DEVOTOS DE LA PORNOGRAFÍA
Una novela felizmente extraña, que progresa desanclada del típico policial; una novela que en principio haría pie en el género, con idea de cruzarlo, para arribar al refugio de la dialéctica erística, ámbito en el que el arte de discutir va sorteando estratagemas, ardides y trucos que oscilan entre el absurdo y lo plausible. Son diálogos que, en definitiva, operan como tribunas aptas para el entretenimiento, pero también para la crítica y la reflexión.
El revés de la trama cobra más fuerza, alimentándose con grandes dosis de comedia.
La autora, con mirada aguda, hace descansar sobre el humor fragmentos de realidades que deja hábilmente en evidencia al cuestionar el hecho de naturalizar la razón de ser de lo impropio.
Un juego que escala dimensiones lanzando cartas, algunas de ellas marcadas con distintas siluetas que se corresponden con la impronta de personajes que Miriam Molero pensó para que, entre todos ellos, representasen el ritmo cardíaco, la irrigación sanguínea, la estimulación física y psicológica que acompaña al lector en esta historia de ausencias, de búsquedas y duelos; una novela en la que los devotos de la pornografía representarían, en todo caso, una cuota importante del quid de la cuestión aunque, sin dudas, la esencia late en otra parte.
La descripción de un lugar que llama la atención por el estado en que se encuentra.
La ausencia del profesor y alguna presunción que inquieta.
El hijo que padeció el encierro durante un par de años y que ahora recuperó su libertad.
Una viuda, otra ausencia y otro encierro. La idea de apartarse del trato social y una imagen en la cabeza, la del final, la de la salida vía suicidio. Y ese llamado a tiempo que la saca del pozo y la moviliza: “pasó algo con mi viejo”…”Algo me dijo que vos podías ayudarme”.
La casa sin su dueño, un escenario irreconocible. Un hombre elegido y desaparecido. Un académico experto en todo lo relacionado con los signos de la vida social, con la interpretación y la producción de sentido. Por ello, en esta historia importa tanto lo que se dice como lo que se calla.
Anteojos de leer, una notebook y un CD plateado con una inscripción que reza: “Porno nivel 3”.
Conjeturas. Enigma. Intriga. El dilema; el trabajo pendiente del hombre enclaustrado en una iglesia.
Lugar propicio para el recogimiento. Aquella celda de puertas abiertas. Y la visita del sacerdote que niega el secuestro. Pero, entonces, de qué se trata esta experiencia, ¿de un rapto accidental?
Una investigación sobre pornografía; una pesquisa, y un sostenido ejercicio de esgrima intelectual.
Título: El rapto
Autora: Miriam Molero
Editorial: Vestales
304 páginas
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