Psicólogo, artista plástico y guionista de historietas, Beto Lorenzo ingresa en el mundo de la narrativa con una saga de ciencia-ficción: Voraces, editada por Del Nuevo Extremo en 2014 y Voraces 2 El Renacimiento, de reciente aparición. Reconoce la inspiración de Asimov en la construcción de un universo simbólico inscripto en la tradición de la Space Opera estilo pulp fiction.
La space opera puede ser un subgénero poco frecuentado por el lector medio. ¿Podés definirnos un poco sus características centrales?
Al escribir “Voraces” no pensé que estaba desarrollando una space ópera. Sinceramente no me ajusté concientemente a las características de ese subgénero. Solo después de haber terminado el primer libro me di cuenta que se podía calificar como una space opera, con sus características principales: una historia al estilo de las aventuras clásicas ambientada en planetas habitados por criaturas extrañas con el típico enfrentamiento entre el bueno y el malo, y la descripción de todo un universo creado para contarla. Sacando mi novela del contexto de la ciencia ficción se puede pensarla como una aventura romántica, y creo que es una característica propia de las space opera. La inclusión de los piratas es la evidencia más clara.
Si bien en el prólogo del primer libro contás un poco cómo surge la idea de Voraces, me gustaría que les hables a nuestros lectores sobre la génesis del proyecto.
Como bien decís, en el prologo del primer libro cuento cómo surgió a partir de una mínima idea que me pasó un amigo, escrita en un guión para 4 páginas de historieta. El proyecto quedó en suspenso un tiempo hasta que propuse continuarlo, pero mi amigo lo dejó todo en mis manos, dejándome en libertad de escribir lo que quisiera Lo interesante es que una vez que me encontré sólo empecé a imaginar situaciones que se adaptaran a algunas cuestiones que se proponían en esas páginas. Debía ceñirme a las 4 páginas para hacer una historieta como había pensado en un primer momento, pero las historias se fueron complejizando y pensé en una novela. La trama tenía que tener como protagonista a un chico, tenía que resolver por qué el padre parecía un insecto y la esfera de energía no podía dejar de ser importante. Siempre me gustaron las naves espaciales y toda su tecnología, pero contando con esas esferas opté por un mecanismo de traslado que transformaba en energía la parte física y decodificaba todos los recuerdos. Así puse solapadamente la cuestión de cuerpo y psiquis. Esto me permitió contar con el recurso del olvido que sufre el padre del chico y arma una nueva vida en la Tierra. En cuanto a los inséctropos me gustó la idea de una raza superior que supervise toda nuestra galaxia. Así planteé la idea central: un imperio galáctico controlado por las criaturas más inteligentes, la amenaza por parte de otra especie, y el héroe salvador. Nada nuevo, una clásica historia de ciencia ficción y aventuras. La novedad radica principalmente en la característica de los voraces de evolucionar al alimentarse con seres más inteligentes y que el concepto del héroe se extiende a muchos personajes definiendo lo que postulaba Héctor Oesterheld en El Eternauta: el héroe colectivo.
Fiel a la tradición de la Space Opera, construís un vínculo entre un espacio tecnológicamente avanzado, con prácticas ancestrales y tribales, como la antropofagia. ¿Hablanos un poco sobre la construcción antropológica ficcional de las diferentes especies?
Siempre me interesó la antropología. Creo que leí más sobre ella que novelas de ciencia ficción. En Voraces, de entrada tenía que describir el entorno de los inséctropos. Para ello pensé en una raza superior que velara por el bienestar de todas las especies de la galaxia. Mis primeras ideas cayeron en la costumbre de imaginar un poder central controlador y opresivo, pero me di cuenta que necesitaba que fuera un sistema supervisor y que no explotara a los diferentes planetas sino que les diera un lugar igualitario en su organización. Entonces pensé en un grupo de representantes, la Comisión de Notables, que manejaran los intereses de todos, y en planetas con alguna característica propia para ser anexados a la Red Galáctica. Blam es un mundo tecnológico y administrativo. Pero no todo funciona a la perfección y el desequilibrio está presente desde el comienzo. Físicamente son una mezcla de insectos y seres humanos.
