Texas. Un incendio en un piso seguro de agentes del FBI. Un sobreviviente huye después de robar un auto. El oficial Burdon, encargado del caso junto a su compañero Lynch, del FBI llega a la escena solo para ver las llamas consumiendo todo.
Ahí adentro estaba Miguel Fuentes, encargado de lavar dinero para la banda de Juárez que iba a testificar en contra su ex jefe, Rawlins, el capo de la mafia del oeste de Texas. Adentro y silenciado. Porque nada calla tanto como una bala.
Mientras que el agente Lynch lucha por su vida en un hospital, Burdon trata de desenmascarar qué pasó en ese piso, y si detrás de todo se encuentra la figura legendaria del Exterminador, una figura que -supuestamente-, lleva callando un mogollón de chivatos.
El problema claro, es que desde puertas adentro, desde el programa de Protección de Testigos descartan esta teoría. Es una locura. Nadie va a hacerlos quedar mal frente a otras instituciones oficiales.
Burdon seguirá esta oportunidad para ver si existe o no, para ponerle punto final, y que terminará por desatar una cacería a lo largo del desierto de Texas.
“Esto es Texas. Unas veces hay que seguir el procedimiento legal.
Y otras, hay que hacer lo que hacer que hacer”
Andy Diggle es un veterano dentro del mundo de la historieta, con trabajos como Los Perdedores o Shadowland en su CV. En esta ocasión se encarga de entregar un thriller hecho y derecho en su vertiente más estadounidense, al perforar dentro de las instituciones de justicia como los Marshall, el FBI y toda la gama de conspiraciones -los gringos aman las conspiraciones- habidas y por haber en la exploración de esa misteriosa figura llamada el Exterminador.
La velocidad de la historia haya un buen médium en las manos del dibujante español Víctor Ibáñez que sabe encuadrar donde más lo necesita la escena, ya sea un plano en detalle, el gesto de una cara o un plano abierto para mostrar las badlands texanas en todo su desolado esplendor.
Exterminador bien podría ser una de esas pelis noventosas de cable, -en la línea de White Sands, por ejemplo-, con vueltas y re contra vueltas de tuerca acá y allá y su buena cuota garantizada de tiros. Y que cuenta con un final contundente, de esos que se agradecen, y terminan por subirlo un punto por encima de un sabio ejercicio de clichés altamente transitados.