado. Y con ella, también numerosas respuestas. Es tiempo de que ciertas cosas salgan a la luz…

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¿Cómo surge la idea del ciclo Nubilum? ¿Fue planteada como saga desde un comienzo? ¿En algún momento la historia necesitó alejarse de su planificación original?

La idea de Nubilum surgió mientras avanzaba en mi primera incursión narrativa. Por entonces me había enfrascado en una novela de ciencia ficción, a la que me dedicaba esporádicamente, y que acabaría prolongándose diez años. Durante ese tiempo fui madurando la doble idea de dedicarme con más intensidad a la escritura, por un lado, y abordar el género fantástico -género que desde siempre me causó fascinación-, por el otro. Nubilum se plasmó así como una semilla a la que pretendía explotar sin más límite que el del entusiasmo. Incluso llegué a pensar en escribir seis o siete libros -siempre me gustaron las sagas de muchos tomos-. La llegada de la publicación, en paralelo con la necesidad de encarar nuevos proyectos para seguir creciendo, me llevó a cerrar la historia en un número menor y a recortar las ideas secundarias.

¿Tomaste algún modelo base de la realidad –aunque sea anímicamente- para dibujar los conflictos políticos y/o bélicos de Nubilum?

Estoy convencido de que los conflictos que se plantean en Nubilum deben remitir a hechos reales. Soy un amante de la historia y no dudo en haber volcado cosas que he leído o investigado en algún momento de mi vida. Pero, puntualmente, puedo mencionar el caso de los Dárdamas, representantes del equilibrio, que fueron creados de forma consciente como una alternativa a los conflictos que vivo día a día en mi entorno. La sociedad argentina se ha desarrollado, a lo largo de su historia, bajo una clara polarización social. Los binomios federal/unitario, radical/peronista, oficialista/opositor, por poner algunos ejemplos, son una constante en nuestra sociedad es uno de los mayores obstáculos -a mí entender- de nuestro crecimiento. Desde que pensé Nubilum me plantee la duda de qué quería contar. Y lo primero que se me vino a la cabeza fue el tema de los extremos como imposibilidad de comunicación y el equilibrio como vía a solucionarlo.

¿Cómo surge la imagen de las murallas?

Por lo mismo que menciono arriba, creo que las murallas son la representación física de esa intolerancia. El distinto, el que no piensa como uno, el que actúa de modos distintos es empujado al otro lado de esos muros en el afán de construir una seguridad ficticia. El Límite de Andurien constituye esa imagen irreal pero confortante de seguridad, que a lo largo de la historia dará muestras de su debilidad.

Tiempos oscuros comienza con las aventuras de Ghaelius y Drael, que encarnan el rol de mago y guerrero, lo cual remite al emblemático Rey Arturo y el Mago Merlin. ¿Este binomio es casual o premeditado?

En este caso puntual de Merlín y Arturo es puramente casual. Pero reconozco que a lo largo de la épica fantástica es un binomio que se repite. Creo que la mayor influencia en esa elección fue la de la saga Dragonlance. Pero en cuanto a mi historia, la magia y la espada se me figuraban como el contraste entre lo etéreo y lo rígido; lo fantasioso y lo racional. Necesitaba de ese contraste para contar la historia de Ghalas y Drael.

Siendo Tiempos Oscuros tu primer obra publicada, ¿Cuánto hay de aprendizaje personal a medida que avanza la saga?

Demasiado. Me hubiese gustado tener un poco más de experiencia a la hora de publicar Nubilum. Es una saga a la que le tengo mucho cariño y, de haber sabido de entrada lo que aprendí a lo largo de sus distintas publicaciones, hubiese hecho las cosas de modo diferente. Pero bueno, me alegra darme cuenta de que voy reconociendo mis errores e intentando corregirlos a medida que escribo. Por eso, también, me tentaba la idea de terminar la saga en menos tomos y de empezar algo nuevo. Es una forma de arrancar de cero con otra perspectiva y más experiencia a cuestas.

 

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Con el correr de los volúmenes Nubilum se ha transformado en una obra coral. ¿Cómo es manejar tantos personajes en una narración?

Bueno, ese es uno de los problemas que me planteó la inexperiencia. Lo cierto es que no es fácil manejar demasiados personajes y lo descubrí cuando ya había avanzado en el relato. Envidio sanamente a George Martin y su capacidad para delinear tantos personajes claramente distinguibles. En mi caso, me encontré en la disyuntiva de no saber si hablaba uno, o si hablaba otro. Fue entonces que descubrí la pobreza de caracterización en alguno de los personajes. Me costó, a esa altura, pintar sobre lo ya escrito para reforzar los rasgos y, como aprendizaje, decidí que en lo sucesivo debo entender qué función cumple ese personaje con claridad y a partir de ahí delinear sus rasgos.

