Aquí la intención es acercarnos al trabajo de una autora que se formó en letras, ha traducido textos de su interés y su propia poesía, muy conocida dentro del activismo de género y en el campo de las letras: Leonor Silvestri. Predica en sus materiales que de todas las famas la que le interesa es la mala. Muchos, reconociendo el valor de Leo en lo suyo, también le tiran alguna piedrita con la excusa de que siempre está enojada, o si decís algo que no le gusta te va a cagar a trompadas. Ella misma, en las redes sociales, anuncia que desea ser temida, para eso se entrena, además de su desarrollo intelectual, Leonor entrena su cuerpo, pelea y hasta genera videos con algunas claves de autodefensa para cuerpos vulnerables del heterocapitalismo. Es en este tipo de actos, en la liberación de sus materiales escritos, en el envío de alguna traducción hecha por ella como agradecimiento por algo, que su activismo sale de la teoría para ser ética, práctica, forma de vida.
A fines de abril verá la luz su último libro Games of Crohn donde relata su internación y externación originadas por mal de Crohn, una enfermedad intestinal que la dejó desnutrida y fuera del ring durante meses.
Empezemos por Nugae, teoría de la traducción, un libro publicado en el año 2003. Aquí Leonor traduce para esclarecer su propia poesía, genera dos poesías o, tal vez, genera una poesía más exhaustiva, de doble entrada. Si la traducción es un arte, porque como tal genera un producto nuevo desde la apropiación, si escribir un poema es hacer una obra, qué pasa cuando la obra se concibe como una expresión que necesita ser traducida para que el lector sepa a qué refiere el significante. ¿A quién le habla cuando se expresa en inglés a diferencia de cuando lo hace en español? Necesitamos leer la traducción para entender que Miguel Ángel refiere a un ángel de nombre Miguel. La apropiación traductora de su propia obra nos lleva a comprender el equivalente propuesto para putito de baño de público de Constitución, un Guido Suller, Polino o Gaston Trezeguet traducido como un Michael Jackson. En ese contexto, gran fortuna la de los mediáticos argentos, la de ser comparados con un turbulento, pero al menos muy talentoso, personaje de resonancia internacional.
Para Leo la traducción es el ejercicio del poder por el dominio de una lengua y cuando traduce a diversos teóricos, en el libro Foucault para encapuchadas, no deja de lado este ejercer el poder. Parte de voces que trazan un camino antinormativo, detractores del orden dominante como Beatriz Preciado, Monique Wittig, Emma Goldman, a Magneto (X-men), y D&G (los filósofos), Tiqqun, Bakunin, entre otros. Voces de lo más diversas que, para ser citadas y actualizadas. sólo necesitan ser voces reaccionarias. Se apropia de materiales que conoce para generar una nueva obra, una traducción con sus conclusiones, para destinatarias bien identificadas: las encapuchadas. Bien cabe preguntarnos, ¿quiénes son las encapuchadas? Tal vez aquellas que olvidan ese canon normativizante, moralista, conocido como identidad.
Leonor escribe con cinismo, con ironía, como mucho humor, aunque no todos se permiten leerla desde las potencias alegres que la hacen escribir, muchos ven enojo, violencia. Ante esto ella responde: es mal tiempo para los cínicos, cualquier persona cuyas palabras se apoyen afirmativamente es leída en términos de ira.
Cuando cita a Deleuze advirtiendo que los poderes establecidos nos comunican afectos tristes que nos quitan la capacidad de obrar, Silvestri lo traduce como disciplinamiento entristecedor heterofascista, que incluye el reconocimiento, la tan deseada y legitimante fama. La fama en el círculo de amigos, en el trabajo, en la familia o donde se quiera, la fama existe para todos y su función social es, como la mayoría de los frutos sociales, coercitiva, normativizante, comparativa. La escritura de Leonor genera nuevos signos, no sólo actualiza significados. La reterritorialización se hace lenguaje que fuga y deserta, genera un sistema propio, coherente, con el que es difícil no identificarse, porque lo que la autora cuestiona, afirma o ataca, suele ser todo lo que compone el sistema que hace rato hemos acordado que no sirve, ni al planeta, ni a los animales, ni a los humanos.
En Ética amatoria del deseo libertario y las afectaciones libres y alegres Leo nos propone ser manada y destripa el modo vincular que nos mantiene cautivos, tristes y engañados. Es una búsqueda de la deconstrucción de los bastiones del “amor” en términos posesivos, románticos. Propone una ética amatoria como construcción reflexiva del uso de nuestros placeres, críticos ante lo dado como normal por aquellos que no nos representan, ante prácticas que tampoco lo hacen, para alcanzar resultados lejanos a los esperados.
Ya sea como parte del grupo de afinidad y plataforma Manada de Lobxs, entre las Ludditas Sexxuales o sola, la propuesta de Leonor siempre fue la de la anarquía, pero no la de hago lo que se me antoja y el otro que me aguante, sino un tendido de redes que viabilicen y posibiliten la autogestión como puente emancipatorio de las formas normativizantes, violentas y esclavistas a las que estamos acostumbrados.
Las corporalidades inclasificables aman de modo libertario, se afectan libre y alegremente, pero si fallamos no pasa nada, a seguir intentando.