Esta mañana el guionista británico Warren Ellis nos despertó a todos con la desoladora noticia de la partida de Steve Dillon.
Los lectores de comics de mi generación llevaremos siempre en el corazón al buen Steve y es que significó, para todos, el salto estético en la viñeta que Tarantino había dado en la pantalla grande. Su trazo limpio se nos hizo imborrable primero en el Hellblazer de Ennis y llegó a su apogeo en su creación más personal, The Preacher, también junto al irredimible irlandés.
Pero Dillon ya tenía una basta carrera para ese entonces. Comenzó a dibujar de manera profesional contando con 16 años para el sello Marvel UK (la sucursal británica de la Casa de las Ideas). Pasó también por 2000 AD, Warrior, Doctor Who Magazine y fue también cofundador de la revista Deadline.
No obstante todo, sería en sus trabajos para el sello Vertigo de la DC comics en donde Steve encontraría su propia voz. Como coletazo del desembarco británico en la escena yankee, Dillon supo coreografiar con insolencia y humor desbordante la violencia de los años 90 en títulos como Los ya mencionados Hellblazer y The Preacher, pero también en el Animal Man de Veitch y el Skreemer de Milligan.
De las primeras páginas leídas por un servidor, quedarán imborrables en mi memoria el suicidio de un depravado ex sacerdote que cabecea, frente al púlpito, dos afilados lápices, enterrándolos en sus cuencas oculares luego de una tormentosa confesión frente a Constantine, en un especial de Hellblazer. O el disparo con que Tulip le vuela en maxilar inferior a un mafioso que, sentado dentro de coche queda desorientado con la lengua colgándole como un corbatín en uno de los primeros números de The Preacher.
Con el cambio de milenio el tándem Ennis / Dillon se mudaría a La casa de las Ideas para redefinir a Frank Castle en The Punisher: Welcome back Frank para el subsello Marvel Knights. Una década y media después me sigo riendo de ese Punisher con paso de comedia. ¿Cómo olvidar el “team up” con Spiderman en el que el justiciero usa al héroe arácnido como escudo humano?
Los lápices de Dillon fueron trascendentales para la mitología del vengador anónimo, pues si bien su estancia en Marvel lo llevó también a otros horizontes (Wolverine, Hulk, X-men, Deadpool) siempre volvió al Punisher: Punisher: War Zone, Punisher vs. Bullseye, Thunderbolts: No Quarter, llegando a ilustrar una segunda refundación del personaje (la única comparable en grandeza con el trabajo de Ennis) en la colección The Punisher del sello MAX con guión de Jason Aaron.
Hoy 22 de octubre de 2016 se nos fue Steve Dillon. Es posible que la violencia no vuelva a ser tan divertida.