Sólo Tempestad (www.solotempestad.com), la página web dedicada a las reseñas literarias dirigida por Pablo Méndez, gana fuerza y viraliza una nueva manera de acercarse a la literatura.

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¿Cómo nace Solo tempestad?

Solo Tempestad nace de la tempestad. Es decir, el 2014, no había sido un año muy bueno, para decirlo con precisión había sido un año terrible en muchos aspectos. En enero de este año comencé a darle forma a la idea de un blog personal donde escribiría sobre mis lecturas. Pero rápidamente me di cuenta que una página web donde yo no fuera la única voz escrita sería mucho más interesante y fue ahí donde decidí convocar a colaboradores. Para mi sorpresa la convocatoria tuvo una respuesta que no esperaba. El 9 de febrero ya estaba montada la web y publicada la editorial y la primera reseña. En menos de un mes la tempestad trajo más tempestad, pero de la buena. Yo creía que había una necesidad de leer otras cosas más que las que los suplementos literarios ofrecían. Una mirada distinta expresada de una manera distinta. Yo tenía la seguridad que allá afuera, lejos de las plumas conocidas, había mucho talento, muchas miradas interesantes que había que mostrar. En seis meses ya llevamos 87 reseñas y ya han pasado más de 30 reseñadores.

En la página hay un enfoque emancipatorio con respecto a ciertos lugares comunes de la crítica especializada, que podría englobarse en el slogan “Del lector al lector”, tan similar y tan lejano al de la Feria del Libro…

Creo que justamente por eso Solo tempestad tuvo mucha repercusión en muy poco tiempo. Creo que esa forma de comunicación, más cercana al lector, pero sin perder rigurosidad intelectual y sobre todo desde una forma que intenta ser creativa, creó un nicho de lectores fieles. Y no sólo de lectores, también existió, existe, un interés por parte de los escritores y las editoriales de que sus libros pasen por Solo tempestad para alejarse de lecturas más tradicionales y formas más clásicas. Todos los que escribimos en Solo tempestad intentamos crear textos  que no sólo se ajusten a contar una trama o a un análisis académico, sino a que tenga vida propia, que se pueda leer independientemente del libro que le dio origen. No escribimos reseñas que sean satélites de un libro, tampoco que se ubiquen en un lugar de competencia. La idea es que ese texto tenga vida propia, que sea independiente a pesar de la vinculación con el libro que se lee.

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¿Cómo influyeron tu formación como periodista, tu vocación literaria y tu fervor como lector a la hora de concebir la idea y desarrollar la página?

Creo que es una conjunción de muchas cosas. Estudié periodismo, Comunicación, cine, música… y siempre fui muy inquieto con respecto a encontrar nuevas formas de comunicación y nuevas formas de decir y de expresar ideas. Fui un voraz lector de el Página /12 de fines de los ochenta, principio de los noventa; fui un fanático espectador de El Otro Lado de Fabián Polosecki en mi adolescencia. En pocas palabras, siempre me llamaron la atención las distintas formas del decir que no estuviesen sujetas a modelos ya gastados. La innovación del lenguaje en cualquiera de sus formas. Radiohead reconstruyó el modelo de canción, Perec jugó con el lenguaje hasta cansarse, Charlie Kauffman cambió la forma de escribir guiones en cine. De todos ellos algo saqué para incentivar la propuesta de que Solo Tempestad fuera un concepto de riesgo. Y eso es lo que le pido a los reseñadores, eso es lo que se ve en las reseñas. Aun cuando es un proceso que recién está tomando cuerpo, que tal vez no se vea en su totalidad, pero que la semilla ya esta puesta, el concepto de lo que intentamos está en desarrollo.

¿De qué manera conformaste la red de colaboradores? ¿Es la primera vez que armas una red humana de estas características? ¿Qué sorpresas te deparó trabajar con tanta gente entusiasta y qué aprendiste hasta ahora de esta experiencia?