La historia del descubrimiento de los voraces y la anexión de su planeta puede asemejarse a esos momentos de nuestra historia universal de expansión colonizadora. Yo la comparo a los sucesos que llevaron a los europeos a explorar nuevas tierras y conquistarlas, de la mano de una interpretación antropológica y teológica del otro. Los voraces son los otros que, menospreciados por su escaso nivel intelectual, no son estudiados lo suficiente como para saber que son una amenaza virtual. Estas criaturas viven en manadas, ocupando el más bajo escalón de la evolución hacia la humanidad (o en este caso hacia los inséctropos) y cuando entienden su propio mecanismo evolutivo, se lanzan a la búsqueda de especies más evolucionadas que ellos. Cuando describí el mundo de los voraces me vino a la mente las ilustraciones antropológicas de los primeros seres humanos, viviendo en praderas o páramos alimentándose de raíces y frutos. Los imaginé de una altura no mayor a un metro, hiper kinéticos, de cabeza pequeña y con un gran pico dentado, alimentándose continuamente y riendo.
Otras criaturas importantes son los goltos que habitan el planeta Casiloe. Desde el primer momento los pensé como criaturas obesas y con una trompa corta. No recuerdo si pensé primero en el nombre o visualicé su imagen, el punto es que van juntos.
Cuando las amazonas sireidas entraron en la trama, debían ser de cuerpo atlético, preparadas para servir y proteger a sus amos. Las imaginé con torsos cortos y extremidades largas para poder moverse con soltura, y ropas con guardas al estilo maya sostenidas por nudos. Pero su particularidad más importante es la de servir y proteger, para lo cual combiné las características propias de las geishas y de los samuráis en un combo particular.
En cuanto al resto de las criaturas me incliné a que fueran todas distintas, conviviendo sin mayores problemas. Creo que eso también es otra lectura de mi novela: la convivencia de las diferencias.
En general todos los seres tienen alguna característica antropomórfica. Algunos más y otros menos, y por más que no hay muchas referencias al idioma, están los pargos que mediante el castañeteo de sus mandíbulas imitan cualquier lenguaje y además, en una escena entre uno de ellos y Ble, la pequeña amazona, se descubre que esa destreza sirve también como mecanismo de defensa.
Claramente el aspecto visual está íntimamente ligado a tu narrativa. No sólo en la morfología de los personajes sino también en el planteamiento de la acción dramática. ¿Cuánto influye en tu imaginario el mundo de la historieta y del cine? ¿Podés mencionarnos algunas inspiraciones que hayas utilizado en el universo de Voraces provenientes de estos campos?
Yo dibujo, como todos, desde que tuve un lápiz entre mis dedos. La diferencia con los demás mortales es que los dibujantes, en general, no soltamos ese lápiz con el paso de los años. Una de las primeras historietas de ciencia ficción que cayeron bajo mi mirada fue Flash Gordon, dibujada maravillosamente por Alex Raymond. Recuerdo que copiaba los dibujos y hacía mis propias aventuras. Me fascinó la puesta en escena que tenía y las características particulares de cada personaje. Esa historia me inspiró para imaginar aventuras de ciencia ficción. Cuando era chico leía novelas de aventuras y libros de antropología, ciencias naturales y sobre el universo, a la par que me pasaba horas dibujando. Cuando vi la película “2001 Odisea de Espacio” quedé shockeado. Al poco tiempo leí la novela y me di cuenta como se podía escribir acerca de temas importantes, en este caso sobre la evolución, sin ceñirse al cientificismo. Empecé a leer algunas cosas de Clarke, “Duna” de Herbert y otras cosas poco relevantes. Las películas de ciencia ficción siempre me atrajeron por las utopías que plantean ajustándose a un universo creado por el propio autor, siguiendo sus propias reglas.
Otra película que me marcó fue “Alien”, con una estética jamás vista, totalmente novedosa y la presencia de un monstruo que devora a sus víctimas. Ahora que lo pienso creo que hay alguna similitud entre ese alien y mis voraces. Finalmente, las obras que más me inspiraron para mi novela fueron la trilogía de “La Fundación” de Asimov y la película “La Guerra de las Galaxias”. Ambas crean un universo sociopolítico que atraviesa toda la trama dramática de las que tomé la noción de un Imperio Galáctico con un planeta central.
