plenos poderes al verano
y que sus hojas verdezcan en cada sien
devolviéndonos la estatura de un atleta
todo hecho de una respiración que arde
quemando la tierra bajo sus pies
que la suma entera de la experiencia humana
se condense hasta volverse nuestra sola sangre
seamos un resplandor aunque resulte nuestra eternidad
efímera como el humo y luego apenas
un remolino quede de lo que ese instante erigió
que si todo es cambio avance
marcha y contramarcha
un solo segundo la rueda se detenga
y te veamos completa allí de pie
en nosotros tú misma ah vida entera
Todas todas ellas las cautivas ahora mismo
recuérdala a ella solo a ella
en el aeropuerto de heraclión
uno de los tres para turistas que tiene la diminuta creta
no te acuerdes del palacio de cnossos y sus 4.500 años
ni del viejo oro del crepúsculo sobre el mediterráneo
allí donde también nació el color azul
recuerda a su marido
un atleta en remera luciendo un mickey mouse
sobre el pecho en sandalias y bermudas
y fumando despreocupadamente sus pall-mall
mientras su hijito
una miniatura del padre jugaba con el yo-yo
tan cerca ambos de lo que parecía ser
una bolsa larga y negra
sentada sobre el banco de la espera
tal vez sauditas afganos o pakistaníes pensaste
cuando la bolsa se movió y acarició
la cabeza del niño indiferente
recuérdala a ella solo a ella
cubierta de tal modo que incluso
una angosta rejilla de gasa ocultaba sus ojos
ella que seguramente en su encierro
en ninguno del lugar se permitía fijar una mirada
recuérdala a ella no a la robusta fortaleza veneciana
la rocca al mare que sigue esperando en el puerto
el ataque de las naves otomanas
recuérdala a ella no a la noche en que se cortó
el suministro de energía del hotel y corrías
como un niño por los pasillos
feliz de andar por ahí con una vela
recuérdala allí sentada 45 kilos de resignación
mientras su propietario atendía perezosamente
el centelleo constante del panel de las partidas y llegadas
recuérdala sumida en su laberinto
sin disponer de ningún ovillo de lana roja
recuérdala solo a ella en su prisión de tela
no a los brillos y la sonrisa del príncipe de las flores
aquel friso contento en el palacio de minos
recuerda cómo al anunciarse el vuelo hacia alemania
allí donde dos mundos se encuentran se intercalan
donde sus puertas se abren y se cierran
cargando sola todas las maletas
ella corrió detrás de sus muchachos
adelantados e impacientes
sus duplicados minotauros
salame de jabalí
de la tienda de delicatessen
a esta tabla donde por segunda vez
un cuchillo lo transforma
nada perdió solo la forma
su carne negra
su potente gusto y olor
con el primer bocado lleva
a la medianoche en los maizales
donde lo encontró el disparo
la segunda porción ya permite
ver al granjero insomne y a sus perros
luego la huida destrozándolo todo
los colmillos de 30 cm buscando
buscando la otra carne
la que lo ha herido
sin quererlo me corté a mí mismo
detrás de otra tajada
y el animal muerto entre mis manos
bebió mi sangre se reconfortó
antes de cerrar sus malignos ojitos
malignos para siempre
maldición eterna
nos dotaron de predisposición a las caries
nos inculcaron toda su tristeza
cada frustración nuestra fue un destello
de ajenos asuntos ocurridos en 1950
fuimos el resultado de una noche de cerveza
de una reconciliación tras pelear por los impuestos
una infidelidad sorpresivamente descubierta
nos dieron la réplica de sus horribles infancias
la adolescencia avasallada por los reyes
la madurez resentida de tan pesada herencia
la vejez fotocopiada de sus dos rostros cansados
mirándonos fijamente desde las lápidas
ninguno pensó al entrar a la cama
en que un crimen apretaban entre sus brazos
ah y el cuento del amor
el amor de los padres por sus hijos
de los hijos por sus padres
la coartada
apenas una hormiga sobre esta mesa
voy a escribir un poema
acerca de una hormiga que trepe hasta esta mesa
apenas medio centímetro de vida
caminando encima de esta magnitud de brillante fórmica
una meseta para sus diminutas distancias de cada día
y qué decir de toda la habitación y la casa
el país inmenso donde nació
ella apenas conocerá en toda su vida
(setenta años condensados en tres)
en parte el valle que lleva a la cocina y la meseta
y más allá sin ella las calles
y después los campos allí donde toda dirección se extingue
y luego los mares hasta las otras costas
y aún después fuera de la gran pelota azul
el enorme vacío donde ruedan esferas soles galaxias
y quién sabe qué cosas más
que como la hormiga sobre la que escribiré
nadie conoce convencido como la hormiga
de que la mesa sobre la que camina es toda una meseta
y que el mundo se reduce al corredor que lleva a la cocina
desde aquí podríamos ver
las libaciones del día
donde somos el inquilino insomne
exactamente aquí donde no hay cosa alguna
que se haya delineado todavía
antes de irse definitivamente
sin molestar a ninguna sangre
pero tampoco enojándose porque la vean
aquí donde se camina sin peligro
y puede uno detenerse en cualquier sitio
a celebrar su picnic entre la niebla
y no es un laberinto ni un camino a nada fijo
su vertiginoso descender a lo más hondo
un edificio recién hecho apenas salido de lo ficticio
no tiene más ínfulas es un enigma
tentado siempre de reinventarnos
vacío y sin criterios
nos llena sin embargo
como a un vaso