(Prólogo)
Compañeras, compañeros, llegó el momento de hablar claro: la pretendida tormenta no fue naturaleza sino simple contubernio humano. O dicho de otro modo: los malos se juntaron. Depredadores solitarios hallaron un espejo que les devolvió una imagen aceptable, y se dijeron: somos bellos, merecemos todo y más.
Repitieron discursos de pantalla, se calzaron botas y pisaron barro suburbano. Aprendieron a jugar lo que para nosotros es sagrado, y actuaron el llanto de los pobres, la indignación de los desesperados. Gritaron: “Al ladrón”, como un conjuro. Y si el mal tenía nombre de mujer, a darle fuego. A la hoguera la impura, la bruja, la lesbiana. La yegua, prostituta, montonera, boliviana.
Henos aquí, entre la pampa y la vía, desnudos y estafados.
Pero entre las piedras brilla una moneda, y la luna alumbra. Somos tantos que salga cara o cruz, igual deberemos apretarnos, cobijarnos y acomodar el paso.
En el camino, de pronto, alguien canta. Y otro recuerda la tonada. Un tercero hace música con piedras y se ve un cuerpo de mujer que baila.
Para cuando la noche pase, alertas y afinados, seremos muchos más. Tendremos ritmo. Cultivaremos la alegría y una poética de la escasez cuya primera línea reza: “Volvemos a empezar y no tenemos nada. Ni siquiera miedo. Somos libres. ”
Silvana Franco
(de “Poética de la escasez” -2015/2019-)
- El barrio se levanta.
Tras una siesta larga
abre un párpado y ve
que las sirenas
cantan
que todas las plazas tienen vallas.
Que un ojo ciego y negro
de un fusil sin alma
apunta y tira sin mirar
pero no acierta.
El blanco estaba quieto
pero erra.
Entonces
lo que estaba inerte se sacude.
Se palpa para cerciorarse
pero ya no hay dudas:
sigue en pie.
No quiere que le cuenten nada más.
Vomitó a Tinelli sobre la pantalla
y ahora marcha.
Apaga las luces
baja las persianas
sale a la calle
mira.
El barrio se levanta.
- Magia
“Tantas bocas para alimentar”
decía mi abuela.
He ahí el misterio:
dar cuando no hay,
inventar el pan,
multiplicarlo.
- Entre nosotros
Dibujo mi casa
sus dinteles
el galpón de atrás y sus ventanas,
afirmo los postigos.
Parezco distraída mientras silbo
pero no
Dónde estás, pregunto.
No me olvido.
Calculo la distancia entre mi puerta
y tus pasos.
Donde sea que estés
reside la memoria
en el lago, en el mar, el río o la montaña.
Mientras salgo al patio
y huelo la mañana
no me permito ser feliz entera
porque todavía estoy sola.
Porque pregunto y el aire
me niega la carta de llegada.
Nos queda poco tiempo
lo sabemos,
no queremos héroes
de pintadas de esquina
y pedidos de justicia que no llega.
Necesitamos latidos, corazones,
abrazos y más fiestas callejeras.
Lo que necesitamos hoy
es que respondas.
No desaparezcas más
volvé a dejar tu huella
tu saliva
tu mano solidaria
tu semen y ovario de utopía
No desparezcas más
Está prohibido
Porque otra vez volveremos
A parirte, amamantarte,
murmurarte razones y banderas
Contarte para que te duermas
cantarte para que despiertes
Y ya no somos jóvenes
Pero volveremos
Si es preciso lo haremos
Mientras tanto
decímelo al oído:
Dónde estás.
Lo que sea necesario…
Esperaremos.
- Corajudo amor
Falta coraje
y escarbar las raíces y comerlas.
Falta aguantar el frío a medianoche
el muelle desolado
la abstinencia.
Resistir el peso de las almas
nadar en soledad
y que la nada
duela.
Falta aguzar la vista
y ser gigante, una diosa, un Prometeo.
Falta pisar con obstinación y con grandeza
para matar los muertos
bien muertos bajo el pie.
Después llorarlos.
Recién entonces saber
para decir:
“Sin escudo, sin armas,
sin paz de tarjeta navideña,
sin odio estoy aquí:
de pie
…pero temblando”.
- Días así
A veces…
me abruma la mentira
la miseria envuelta con frazadas
la moneda que se pide
que se niega,
los golpes y más golpes,
las eternas deudas de los pueblos.
Las cruces en los cuellos,
las balas en los cuerpos,
las colas de los viejos en los bancos,
las pantallas.
Mido la cuerda y pienso:
Cuánto aguantará.
…
Después nos abrazo
resisto
me sonrío.
Mañana en la calle nos veremos…
Y sigo.
- Herramientas
Este lápiz
Tu martillo
El cincel
El cuero y la tijera
Un cuaderno
La cámara y la luz
Nuestra pizarra
El acero bisturí
La tuerca, la bisagra
La prensa de papel,
La imprenta, la guitarra
Las ruedas de todo lo que rueda
Las palancas
Cada estación de tren
Y cada vía
Las redes, las persianas
Los telones y las bambalinas
Los hilados, las telas, las agujas
Los hornos, las pistas, las usinas
Las manos, las voces, las palabras
Que nadie se atreva a arrebatarnos
estas armas.