LA PRECIPITACIÓN DEL TIEMPO.
“La crisis temporal de hoy no pasa por la aceleración. La época de la aceleración ya ha quedado atrás”. El filósofo surcoreano sostiene que, el fenómeno que percibimos como aceleración del tiempo es uno de los síntomas de la dispersión temporal. En estos términos, la crisis sería consecuencia de una “disincronía” que, según el autor de El aroma del tiempo, conduce a determinadas alteraciones temporales. Byung-Chul Han, pone un acento en lo que denomina “atomización del tiempo”; ello justificaría la sensación de aceleración. Se trataría de una percepción.
Aparece aquí la idea de duración, la de fugacidad; la de algo pasajero. Este ensayo filosófico sobre el arte de demorarse, reflexiona alrededor de la pérdida -o el fin- de una época, la de la narración. Obviamente, cuando nos referimos a la atomización del tiempo, estamos además hablando de una atomización de la vida y de la identidad.
Ahora, la crisis generada se encuadraría en un marco que podríamos reconocer como de absolutización de la “vita activa”, que nos orienta hacia el imperativo laboral como “hiperkinesia cotidiana”. Desde ese lugar, se le estaría arrebatando a la vida humana todo elemento contemplativo, dando así por tierra con la virtud de aquel demorarse justificado.
“El demorarse requiere una recolección de sentido”.
Entendemos que, una vez asumida la pérdida descripta y reconocida la incapacidad, sólo queda coincidir con el autor del ensayo, descartar las estrategias insuficientes y arribar a la siguiente conclusión: el único remedio posible es incorporar a la vita activa, otra vita; esto implica recuperar la calma contemplativa y la serenidad.
La libertad, el tiempo libre; el ocio al servicio de la reunión.
Vemos que, antes, el tiempo cobraba otro sentido, mediante la construcción de fragmentos (temporales) destinados a dividirlo. Hablamos de transiciones cubiertas de sentido en un contexto de tensión (narrativa).
“En la disincronía, cada instante es igual al otro y no existe ni un ritmo ni un rumbo que dé sentido y significación a la vida”.
En este ensayo entran y salen Nietzsche- con su influencia y cosmovisión-; Heidegger -con su “ser y tiempo”-; Kant- con su “Crítica de la razón pura” y “Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime”-; Max Weber -con “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”-.
Para Kant, por ejemplo, la representación del tiempo es interna y adquiere sentido dentro del sujeto.
Por su parte, el filósofo surcoreano explica la ausencia del rumbo de la vida y nos habla del comportamiento humano, de la maquinación y el tiempo; de un aspecto económico-temporal, de la laboriosidad y del ritmo impuesto; de la vida al compás del proceso de producción industrial (del trabajo en sí, de la eficiencia, de la productividad).
Pero elegimos detenernos en la idea de pérdida y escape y preguntarnos:
¿Huimos nosotros o el tiempo se fuga?
El aroma del tiempo. Un ensayo filosófico sobre el arte de demorarse
Autor: Byung-Chul Han
Traducción: Paula Kuffer
Editorial: Herder
163 páginas