Una historia de cercanías y distancias. De imposiciones y rebeldías. De culpas y arrepentimientos.
Ensenada, zona de riesgo. Una amenaza; gente presa y gente huyendo. Una historia de ausencias. De miedos, de fantasías y fantasmas. De vencedores y vencidos.
“Hay que irse de acá”. Para intentar volver, aunque en pendiente, por el carril de los recuerdos.
Un hijo por nacer y una novela por parir. Una mujer que teje a la par de Brizuela. Trama, urdimbre. Un marco para entrelazar hilos que se mantienen en tensión, con cabos sueltos que se irán atando.
Secuencias sonoras y signos acompañando anécdotas que giran alrededor de una realidad política. Un contexto social que determina la textura del lenguaje. Varias voces y una mirada principal, la de una niña entre tantos pecados de inexperiencia. La ingenuidad del sentido común a temprana edad, y los vicios de la razón en el discurso adulto, de cada lado. Una historia en la que las mujeres de tres generaciones resultan atravesadas por el hecho histórico que representa aquel punto de inflexión, de partida y de llegada al primer intervalo que aguantaría el peronismo. Un movimiento que, desde sus primeros pasos, dejó marcas en todo y en todos, pero muy claramente en las mujeres.
Un quiebre en lo cotidiano, en la intimidad familiar. Una red de personajes; una encrucijada.
Varios caminos, el Blanco, el Negro. Los caminos cortados. Y el de La Muerte; y el de regreso.
La ilusión de las certezas al tiempo de “comprender”.
El ser nacional, los inmigrantes y “la resaca social de cien naciones”. Finalmente, ¿la identidad?
Leopoldo Brizuela nos acerca a un pueblo que mira de reojo el peligro encarnado en el “otro”, en tantos semejantes. Y nos permite sentir; ver, oír, oler.
Un abanico de sentimientos, de imágenes, de sonidos. Fastidio, furia rencor, odio; también amor incondicional. Iglesias en llamas; aviones de “leales” y de “contreras”; la casa cerrada, el taller, la quinta, el varadero. Paisajes, muchos de ellos castigados. Truenos, bombas, voces y silencios.
Olor a petróleo, a pólvora, a pan caliente, a tostadas, a verdín, a tabaco de pipa, a pis… Sensaciones. Música y marcha del pueblo de Perón. De Evita. La muralla caída.
Toda una construcción literaria sobre otra construcción, precaria, la de la memoria que, como tal, podemos armar y desarmar tantas veces, hasta reconocer que apenas conservamos algún recuerdo, del recuerdo, de ecos y siluetas; en este caso, entre secretos de familia y algún mensaje a descifrar.
Título: Ensenada. Una memoria
Autor: Leopoldo Brizuela
Editorial: Alfaguara
264 páginas