Además no puedo obviar la influencia de los trabajos de Solano López y Oesterheld, que con “Rolo el Marciano” y “El Eternauta”, demostraron que se puede hacer ciencia ficción desde acá.
¿Podría hablarse de una fusión entre la ciencia ficción “dura” y la “blanda o humanística” en tu narrativa? ¿Cómo la definirías?
Creo que “Voraces” se acerca más a la ciencia ficción blanda que a la dura. En la CF dura siempre se hace referencia a la tecnología y a los detalles científicos. Yo no tuve en cuenta nada de eso, por el contrario me gustó mostrar a los planetas de la Red Galáctica con pocas características tecnológicas ocupándome más de la organización socio cultural como lo hace la CF blanda. Al describir algún dispositivo tecnológico no tuve en cuenta los avances científicos ni las últimas teorías sobre el cosmos. Se me ocurrieron algunas cosas novedosas como las tablitas de comunicación con un código rítmico o la máquina dentro de la cual deben correr los velxs y los zasancudos para poner en funcionamiento el mecanismo de traslado, pero no creo que se relacionen con los avances científicos. La CF dura tiene actualmente mucho de física cuántica, de agujeros negros y de gusanos para viajar por el universo. En mi novela no me detuve mucho describiendo astronómicamente a los planetas sino que lo hice desde un punto de vista más paisajístico, en función de la trama y sus habitantes. Cada uno se parece a algún lugar de la Tierra.
Hay en la saga un abordaje ligado con lo emocional e introspectivo: en el comienzo de la metamorfosis de Marco “hay imágenes en su inconciente que pugnan por recibir un nombre” (Voraces) o también “Miedo, duda, desconfianza, rechazo y sorpresa fluyeron hasta su cerebro arrastrando al mismo tiempo un sinfín de recuerdos ligados a estas emociones” en la metamorfosis de Toro (Voraces 2 El Renacimiento). ¿Cómo creés que tu formación como psicólogo ha influenciado en la construcción de tu imaginario?
Después de recibirme de psicólogo me interesé por saber cómo funcionan las imágenes en la psiquis. Somos criaturas ópticas y las imágenes forman parte de nuestra vida cotidiana. Pero también entendí que la imagen, per se, no existe. Cada una va indefectiblemente ligada a una emoción que de acuerdo a sus características podemos recordar o censurar. De este modo me puse a estudiar ensueño dirigido, una técnica de psicoterapia que trabaja con las imágenes a nivel del ensueño. “Voraces” tiene mucho de esto: Marco tiene pesadillas con imágenes (y escenas) que no reconoce, y recién al poder darles un nombre, un concepto, se produce lo que en psicoanálisis se lama abreacción, y nuestro héroe empieza a reconocer su verdadera identidad. Durante los viajes en forma de esferas de energía, los recuerdos se separan del cuerpo y al pasar mucho tiempo en este estado se olvida todo lo que uno fue. Se puede decir que somos la construcción de cada recuerdo conciente e inconciente de nuestra vida, ligados en un cuerpo físico. También está presente en varias escenas el concepto del inconciente colectivo. Se ve en las directivas de la conciencia de Lulelé que son combatidas por Marco y Tlalca, en la conexión entre Toro y Yum, en la escena en que el Dragón Negro se mezcla entre los murciélagos, en la manada de bucéfalos, y en la conexión entre Yum y su ejército de voraces. Creo que a lo largo de la saga hay muchas referencias al tema del psiquismo, su evolución y el poder de la mente.
Ya que mencionamos a Marco, ¿cómo funciona este personaje en las novelas? ¿Cómo seguirá su desarrollo hacia el fin de la trilogía?
