EL PRIMER SARAMAGO

El autor de La viuda (publicada originalmente bajo el título Terra do pecado, impuesto por el editor y nunca enteramente aceptado por el autor) es un joven de veinticuatro años que acaba de terminar, con no poco esfuerzo, su primera novela y que, como todo escritor novel,  se ve concernido por un sentimiento que prevalece sobre todos: el agradecimiento; agradece a la editorial (Editorial Minerva) que lo va a publicar, a un contrato que nunca fue más que un acuerdo verbal y hasta a la ausencia de un mínimo adelanto monetario. Basta y sobra con dos hechos incontrastables: ha finalizado su libro y ese libro va a ser editado.

Este Saramago de veinticuatro años es un autor previsiblemente prolijo. En La viuda, cada diálogo está acompañado por su correspondiente guión, no hay saltos en el tiempo, la trama se desarrolla con algunos toques (y emociones, y estremecimientos, y crisis nerviosas) que no poco le deben a la novela decimonónica, no hay voces encabalgadas que le exijan al lector la más mínima labor de desciframiento. Como todo escritor bisoño que se atreve a la aventura de una novela, sólo reconoce una porfía: terminarla, arribar a buen puerto sin haber extraviado demasiadas veces el rumbo. Esta Maria Leonor (la viuda) es una parienta harto cercana de la Luisa Mendon­ça de El primo Basilio, de Eça de Queiroz (una Emma Bovary con acento portugués pero cuya muerte, merced a la mano maestra del autor, resulta mucho más dramática y plástica que la de la heroína flaubertiana, lo cual no es, precisamente, mérito menor), y en este Saramago de veinticuatro años también se advierte el influjo del mayor escritor portugués del siglo XIX.

Pero, por cierto, el autor primerizo da muestras de lo que será, andando el tiempo, el escritor consagrado: la acabada penetración psicológica en sus personajes, en especial respecto a la protagonista y al doctor Pedro Viegas (los conoce de primera mano y transmite de modo impecable el tal conocimiento al lector), la minuciosa reconstrucción del entorno que rodea a sus creaturas (el notable poder de Saramago de trasladar al lector a ambientes que le son ajenos o lejanos), la acabada descripción de los paisajes: “(…)… la energía latente de la tierra, en un desdoblamiento infinito de fuerzas ocultas y misteriosas, en una llamada muda a todos los músculos humanos. (…). Y había en aquella sucesión de señales, unas tras otras, la inflexibilidad digna de los buenos pensamientos.” Y la reconocida capacidad del Saramago más conocido para alternar reflexiones en medio de la trama novelesca: “La verdad puede ser tan horrible que, si la conociésemos, tal vez destruiría todas las creencias y haría del mundo un enorme manicomio. Lo que nos vale, lo que nos mantiene en esta indiferencia de animal atado, es la imposibilidad del conocimiento absoluto, y entonces nos contentamos con simples apariencias, con las que tejemos la vida entera.” Este Saramago (y cabe mencionarlo porque la peripecia argumental no sólo, pero también está urdida con los hilos de la religión y la fe) es un agnóstico, el que vendrá más adelante hará una militancia de su ateísmo.

La viuda es la prehistoria de Saramago, y bien ha valido rescatarla con motivo del centenario del nacimiento de su autor; en ocasiones, las efemérides son dignas de ser celebradas.

La viuda,
José Saramago,
Alfaguara,
318 páginas, 2021;
traducción: Antonio Sáez Delgado

Sobre El Autor

Osvaldo Gallone nació en Buenos Aires. Es escritor y periodista cultural. Publicó los libros de poemas Crónica de un poeta solo (Botella al Mar, 1975) y Ejercicios de ciego (Botella al Mar, 1976); los ensayos La ficción de la historia (Alción, 2002) y Lectura de seis cuentos argentinos (San Luis Libro, 2012; Primer premio en la Convocatoria Nacional Cuento y Ensayo, 2010). Y las siguientes novelas: Montaje por corte (Puntosur, 1985), La niña muerta (Alcobendas, España, 2011; Primer premio a la Mejor Novela en el III Premio de Novela Corta, 2011), Una muchacha predestinada (V.S. Ediciones, 2014; Primer premio a la Mejor Novela V.S. Editores, 2013), La boca del infierno (Evaristo Ediciones, 2016). Ha ganado diversos premios literarios tanto en España como en Argentina. Y colaborado, como periodista cultural, en medios nacionales e internacionales. Coordina desde hace tres décadas Seminarios de lectura y crítica literaria. osvaldogallone@hotmail.com

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