¿Sos cercano a los juegos de rol?

Siempre tuve curiosidad por los juegos de rol, siempre estuve a un paso de encontrarme con roleros para superar esa deuda interna, pero por uno u otro capricho del destino, al final nunca jugué.

¿Te pasó que alguno de los protagonistas, con la evolución de la historia, te sorprendiera emancipándose del destino por vos conjurado?

Sí, y es lo que más disfruto. Tengo la teoría de que el sentido de la historia no es como uno la piensa; en realidad éste se encuentra suspendido en el inconsciente y se va revelando a medida que los personajes tejen sus caminos. A veces lo siento como una terapia. Me siento cómodamente, empiezo a hablar para romper el hielo diciendo lo primero que se me viene a la cabeza y, cuando me quiero dar cuenta, acabo de descubrir algo interesante que había pasado por alto. Siempre supe a dónde quería llegar -del mismo modo que uno va al psicólogo por un motivo concreto-, pero hubo muchas veces, en que los personajes seguían un rumbo incomprensible. Por suerte cedí a sus caprichos y acabé por advertir que ellos entendían la historia mejor que yo.

 

 

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¿Cuáles fueron tus influencias a la hora de emprender esta obra? ¿Podés mencionar algún argentino?

Mis influencias son muchas. Tolkien, Dragonlance, Ray Bradbury, Edgar Allan Poe, Michael Ende, toda novela fantástica que haya leído en mi infancia. Películas como Star Wars, Willow, Conan. Incluso los comics. De chico era fanático de la revista Nippur. En cuanto a autores argentinos, no sé si han influido en esta obra particular, pero siempre me gustaron Cortazar y Arlt. Y por mencionar a un autor muy próximo a la argentina, Cuentos de amor de locura y de muerte de Horacio Quiroga fue uno de mis libros favoritos en la adolescencia.

¿La historia está terminada o continuás escribiéndola? ¿Cuántos volúmenes serán?

Actualmente me encuentro corrigiendo el que será el último libro de la saga, el volumen cuatro.

Una vez terminada la saga, ¿abandonarás este universo para siempre o te quedan cosas que deseas contar?

Es una pregunta que, como supongo le sucederá a otros escritores de sagas, me rondó la cabeza cuando tomé dimensión de que estaba escribiendo el final. La idea de todo lo que me privé de contar, de tantas historias secundarias que había imaginado en la gran extensión del mundo de Nubilum, me planteó durante unos cuantos meses ese interrogante. Al escribir el final decidí cerrar la historia sin ningún cabo suelto. Eso no quiere decir que el día de mañana no pueda volver a escribir sobre ese mundo en otras circunstancias. Incluso barajo la idea de indagar en el cuento corto con historias narradas en este universo.

¿Habitamos un momento de esplendor del género fantástico?

Yo creo que sí. Y decir eso como escritor argentino es una gran satisfacción, dado que durante mucho tiempo se subestimó al género y se le negó el lugar en las librerías de mi país. Hoy uno puede topar con George Martin, Christopher Paolini o Liliana Bodoc en la primera estantería. Por lo tanto, creo que es un buen momento de contar historias que convenzan a aquellos que han renegado de la literatura fantástica hasta hoy y de las innumerables posibilidades que ofrece.

 

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Juan Ignacio Iribarne

 

¿Cómo nace la Cofradía del Fantasy?

La Cofradía del Fantasy nace, a mi modo de ver, de dos exigencias. La primera, la más comercial si se quiere, de la necesidad de hacerse oír. Con tanta competencia extranjera, tantos autores que llegan a chorros de Europa y Estados Unidos para abarcar la visual de los lectores, era fundamental que uniéramos las voces en un grito mayor para que aquellos que aman el género se percataran de nuestra existencia. Pero la segunda y, a mi modo de ver, la más fascinante que nos caracteriza a los «nerds» de la fantasía, por la necesidad de descubrirse; de encontrar a ese otro que comparte los mismos gustos. Gustos que nos hicieron sentir parias en nuestra adolescencia, quizás, o que quisimos compartir con alguien que no nos entendía. Es agradable encontrar a otros que están en el mismo camino, y con los que tenés en común bastantes cosas. Agradable recibir de esos otros recomendaciones de nuevos autores que no conocías. Y, sobre todo, refiriéndonos ya puntualmente a los escritores de fantasía, creo que es enriquecedor intercambiar puntos de vista, formas de trabajo, estilos, etc. Porque la mayoría de los que formamos la Cofradía somos nuevos en esto. Y tenemos el objetivo común de aprender y llegar a los lectores.