“Todo el mundo sabía cómo la llamaban, pero nadie conocía su nombre. Olvidada y no reclamada, no está perdida porque nadie la busca y aunque la buscaran… ¿cómo pueden llamarla si no conocen su nombre? Aunque reclama, no es reclamada. En el sitio donde se abre la hierba, la chica que esperaba ser amada llora e irrumpe la pena en sus distintas partes para que a la risa glotona le sea más fácil tragársela”. Este párrafo pertenece a la dolorosa novela Beloved (1987) de Toni Morrison, su libro más recordado, ambientado en el fragor de la Guerra de Secesión Americana y en homenaje a la esclava afroamericana Margaret Garner, que logró escapar de las cadenas esclavistas en Kentacky, en enero de1856, huyendo a Ohio, donde esa práctica había sido abolida.
Hace unas semanas, Toni Morrison nos dejaba a los 88 años, después de una repentina neumonía, en el diminuto pueblo neoyorquino de Grand View-on-Hudson. Como pocas, supo ganarse su lugar en la literatura, gracias a mantener una obra contestataria de hondo sentido y proyección social. La memoria, la identidad, la integración de la cultura afroamericana, la raza, la esclavitud; todos puntales que Morrison habilitó con esfuerzo y sabiduría en textos que son bíblicos por su pureza.
Morrison ostenta ser la primera mujer negra en recibir el Premio Nobel de Literatura en 1993, cuando contaba con seis novelas publicadas. Pero la novelista fue mucho más que una escritora, a la par de Ángela Davis, recordada filósofa, militante afroamericana antirracista y Maya Angelou, escritora, poeta, cantante y activista feminista. Todas cargaron con valentía la lucha por los derechos humanos y caminaron sobre el fuego para dejar un terreno de progreso. Pensaron que enterrándolas las iban a matar, no se dieron cuenta que eran semilla y sólo el tiempo las transformaría en fruto.
La Academia Sueca dijo en su momento que le otorgaba a Morrison el premio por “su arte narrativo impregnado de fuerza visionaria y poesía que ofrece una pintura viva de un aspecto esencial de la realidad norteamericana”.
Toni supo de sinsabores, hija de un obrero metalúrgico y de una ama de casa, nació en Lorain (Ohio), el 18 de febrero de 1918 y fue bautizada como Chloe Ardelia Wofford. Morrison; al pertenecer a una familia carenciada, salió a trabajar desde adolescente como empleada doméstica y asistente de niños. Fue a la Universidad Howard de Washington y se doctoró en Cornell, desde ese momento se hizo llamar Toni. En 1953 se graduó en Filología Inglesa y cinco años más tarde se casó con el arquitecto jamaicano Harold Morrison, con el que tuvo dos hijos: Slade y Harold Ford. El matrimonio duró hasta 1964.
Durante muchos años desempeñó la función de editora en la Editorial Randon House, trabajando al mismo tiempo como profesora de Filosofía y Letras en la universidades de Yale, Howard,Texas y en State University de Nueva York, en Albany. En 1991 imparte clases en la Universidad de Princeton, cargo que mantiene hasta que se jubila.
Entre las figuras que aplaudieron su obra, tal vez la más significativa haya sido la de Barak Obama, quien calificó a los libros de Morrison como “Tesoro Nacional”.
Dice la autora: “Quiero descubrir una verdad sobre la vida cotidiana de los Estados Unidos, la vida de los afroamericanos viviendo en un contexto histórico crítico que se ha ocultado”
“A los países les gustan los cuentos de la patria porque le da seguridad a las personas. La realidad es una triste verdad donde tenemos mucho que ocultar y avergonzarnos. En mis libros busco hacerlo desde el lado del conquistado. Lo que hago es quitar las tiritas para que se vea la cicatriz de la sociedad, la realidad. No hay que tener miedo de mirar el pasado porque solo así se sabe quiénes somos”.
Morrison conocía sobre las diferencias raciales y la desidia de una sociedad armada para legitimar una estructura social que despreciaba al negro y al inmigrante. No es inocente su crítica cuando uno enfrenta el título de su primer novela (Ojos azules,1970). En esta opera prima la escritora se pone en la piel de una muchachita desgarrada que patentiza su infancia dolorosa y lucha contra el concepto de la belleza del blanco. Su segundo trabajo (Sula,1973), transita el mismo camino. Morrison sitúa el escenario en una colina ficticia de Ohio, donde vive una comunidad negra totalmente abandonada. Toni, en ese ambiente sórdido, vuelve a marcar la condición lamentable de la mujer negra, la discriminación de la sociedad, la falta de educación, el maltrato hacia los niños y las permanentes amenazas de muerte por ser negros. Le seguirán La canción de Salomón (1977), una historia sobre un acaudalado hombre de negocios que oculta su origen para ganar confianza e integrarse a la comunidad blanca. La isla de los caballeros (1981) es el relato de un náufrago negro que llega a una imaginaria isla caribeña poblada de mansiones de ricos, en las que sus habitantes viven sin importarles nada y sometiendo a los sirvientes al maltrato. Beloved (1987), libro del que ya hablamos, Jazz (1992), maravillosa historia de amor de una pareja negra que llega a Nueva York dejando atrás su vida anterior en los campos de trabajo. Paraíso (1997), nos golpea con los problemas que transcurren en el pueblo ficticio de Ruby, donde la sociedad machista y patriarcal impone las reglas de la justicia, dando rienda suelta al odio asesino que terminara con la vida de cuatro mujeres. Aquí salta a vista el marcado racismo, la violencia, la supuesta ley divina y el mérito aristocrático. Con Amor (2003) surge el despecho y la complacencia de dos mujeres que aman al mismo hombre y que el odio las junta. En Una bendición (2008) Morrison vuelve al siglo XVII y al sur colonial de Estados Unidos, a través de Florens, la hija de ocho años de una mujer negra, quien entrega a la pequeña para salvarla de la crueldad y violencia. La niña no le perdonará nunca este abandono a su madre y tratará de olvidar junto a otras esclavas en las plantaciones de azúcar. Volver (2012) nos acerca al veterano de la guerra de Corea Frank Money, quien regresa a su país después de la batalla. Money llega vencido y con la esperanza de encontrar un país sin odio, se encuentra con una sociedad partida por el racismo y la desigualdad, tan violenta como los días pasados en Corea. La noche de los niños (2015) es la historia de vida de la empresaria exitosa Bride quien a pesar de su brillo, sufrió el abandono de sus padres y de su pareja. Para superar el desaliento decide cambiar su pasado para encontrarse finalmente con sí misma.
En toda la literatura de Morrison aparece la figura de su abuela negra, las raíces y el sufrimiento.
Con el adiós a esta mujer comprometida con la condición humana, nos preguntamos si al día de hoy, con la política de exclusión del gobierno de Donald Trump, no debemos releer su obra y tratar de mirar hacia el horizonte para encontrar un nuevo amanecer.