VUELVEN LOS SIETE LOCOS

Un libro es como un ser humano: la cronología lo condiciona pero no lo determina. Leyenda negra (Tusquets) la novela de Osvaldo Aguirre sobre la que aquí escribo, se publicó cuando las librerías estaban cerradas por la pandemia y la ciudad en la que transcurre  -un Rosario que nunca se nombra pero cuyo registro es minucioso- se encontraba desierta por la cuarentena. Estos contratiempos poco tendrán que ver finalmente con la navegación siempre azarosa de un libro, que para bien o para mal, completará su propio rumbo. Pensando sobre esa coincidencia –un libro nacido en medio de una tragedia- he recordado que Los siete locos de Roberto Arlt se publicó en octubre de 1929, el mismo mes del  crack de Wall Street  mientras que el Evaristo Carriego de Jorge Luis Borges se terminó de imprimir justamente el día del golpe de estado:  6 de septiembre de 1930.

Leyenda negra narra con todo detalle la preparación y consumación del robo a un policlínico de Rosario en algún momento de la década del noventa. Aguirre ha tomado el tema de un hecho real pero no me consta su fidelidad ni tampoco me importa. Se trata de una novela, con sus propias leyes, sea cual fuere la fuente inspiradora. Los protagonistas son pistoleros duros. Es decir, piratas del asfalto o ladrones de banco, armados hasta los dientes y que no vacilan en darle al gatillo. Las primeras ochenta páginas de la novela se concentran minuciosamente en ese asalto y en las personalidades, vidas y peripecias de los siete ladrones.  Allí parecería agotarse la materia de la novela. No es así. Tres partes o capítulos siguen a continuación. Yo, lector, descubro que lo contado en la primera parte por uno de los pistoleros, no era todo. En aquel relato, como  en todo relato, hay  resquicios, se guardan secretos, palpitan mundos diversos, las verdades que parecían incuestionables se resquebrajan.  Se suceden la narración de una mujer, amante de uno de los ladrones, la versión del abogado defensor del matón, y por fin la de un cronista que también tiene lo suyo para decir sobre esa historia, ese universo  que ha edificado la novela.

Encuentro en  Leyenda negra un eco de los locos de Roberto Arlt. También aquellos tramaban crímenes. Los siete locos es una novela en la cual todo el tiempo se proyectan crímenes. Los locos de Roberto Arlt querían consumar su delirante revolución mundial financiándola con el asalto a bancos, explotación de mujeres y  homicidios. Los pistoleros de Osvaldo Aguirre, medio siglo después,  son más módicos. Sólo pretenden asegurarse el futuro, hacer una diferencia y retirarse. Muchas cosas han cambiado. Pero otras tantas persisten. Y en el mundo narrativo de uno y otro, se verifica la comprobación que hace  Sartre, a propósito de la vida de Jean Genet. El mundo criminal gira alrededor de un hecho del cual no se habla: la delación.

Han pasado muchas décadas pero otras cosas también  unen a los delirantes de Arlt  con los pistoleros de Aguirre. Unos y otros, fracasan irremisiblemente. Los locos arltianos y los atracadores de Aguirre son perdedores natos.  Erdosain se suicida en un tren suburbano, después de cometer su único asesinato, en la persona de  la Bizca. Uno de los locos de Arlt en cambio termina en Hollywood, como actor exitoso. El fin de los malandras de Leyenda negra en cambio, es inexorable: acribillados por las balas policiales, destrozados en la mesa del tormento o muertos en vida en la cárcel.

En Arlt y en Aguirre, las peripecias de los personajes se incrustan en una espesa  negrura moral, sin remisión: la policía, la justicia, el periodismo pero también los seres menores, el popolo minuto que pulula cerca del crimen aun sin caer en él, no son menos turbios que el hampa, en el cual, por lo menos ciertos códigos de lealtad resuenan, aunque también ellos terminen violados.

De  estas disquisiciones, en Leyenda negra no se encontrará nada, pues Osvaldo Aguirre es  de aquellos que pueden decir, como Joseph Roth, que “sólo entiendo el mundo cuando narro”. Y ese es su blasón.

  Leyenda negra es un policial duro y perfecto como un diamante. Bajo esa superficie, como en todo gran policial, palpita   un mundo que es  intensamente  perturbador porque es el nuestro.

 

 

 

Título: Leyenda negra

Autor: Osvaldo Aguirre

Editorial: Tusquets

224 páginas

Sobre El Autor

Álvaro Abós nació en Buenos Aires en 1941. Fue abogado laboralista y comenzó a publicar en 1983, al regreso de su exilio en Europa. Si bien su primer libro fue un estudio político-histórico (La columna vertebral. Sindicatos y peronismo), sus títulos posteriores se orientan hacia la narrativa, el ensayo literario, la crónica y la biografía, géneros que a veces entrelaza. Entre la veintena de sus libros publicados se cuentan El poder carnívoro (1985), De mala muerte (1986, cuentos premiados por la revista Plural en México), Restos humanos (1991), El simulacro (1994, ganó en España el Premio Jaén de Novela), El cuarteto de Buenos Aires (1997), Delitos ejemplares (1999), Al pie de la letra. Guía literaria de Buenos Aires (2000), El tábano (2001), Macedonio Fernández. La biografía imposible (2002), El crimen de Clorinda Sarracán (2003), Cautivo (2004) y Xul Solar. Pintor del misterio (2004). Obtuvo el Premio Konex de Biografía 2004. Su último libro es Mira la catedral que habitas.Saint-Exupéry en Argentina. Es Premio Konex de Platino a las letras (2014).

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