Estructuralmente, Marco es el mesías salvador. Es el héroe de la mitología griega que debe pasar por pruebas antes de encontrar su destino, que toma la literatura romántica de aventuras. Al principio es un chico común que desconoce totalmente qué le depara el destino y empieza a sufrir cambios que terminan en una transformación total. Es también una metáfora de la adolescencia, que provoca cambios no solo psico físicos sino también de proyección hacia el futuro. Marco tiene que asumir su metamorfosis así como llegar a ser clave en el destino de toda la galaxia. Pero la gran diferencia de este personaje es que no se trata de un superman o un héroe clásico que tiene todo el poder para acabar él sólo con la amenaza. Este muchacho de la película no es omnipotente y sin la ayuda de otros personajes no se llegaría a un final feliz. Es más, al releer las novelas me di cuenta que Marco desparece a lo largo de muchas páginas, dando lugar al desarrollo de otros personajes y situaciones en las que se construyen ellos mismos como los héroes. Él se ubica en el lugar de personaje principal porque es el objetivo de los voraces, pero por fuera de sus experiencias se desarrollan otras tramas que no lo involucran y que hacen crecer a otros personajes. Cada una de estas tramas se va desplegando hasta confluir en un solo final. Esta característica se continúa hacia el fin de la saga. Las diversas aventuras que viven los personajes van convergiendo hacia el objetivo principal: la destrucción de los voraces. Y Marco es quien nuclea a todos.
Otro elemento tradicional de la Space Opera clásica, el romance, también tiene su lugar en la historia. ¿Cómo manejaste este elemento a la hora de plantear el esquema argumental?
El romance apareció sin pretenderlo, pero alcanza a ocupar un lugar muy importante. A lo largo de la saga hay muchos encuentros y desencuentros. El más importante es sin dudas el de Gorla y Varno. Quise transmitir la emoción de Gorla al descubrir que el padre de Marco era nada menos que su amor perdido. Después apareció la relación conflictiva entre la Magna Dama y Zórdago que resultó definitoria para la posición de estos y otros personajes cercanos. En casi toda la saga Selena y Marco padecen más desencuentros que encuentros sosteniendo su amor incondicional, y en la tercer novela, ella tiene más protagonismo que en las anteriores. Hay otros romances que contribuyen al desarrollo de la trama y que introducen a más personajes que, a diferencia de la novela clásica donde las mujeres se quedaban esperando la llegada de su enamorado, los personajes femeninos de Voraces son de armas tomar y se meten apasionadamente en la historia. El tema del romance no se centra únicamente en la pareja de Marco y Selena sino que de diferentes maneras, atraviesa a cada uno de los protagonistas. Pi, la danznina que se enamora de Marco, define una situación por sentirse despechada, y en toda la historia hay situaciones que separan y acercan a los personajes.
Una para la tribuna: ¿Star Trek o Star Wars? ¿Por qué? ¿Qué puntos fuertes y qué debilidades encontrás en cada universo?
Cuando era chico veía Star Treek en blanco y negro por la tele y me entretenía mucho. Después, con los años dejé de ver la serie porque me aburría un poco. No encontré propuestas que plantearan algo nuevo pero tal vez si la hubiera seguido habría visto cosas nuevas. En las películas, con Picard se puso más interesante pero yo ya le había perdido el rastro. Creo que el personaje de Spock marcó un hito para dar lugar a los extraterrestres buenos, con tantas invasiones y aliens malditos que lo precedieron. La propuesta de viajar hacia planetas desconocidos era muy atractiva, pero para mi gusto le faltaba el romanticismo (no romance) de Flash Gordon. Las últimas películas, que reflotan a los primeros personajes, me parecen muy buenas.
En cuanto a Star Wars me atrajo todo el universo que propone Lucas, con una trama política (sobre todo en las 3 más nuevas) acompañada por naves y combates espaciales. En cuanto a las 3 primeras, era la primera vez que los efectos especiales eran tan reales y en las últimas 3 se llegó, a mi criterio, a lo máximo de ambientación y fauna interestelar. Es interesante también el concepto de jedi con sus características orientales, la fuerza que los guía, y todo el proceso de degradación que sufre Darth Vader. Me entusiasmó ver una historia de aventuras clásica con toda la parafernalia de la ciencia ficción, atravesada por el tema de poder. Personalmente no me gustó como se construyó el final, apoyado con demasiada fuerza en la muerte de la protagonista y la venganza, y dejando en segundo plano la contracara oscura de la fuerza. No seguí la historia en los cómics ni en los libros que salieron de la saga así que espero que la nueva película me sorprenda gratamente.
