En tanto una idea pueda formularse, hay una existencia sucediendo. Si la obra de un escultor, puede entenderse como materialización de una entidad, expresada en forma y concepto, es porque esa imagen se formuló, ese concepto existió antes en la mente del artista. Se puede revolver la semiótica hasta el infinito para ejemplificar esto. Se puede apelar a Platón y su afirmación de que las ideas son el primer plano de la realidad. Podemos tomar a Descartes y sostener que en tanto pensamos, existimos. Y podemos concluir que en tanto pensamos el soporte son las ideas.

No sé sí hay ovnis, como los de El día de la independencia. Sé que cuando estuve en el Uritorco no me pasó nada sobrenatural. Pero he sentido magnánimamente lo pequeño de mi existencia mirando la llanura pampeana, también cuando me paraba frente a la obra de Atilio Terragni Atardeciendo, me sentí ínfima en relación al tiempo y el espacio. Ante esas y otras experiencias entiendo una forma de existencia metafísica.

Es difícil hablar de religión, mucho más de ovnis, vidas pasadas y todas aquellas cosas a las que alguien les puso nombre, para poder referir a todo lo que pasa en los planos energéticos que no son visibles a los ojos humanos, y por lo tanto, siguiendo a Antoine de Saint-Exupéry, son esenciales.

La eternidad de la rosa aborda todos estos planos, la expresión de lo esencial que han vivido y decidido compartir sus autores Gabriel Moschitta y Laura González Roma. Fruto de experiencias que vivieron por separado y que a su vez los encontraron. La novela nace para compartir algo que se ha disfrutado, que ha conmovido, que produjo transformación. Los autores comparten aquí algo que despertó la pasión por el aprendizaje.

A pesar  del abordaje tierno, con personajes de sentimientos nobles, románticos, idealistas, el contacto con posibilidades desconocidas, la experiencia concreta con algo que se supone no existe, genera suspenso, tensión y por momentos da miedo.

Dos narraciones paralelas habitan la novela, la historia pasional, material, física por un lado y un sujeto con experiencias paranormales inserto en todo lo anterior. La historia, la realidad y la ficción se conjugan y hacen de La eternidad de la rosa una novela que atrapa y pide ser leída hasta el final. Un final que sorprende, verdaderamente.

La eternidad de la rosa (2)

Ovnis, Fabio Zerpa, transmutación de las almas, un referente de la cultura pop, ¿cómo nace La eternidad de la rosa?

GM- En la introducción del libro lo cuento un poco: la inquietud por trascender que muchos tenemos se me profundizó con un viaje a India y Nepal. Ahí podría yo centrar el inicio de la novela. Con el profesor Fabio Zerpa y su método de zofrosis experimenté tres regresiones a  vidas pasadas.  Esto se sumó a un hecho ocurrido  en nuestro país en el año 2010 y hasta aquí los tres ingredientes básicos que formularon nuestra ficción.

¿Se puede contar algo sobre esa historia que los impulsó a escribir juntos esta novela?

LGR- Cuando conocí a Gabriel, en 2010, él tenía una ficción escrita. Me mostró aquel borrador y pensé: ¡Qué buena idea! Jamás  se me hubiera ocurrido. Empecé a contarle a Gabry cómo hubiera contado yo aquella historia. Él me propuso que la reescribiéramos. La idea original quedó (casi) intacta. El texto fue todo (casi) repensado.

¿Cómo fue el proceso de escritura a cuatro manos?

LGR- Muy, muy divertido. Me convertí en una traductora de mi propia lengua. Tomando las ideas de Gabriel escribí sin pausa. Él se sorprendía de cómo yo lograba interpretar su imaginación. Claro que algunos personajes quedaron en el camino y muchos otros nacieron conmigo. La protagonista femenina original se llamaba Laura (como yo) y ese fue el primer cambio importante que afrontamos: ahora es Paula.

Realmente no hubo mucho conflicto. Sólo a veces Gabry me pedía que deje “alguna palabra suya”.

Siendo que en la introducción mencionan que todo se inició con una historia compartida. ¿Dónde empieza y dónde termina la ficción en la novela?

LGR- ¿Empezar y terminar? Creo que  los límites están poco definidos. Diría que es básicamente una ficción, con personajes reales, tintes autorreferenciales y un protagonista “muy real” al que le hacemos vivir nuestra utopía.

LAU PARA LA ETERNIDAD (2)

La novela hace uso en su argumento de diferentes corrientes místicas, ¿cómo se encuentran las distintas éticas de estas prácticas en el universo de la novela?

