Una mujer y una niña miran el horizonte apoyadas en la baranda de eslora de un barco. Se trata de Ikuko y su hija, Momo Miyaura. Ambas intentan superar la muerte de Kazuo, esposo y padre. Acaban de abandonar Tokio para instalarse en Shiojima, una de las islas del mar interior de Seto, en donde se hubo criado Ikuko y donde aún tiene familia. Momo carga con una carta que su padre dejara inconclusa antes del accidente que le quitara la vida, la misma consta tan solo del encabezado: “Para Momo”… De repente tres almas cruzan el umbral y caen cual gotas de mercurio sobre la pequeña Momo; son tres espíritus guardianes que, a partir de ese momento estarán ligados con la niña y asumirán la forma de tres Yokais salidos de un viejo Kibyōshi[i] para cumplir su misión.
Luego de 7 años de trabajo artesanal, Una carta para Momo (Momo e no Tegami) tuvo su estreno en el Festival Internacional de Cine de Toronto, Canadá, el 10 de septiembre de 2011 y fue lanzada el 21 de abril de 2012 en Japón. La película cuenta con guión y dirección de Hiroyuki Okiura (Jin-Roh; Record of Lodoss War) y el diseño de personajes estuvo a cargo de Masashi Ando, quien en 2003 abandonara Estudio Ghibli luego de haber participado en clásicos como Porco Rosso, La Princesa Mononoke o El Viaje de Chihiro.
El punto fuerte de la narración reposa en que Okiura mantiene firme el pulso en el viaje emocional de Momo, en la superación de la pérdida de su padre y en la relación con su madre, sin caer en la sensiblería simplona ni abusar de los elementos fantásticos de la narración.
Una carta para Momo nos invita también a recorrer el interior de un Japón que no se alejó demasiado de sus raíces tradicionales. Recorriendo la red encontré una versión completa de la película en español latino. Ojalá puedan disfrutarla en este fin de semana lluvioso.
[i] Se trata de un género del libro ilustrado japonés, kusazōshi, producido durante la mitad del periodo Edo, desde 1775 hasta principios del siglo XIX. Físicamente identificables por sus portadas amarillas, los kibyōshi se imprimían típicamente en volúmenes de 10 páginas, muchos de ellos abarcando de dos a tres volúmenes, siendo el número promedio de páginas totales de 30. Es considerado como el primer libro de historietas puramente adulto en la literatura japonesa, con un cuadro grande que abarca cada página, prosa descriptiva y diálogo que llenan los espacios en blanco en la imagen.