“Lo que pasó, lo que nos cuentan, lo que entendemos: tres universos que, si se tocan, lo hacen en sitios inesperados. Eugenia y Muriel muestran el terror que espera por debajo de la propia vida. Habrá que evitar que nos guíe el recuerdo, parecen decir, y desconfiemos también de la percepción; pero no son ellas quienes vayan a proponer otros caminos. En Ruido blanco, imágenes y texto llevan el relato con precisión imposible para semejante mundo de neblinas”.
Eduardo Abel Giménez
Con guión de María Eugenia Alcatena, dibujos de Muriel Frega y banda de sonido a cargo de Daniel Lanark, Ruido Blanco se transforma en algo más que una historieta o novela gráfica, pasa a ser una experiencia sensorial.
Un viaje al inframundo, al omphalós de la memoria más personal, un encuentro con la madre muerta. Un diálogo sobre su partida, sobre su enfermedad, sobre la identidad que desdibujamos por estar demasiado cerca o demasiado lejos.
Las autoras juegan con las luces y las sombras, con la figura mítica del bosque en el que nos encontramos todos perdidos. Ese bosque onírico y primigenio que debemos recorrer mientras encontramos el sentido del camino elegido. El mismo bosque que recorrieron nuestros antepasados y sin embargo siempre diferente… El territorio de Nuestra señora de las migajas.
Blanca Madrecita
nuestra Señora de las Migajas
dueña del bosque sin bordes
recíbeme en tus dominios
libre de apetitos, deudas y aflicciones
como un incendio gris
vacíame de los recuerdos
y que mi corazón sea
al fin y para siempre errante
vasto y granulado como tus cielos
Calaquita polvorosa
No me encubras tu sonrisa
Que ya llego.