GM- De lo cristiano tomé la experiencia del amor para consigo mismo y con el prójimo, de lo oriental se extrajo la ausencia de  dicotomía entre lo sagrado y lo secular, entre la colectividad y el individuo. En nuestro libro la experiencia mística confluye con la ética en el anhelo humano de traspasar lo que “se es” en su deseo de superación y esperanza…

La convergencia de Fabio Zerpa, la transmutación de las almas, el chamanismo, el fenómeno OVNI y la terapia de vidas pasadas con la rosa y el personaje al que se homenajea, pueden ser interpretados por el lector como una vinculación entre la religiosidad pop y su vinculación con la cultura popular. ¿El libro es producto de la fe, de una práctica personal o de una visión mordaz sobre el cambio de paradigmas?

LGR- Tu pregunta es un buen ejemplo de lo que he leído muchas veces: ¡Los lectores son más lucidos que los que escribieron! He recibido algunas devoluciones que superaron grandemente mis intenciones y así me enriquecieron y le sacaron un lustre nuevo a la novela.

GM- Lo que escribimos no es producto de la fe, sí de una práctica personal. En el hinduismo de los vedas, el mundo de las dualidades no existe, creados y creación son una misma cosa, cuerpo y espíritu son dos percepciones diferentes de una misma energía. Creo que la humanidad experimentará un cambio espiritual que, al llegar a la masa crítica, se dará como un nuevo paradigma.

¿Cómo manejaron el clima, la atmósfera, en la narración?

LGR- ¡Esto sí que dio trabajo! La novela alterna de climas permanentemente, desde atmósferas más sosegadas hasta las más exaltadas. Poner al lector en un ambiente contemporáneo y llevarlo al siglo XV, hablar de facebook y de Aramu Muru en páginas opuestas demandó acuerdos y bastante prolijidad.

¿Cómo abordaron en la obra el trinomio “lenguaje, trama, argumento”?

LGR- Yo ya me encontré con un argumento bien perfilado y la trama se construyó sobre él. En nuestro caso darle coherencia y dinamismo fue algo sobre lo que trabajamos mucho dado que nuestra novela recorre dimensiones espaciales y temporales permanentemente y era importante que esos trayectos no confundieran (demasiado) al lector. Como vos decís, hay dos narraciones paralelas lo que  aportó “swing”. El lenguaje, ¡qué tema, eh?! En parte habla de quien escribe y quien escribe hace hablar a la historia. Por un lado es previo al nacimiento de la ficción y luego la narración extrae de tu lenguaje lo que los personajes piden.

GABRI 1 (2)

¿Qué les interesa leer?

LGR- Sobre todo novelas. Estoy obligada a los textos técnicos por mi actividad docente pero mi disfrute va por otro lado. Me gusta leer a Bordelois que me enseña de lingüística y lenguas comparadas.

GM- Leo fundamentalmente filosofía oriental y física cuántica tratando de relacionarlas. De vez en cuando alguna novela de misterio.

¿Cuáles son sus referentes?

LGR- Cómo me gustaría leer a Kundera en checo.  Borges dijo que “los idiomas corresponden a las necesidades de quienes hablan, y si a un idioma le falta una palabra es porque le falta un concepto, o mejor dicho, un sentimiento”. Entonces me pregunto qué sentimientos no podré compartir al leer solo una traducción.

GM- Mi referente es Deepak Chopra.

¿Cuál fue el primer libro que los marcó (a cada uno, por separado, por supuesto)? -no el primero que leyeron, sino el que les abrió paso a leer en su adolescencia, niñez, juventud.

LGR- Cuando era una nena leía a Bornemann y me gustaba Gianni Rodari sin saber por qué….después entendí. En la adolescencia leía a Graciela Cabal y a Vasconcelos, ¿dónde estará mi viejo libro “Mi planta de naranja lima”? ¡Me dieron tantas ganas de releerla! En ese tiempo también empecé a amar a Benedetti y le sigo fiel. Sábato y García Márquez, un poco después. Supongo que el libro que “me marcó” como vos preguntás es El amor en los tiempos del cólera, ese es el único volumen que soy incapaz de prestar.

GM- Crecí en el seno de una familia católica y la Biblia “me marcó”. Estudié inglés desde chico lo que me acercó a autores clásicos de la literatura inglesa como William Shakespeare y Charles Dickens.

¿Cómo se iniciaron en la escritura de literatura?

LGR- Si bien desde adolescente escribía “cositas” que iba almacenando en un cuaderno forrado en  papel araña verde, recién cuando me desobligué de la carrera universitaria decidí  participar de un taller literario. Nunca tuve el sueño de publicar algo, escribir es para mí una experiencia  íntima. Tengo que  confesar que me da vergüenza escribir viendo tantos que lo hacen verdaderamente bien.

GM- Escribí para que no se me quedaran tantas fantasías atrapadas. Tenía el sueño de la novela propia como muchos jóvenes y ahora que tengo más tiempo libre pude darle forma y con Laura logramos hacerla nacer.

Sobre El Autor

Nació en 1986, rata porteña del sur de la ciudad. Trabaja desde hace doce años en Museo Nacional de Bellas Artes, en la actualidad como educadora. Es profesora de teatro y se forma como Docente en Lengua y Literatura.

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