La ciencia ficción, si bien cuenta con un grupo duro de adeptos, no ha logrado despertar tanto entusiasmo como otros géneros en el devenir de la narrativa latinoamericana. ¿Por qué creés que se instala esta distancia en nuestro mercado literario? ¿Podés mencionar algunos autores destacados del género en nuestro continente?
Creo que en nuestro continente hay muchos escritores de ciencia ficción que no llegan a ser conocidos porque el mercado está saturado por los norteamericanos y los europeos que consideran que ellos sentaron las bases de la ciencia ficción. En Latinoamérica tuvo más desarrollo y aceptación del público la literatura fantástica porque los personajes se movían en escenarios y situaciones conocidas. Para lanzar un cohete al espacio había que trasladarse a E.E.U.U. o a Rusia, debiendo dejar de lado la idiosincrasia latinoamericana. En cambio Funes, el memorioso, puede caminar por las calles de Buenos Aires. Para contar una historia de ciencia ficción era necesario describir una tecnología de la que poco sabíamos y que nos era inaccesible como tercer mundo, además de no lograr que el público se identificara con los personajes estereotipados que debían ajustarse al género. Creo que un hito en la ciencia ficción argentina fue la aparición de “Rolo, el Marciano” y “El Eternauta” de Oesterheld y Solano López. En esas dos obras se plantea, creo por primera vez, la aventura de un grupo de gente común, identificable con cualquiera de nosotros, con giros porteños, que se mueve (en el caso de “El Eternauta”) por lugares muy conocidos como las barrancas de Belgrano, la cancha de River y la plaza Congreso.
Los lectores se acostumbraron a ver en las historias de ciencia ficción estereotipos importados difíciles de quebrar.
Actualmente, con tanta tecnología al alcance de todos y la divulgación de lo más nuevo, es más fácil identificarse con los personajes de las novelas de ciencia ficción ya que no están tan lejos como antes y pueden conservar nuestra idiosincrasia sin perder las características propias del género. El proceso identificatorio cumple un lugar preponderante en la literatura de cualquier género, ya sea con los personajes o con las situaciones o emociones que se transmiten.
Bioy Casares es considerado uno de los exponentes de la CF argentina. Lo primero que leí de él fue “La invención de Morel” y después “Diario de la Guerra del Cerdo”. Creo que además de los temas fantásticos de su obra está la manera de escribir, era un escritor con todas las mayúsculas. Otro escritor importante del que leí “Mi Cerebro Animal” es Carlos Gardini, y una escritora que me gustó y que actualmente es muy renombrada es Angélica Gorodischer, de quien me encantó “Kalpa Imperial”. Recuerdo haber leído otros autores en la revista “Minotauro”.
¿Cuáles son las voces contemporáneas del género que más te han llamado la atención?
Para ser sincero hace mucho que no leo nada de ciencia ficción. Todavía me queda por leer mucho de los clásicos. Hace poco conseguí las obras completas de H.G. Wells y aunque no escribía muy bien, tenía una imaginación increíble que me atrapó. Lo último que leí fue una continuación de la saga de Fundación de Asimov que hicieron tres escritores especializados en su obra. Lo que trato de no perderme son las películas que aunque algunas sean malas me entretienen y disparan mi imaginación.
¿El universo de Voraces culmina en la tercera entrega, o tenés pensado abordar otras aristas del mismo en obras posteriores? ¿Tenés otros proyectos en proceso?
En estos momentos estoy trabajando en la tercer novela. Voy por la mitad y ya aparecieron nuevas situaciones que debo resolver. Como en las anteriores, hay un despliegue de personajes y aventuras que tienen que confluir en el final. A veces siento que los protagonistas tienen vida propia pero afortunadamente cada situación que los aleja de la trama principal cobra sentido más adelante.
La historia concluye en la tercer novela. Las aventuras de Marco y sus amigos contra los voraces llegan a su fin, pero me gustaría escribir acerca de los planetas de la Red Galáctica y las situaciones que no se refieran a la historia de los voraces. La guerra entre los opotas y los céltricos, el avance de los piratas y el personaje de Kalo, y el origen de la Red Galáctica son temas que dan mucho para imaginar. Pero antes quisiera hacer un libro con ilustraciones de los personajes de la saga y algunas escenas impactantes. Sería un trabajo monumental.