En seis meses hice sólo dos convocatorias. La intención fue tratar de que los colaboradores fuesen de palos distintos. Hay periodistas, comunicadores, escritores, licenciados en letras, una productora de televisión, y lectores compulsivos sin frondosos   Curriculum vitae. Muchos llegaron porque me conocían, otros porque entendieron el concepto del proyecto, a otros los fui a buscar directamente. Como decía antes, me sorprendió la iniciativa y el entusiasmo que se generó. Y por supuesto que fueron muchas las sorpresas, hay mucho talento desperdigado que me propuse juntar. Plumas que no tienen lugar en un mercado de la comunicación cultural que sólo tiene lugar para unos pocos.

En tu propuesta personal hay un elemento interesante que tiene que ver con la construcción del personaje de “Pablo Méndez: lector”, para la cual utilizás distintas herramientas que da la red, como ser los videos, para subir un recorte de tu mundo cotidiano que, no por verdadero, deja de participar, en tanto recorte, de una construcción ficcional, casi literaria…  

Lo primero que tengo que decir es que creo que un perfil de una red social no es una persona. Cuando logré entender eso se me abrieron un sin fin de posibilidades y de recursos para poder armar un discurso pasado por el filtro de la virtualidad. Es decir, crear un personaje que tenga mi nombre, mi cara y que  lea y escriba desde un lugar paraficcional. Es una forma interesante, interesante para mi, de plantarme en la voracidad y el caos de las redes sociales. Me interesa mucho el “deseo” de los demás, cómo se activa ese deseo en las propuestas discursivas que planteo: ya sea publicitando la página, escribiendo algún texto en formato crónica donde no se sabe si el “yo” narrativo es un personajes o es el Pablo Méndez de carne y hueso, los videos musicales, las mismas reseñas. Hay un límite que muchos no logran entender pero que a mi me divierte mucho. Es un juego bien recibido pero que me ha traído problemas también.

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Entiendo que el temperamento de Sólo Tempestad está focalizado en la recomendación, dejando de lado la crítica negativa. Si bien es entendible la elección de no dedicar un espacio a la misma para evadir los vicios establecidos, ¿no te parece que esta decisión, que tomamos mayormente como generación de lectores, aborta también, en parte, la posibilidad de un debate que puede llegar a ser enriquecedor para los autores?

Es un punto que fue muy pensado antes de que naciera la web y todavía lo es. Hay como una tendencia a catalogar, o se es contemplativo desde el punto de vista meramente informativo o se ejerce la crítica desde esa altura que propone la academia. Hay un ensayo de Jorge Barón Biza, “Elogio de la reseña”, que me resulta indispensable, sobre todo con los vicios que se contraen de la “crítica especializada”. A mi me parece mucho más interesante crear un texto que defienda una idea, y no un texto que defienda un libro, o que lo ataque. Creo que el debate se plantea en otras áreas, y que Solo Tempestad puede ser material para el debate porque hay un poco de todo. En las 87 reseñas publicadas hay crítica, hay reseña puramente informativa, hay estructuras híbridas que mezclan la reseña con la crónica, hay textos propuestos desde la ficción, incluso hay reseñas escritas en segunda persona. Creo que la heterogeneidad de los reseñadores es el valor primordial del proyecto. Ya existen medios que utilizan el cinismo con astucia publicitaria e inclusive la mala leche para acotar un sector de lectores para sus proyectos  personales. Lo transgresor siempre tiene repercusión. Nosotros no somos transgresores, somos anarquistas, en un sentido más musical que político.

Como lector, ¿cómo vez el panorama narrativo en nuestro país y en el mundo de habla hispana? ¿Qué nombres y qué obras te vienen conmoviendo más?

Lo puedo sintetizar desde un lugar común: levantas una baldosa y sale un escritor. Hay muchos narradores, muchos poetas, tenemos infinidad de librerías… la pregunta es si hay lectores. Es una época personal de grandes hallazgos. Hace unos meses leí Protocolos Naturales de Yamila Bêgne y claramente estamos en presencia de una escritora que en poco tiempo se convertirá en lectura obligatoria. Otro caso es el de Martín Sancia que ya debería tener un reconocimiento mayor. La lista es extensa: Tomás Downey, Mariana Komiseroff, Macarena Moraña, Ana Caldeiro, Algún Molina, Diego Muzzio, Ana Ojeda… En poesía Flor Codagnone, Aixa Rava, Fernando De Leonardis… Si nos vamos al exterior podemos nombrar a Liliana Colanzi, Diego Zúñiga, Daniel Mella y muchos más.

