Taika Waititi es una figura particular en la industria audiovisual. Por un lado, genera productos comerciales, que generan ganancias, que saben responder a la lógica económica de la industria. Pero, por el otro, este director, guionista y actor neocelandés sabe otorgar una impronta propia, original, que combina a la perfección la ternura con lo salvaje.
La mayoría del público lo descubrió este 2020 con el estreno de Jojo Rabbit, su sexto largometraje, aunque también la mayoría ya había visto parte de su obra sin saberlo en Thor: Ragnarok, donde la firma de autor pierde terreno en el márketing gigantesco de las películas de superhéroes.
Waititi es un extraordinario director de niños. Tanto en Boy como en Cazando salvajes y en Jojo Rabbit el espectador se maravilla ante el hecho de que seres tan pequeños estén actuando tan bien, sin ningún ápice de sobreactuación ni tampoco de caer en lugares comunes de las performances infantiles (exceso de gritos, posturas graciosas de falso adulto, llantos demasiado frecuentes, etc.). Esto no resulta casual, ya que en Waititi hay, podría decirse, una mirada infantil acerca de lo que narra. El director muestra con una inocencia aparente, una especie de asepsia (que lo emparentaría con Wes Anderson, solo que en el caso de Waititi hay menor interés por lo estético y más por lo emotivo) que disecciona el mundo para mostrarle al espectador, casi sin que se dé cuenta, algo que lo incomoda, que lo interroga, que lo pone en riesgo (como corresponde). Ya sean los niños viviendo en la miseria (Boy, Cazando salvajes) como niños viviendo en la miserabilidad (Jojo Rabbit), se trata en esencia de herramientas narrativas para mostrar el mundo desde una aparente incomprensión del mundo; para mostrar, justamente, a quienes ya estamos habituados, que el mundo es, en efecto, incomprensible (o, mejor, inexplicable).
Esa mirada (que ya podría bautizarse como una “mirada Waititi”) nos lleva por medio del humor (a veces blanco, a veces más negro que el alma) a espacios reconocibles, pero que preferimos dejar de lado: la pobreza extrema (Boy), la marginalidad (Cazando salvajes) y la guerra (Jojo Rabbit). Hay, siempre, una violencia que rodea y que se materializa de tanto en tanto en medio de las tramas (a veces con humor), y que siempre está inmanente, como si acechara a esa mirada infantil. Pero como si ese espíritu, esa forma de mirar, fuera capaz no de dar respuestas o soluciones a la violencia, sino a plantear lo más importante: que no debe olvidarse.
Los largometrajes de Waititi, hasta ahora, son siete. Ya terminó el rodaje de Next Goal Wins (que estrenaría a fin de este 2020 o a principios del 2021, donde aborda el mundo del fútbol desde un equipo de neocelandeces que lo desconocen por completo) y está en preproducción su segunda incursión en el universo Marvel (Thor: Love and Thunder). Sin embargo, lo que más despierta interés es el rumor insistente en que podría encarar un largometraje (o, según algunas versiones, incluso trilogía nueva) de Star Wars, porque lo cierto es que hay pocos directores tan óptimos para el universo de George Lucas como Taika Waititi. Con su firma, valdría la pena volver a ver ese universo que últimamente se superpobló de bodrios.
Taika Waititi. El hombre que vino de Nueva Zelanda, y al que ya queremos tanto.
1- Eagle Vs. Shark (2007): Disponible en torrent
Ópera prima que Waititi estrenó cuando tenía 32 años, lo que presume que tiene que haber comenzado con el proyecto varios años antes.
Para ser una ópera prima está bien, olvidando ese dato es un film simplemente regular. El autor intenta modificar algunas reglas del género de la comedia romántica, pero en la búsqueda de originalidad la trama se pierda, y los personajes, si bien simpáticos, se tornan repetitivos. Nada hacía pensar, viendo esta película, que luego devendría un artista brillante.
2- Boy (2010): Disponible en torrent
Alamein tiene 11 años y lo llaman Boy. Vive junto a su abuela, su hermano menor y primos en una zona extremadamente pobre de Nueva Zelanda. La anciana tiene que irse a otro pueblo para asistir a un entierro, por lo que el chico queda a cargo de la familia. Y justo entonces regresa su padre, ausente por mucho tiempo, tanto que Boy se inventó (y les inventó a los amigos) historias acerca de dónde estaría su padre, supuestamente un hombre heroico.
Esta es, quizás, la mejor película que hizo (sin desmerecer al resto). Establece cuál es su estilo, que sabe condensar ternura con salvajismo, a través de una mirada inocente que podría calificarse como “infantil” si no poseyera tanta madurez.
Pocos artistas logran adentrarse en mostrar la pobreza extrema y salir airosos sin generar algo panfletario ni tampoco que omita lo que es la realidad. Waititi, ya en su segundo film, demostró que era un gigante.
3- Casa Vampiro (What We Do In The Shadows, 2014): Disponible en torrent
Falso documental que se focaliza en entrevistar a vampiros que viven en Nueva Zelanda.
Acá Waititi abandona el realismo tierno de Boy, y nos entrega una sátira desternillante. Si bien no hay niños en la trama, puede decirse que la mirada inocente permanece: los vampiros no son necesariamente malos, incluso cuando lo son. Pueden matar pero sintiendo pena por sus víctimas (y por el tapizado del sillón que se manchará de sangre).
Divertidísima.
4- Cazando salvajes (Hunt for the Wilderpeople, 2016): Disponible en Netflix
Un matrimonio que vive en una zona inhóspita de Nueva Zelanda adopta a un problemático chico abandonado, que nadie quiere tener.
Waititi vuelve a la mirada infantil de Boy, que es donde está su mayor potencial, y entrega una fábula tierna y salvaje. Sam Neill está impagable, y resulta de los pocos actores adultos que no consiguen ser empañados por los niños que Waititi dirige como nadie.
5- Thor: Ragnarok (2017): Disponible en torrent
Waititi se mete en la fábrica de hacer chorizos de Disney/Marvel, y si bien no consigue hacer un film personal, consigue agregarle parte de su impronta.
Debe tomarse en cuenta que todas las entregas fílmicas previas del dios del trueno eran horrorosas, y que Waititi consigue algo digno, aunque por momentos pareciera asemejarse demasiado a la primera Guardianes de la galaxia.
6- Jojo Rabbit (2019): En cartel
Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. Un niño ario tiene a Hitler por amigo imaginario. Y enfrenta el horror con una mirada entre inocente y despiadada.
La película posee en algunos instantes paralelismos con La vida es bella, de Roberto Benigni, en cuanto a brindarle inocencia y ternura a un contexto horroroso. Pero Waititi sabe apartarse de ese (muy buen) precedente para entregarse a la mirada infantil, a la crueldad que pueden poseer los niños en determinadas situaciones, a cómo hacen para sobrellevar el dolor y la pérdida.
Una de las mejores películas del 2020.