En 1942 Léo Malet, uno de los padres de la novela negra francesa, dio origen al que fuera su personaje más emblemático, el detective privado Néstor Burma. Gestado a la sombra de los grandes modelos americanos, Sam Spade y Phillip Marlowe, Malet distinguió a Burma con cierta liviandad que, conjugada con el escenario del París de posguerra dieron al personaje savoir faire propio.
Nacido en Montpellier en 1909, Léo Malet pasó su vida en contacto con el arte. Durante la década del ´20 fue cantante de cabaret en Montmartre, en la década del ´30 estuvo alineado a los surrealistas, fue amigo personal de Bretón, Magritte y Tanguy entre otros y centró su producción en el género poético. El clima opresivo de la segunda guerra fue el terreno fértil para que su pluma decantara por el género negro.
Calle de la estación,120, publicada en 1943, fue la primera novela protagonizada por Burma, que inició así una carrera que se extendió por 33 novelas y cinco narraciones breves de la mano de Malet, pero que también saltó a la pantalla grande en tres oportunidades encarnado por René Dary en 1946, Michel Galabru en 1977 y Michel Serrault en 1982 y a la televisión en una serie protagonizada por Guy Marchand en 1991. Aunque muy probablemente sea el noveno arte la vidriera que diera mayor trascendencia internacional al detective en las últimas décadas.
Niebla en el puente de Tolbiac fue la primera adaptación realizada por el artista franco belga Jaques Tardi quien, para muchos, cristalizó la imagen definitiva del personaje.
El preciosismo de Tardi en los escenarios rescata para el lector el París de los años 50, el París del jazz, de Jaques Brel y de Sartre. Un París pintoresco y sórdido que oscila entre el glamour y la melancolía de la posguerra.
La narración comienza con una carta misteriosa enviada a Burma por un desconocido, una carta de un hombre muerto que llevará a Burma cruzarse con el mundo de los gitanos y con una bella mujer, Belita Morales, un amor imposible, como es de esperarse en un noir que se precie de serlo. Una carta que enfrenta al detective con su pasado anarquista y con una verdad triste, son pocos los militantes que mantienen su ideología después de la derrota, pero son menos los que la sostienen luego del éxito.
Niebla en el puente Tolbiac es ya un clásico de la novela gráfica franco belga, una de las producciones más importantes de Tardi y, por sobretodo, una gran historia.
Niebla en el puente de Tolbiac
Adaptación y dibujo: Jaques Tardi
Basada en la novela homónima de Léo Malet
Editorial: Norma
78 páginas