¿Y el panorama editorial?

El plano editorial toca el punto anterior. El aluvión de las editoriales independientes nos trajo a muchos autores desconocidos y de gran talento. Mientras que las multinacionales siguen apostando a la literatura comercial, salvo algunas colecciones que salen del canon impuesto por el marketing. Las editoriales que llenan las mesas de las librerías y las cadenas no editan primeros libros de autor, seguramente hay casos excepcionales, pero generalmente es una política editorial no publicar a quien no tenga ya un potencial número de ventas. La profesionalización de las editoriales independientes trajo aparejado que haya editoriales, que en algún momento fueron independientes, que adoptan mecanismos más sofisticados y quedaron en un lugar intermedio. Pero sobre todo más allá de cuestiones de logística y presupuesto, hay editoriales que encontraron vías de sofisticación y que están más al alcance de otros lectores. Hay escritores que prefieren editar en una editorial independiente no sólo por el trato más personalizado, también por  por un enlace más directo con el lector que no compra en cadenas de librerías. En pocos años editoriales como Alto Pogo, Metalúcida, Notanpüan, Milena Caserola, Hekht Muta, Blatt&Ríos, Textos Intrusos se implantan en la atención de los lectores. También creció mucho el plano autogestivo que le da al escritor absoluta libertad en cuanto al libro-objeto.

Entrando en el lado oscuro de la crítica: ¿Encontrás algún aspecto negativo característico de la época en la ficción local y global?

Creo que la literatura siempre encuentra modas que seguir. Y que las grandes editoriales  (y las independientes también) se encargan de fomentar. Uno de los aspectos que más me llama la atención es el tratamiento de la marginalidad. La marginalidad siempre va a estar, el problema radica justamente en que hay cierta estandarización del concepto.

¿Cómo sigue Solo Tempestad?

Es difícil saberlo. Por lo menos hasta fin de año seguiremos con la misma frecuencia de publicación y con el objetivo de desarrollar una identidad. El tiempo nos dirá si es conveniente pasarnos a otro formato. Estos meses fueron de mucho trabajo y como me dijo un escritor: “pibe, no tenés mucha idea del alcance que tiene, ni de lo que genera la web”. Y la verdad es que no tengo ni idea. Otra escritora me dijo que en el arduo trabajo de enviar ejemplares a los medios preguntó a escritores, prensas y editores cómo y dónde hacerlo, y ocho de diez personas le dijeron que envíe el libro a Solo Tempestad, porque hacen un trabajo serio. Me quedo con esas dos frases y con el desconocimiento de su alcance. Hay que seguir trabajando.

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Sobre El Autor

Damián Blas Vives es actualmente es Director de Gestión y Políticas Culturales de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno. Entre 2016 y 2020 coordinó el Centro de Narrativa Policial H. Bustos Domecq de dicha institución y antes fue Coordinador del Programa de Literatura y editor de la revista literaria Abanico. Dirigió durante una década el taller de Literatura japonesa de la Biblioteca Nacional, que ahora continúa de manera privada. En 2006 fundó Seda, revista de estudios asiáticos y en 2007 Evaristo Cultural. Coordina el Encuentro Internacional de Literatura Fantástica y Rastros, el Observatorio Hispanoamericano de Literatura Negra y Criminal. Ideó e impulsó el Encuentro Nacional de Escritura en Cárcel, co-coordinándolo en sus dos primeros años, 2014 y 2015. Fue miembro fundador del Club Argentino de Kamishibai. Incursionó en radio, dramaturgia y colaboró en publicaciones tales como Complejidad, Tokonoma, Lea y LeMonde diplomatique. En 2015 funda el sello Evaristo Editorial y es uno de sus editores.

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