Una de las apuestas editoriales con las que editorial Alfaguara nos sorprendió este año fue Agustín Fernández Mallo, considerado como uno de los grandes renovadores del mapa literario español. El poeta visitó Buenos Aires para presentar su trilogía de novelas Nocilla dream, Nocilla experience y Nocilla lab. Leímos su obra -intensa y fragmentaria- nos gustó y nos entrevistamos con él para conversar acerca de ella.
¿De dónde sale Nocilla? ¿Qué es Nocilla?
Yo lo explico en los créditos de la primera de Nocilla. En general tanto en mi producción poética –yo fundamentalmente soy poeta- como en el resto, en general no son de gustarme los títulos que hagan referencia al contenido, no suele gustarme un título que sea como un resumen o una metáfora de lo que hay dentro. Entonces, mis títulos a veces son como disparatados, a veces no tienen nada que ver, otras veces son como otra novela aparte. Esto viene al caso porque Nocilla es una crema de untar de chocolate, como el Nutella, y hay un grupo español que se llama “Siniestro total”, de los años 80, del post punk, que tiene una canción absurda o dadaísta que se llama “Nocilla qué merendilla”, y eran unos punks cantando esta canción. El día que se me apareció la primera novela que se llama Nocilla dream, escuché la canción “Nocilla qué merendilla” y me emocioné, porque hacía veinte años que no la oía y la emoción de la aparición de la primera novela que yo ya había visualizado de alguna manera con la emoción de volver a oír esa canción que hacía veinte años que no oía me hizo pensar que eso tenía que ir junto de alguna manera. Y no hay más explicación que esa. Es un proyecto personal que nace de una emoción en la cual está la Nocilla pero también está el resto del proyecto.
El proyecto surge a partir de un accidente que tuviste en Tailandia, ¿no?
Sí. Podemos decir que el proyecto es un contrasentido en sí mismo porque no estaba proyectado. En Tailandia me atropella una moto que me rompió la cadera, y tuve que estar veinticinco días inmovilizado en el hotel hasta que me llevaron a España. Yo había visto una foto en el periódico New York Times en donde había un árbol en el desierto de Nevada, en EE.UU., que estaba lleno de zapatos que la gente tira. Pues cuando estaba allí convaleciente en Tailandia se me apareció de nuevo esa imagen y me pareció que tenía una potencia impresionante para escribir sobre eso. Me pareció una metáfora interesante del cruce de gente, de personalidades. Y empecé a escribir Nocilla dream sin saber a dónde iba, ni siquiera sabía que era una novela, yo pensé que sería algo de poesía, una miscelánea, y allí, viendo la televisión, haciendo zapping…
En seguida, sin embargo, lo planteaste como una trilogía…
No, en seguida no. Fue cuando acabé Nocilla dream, que la escribí compulsivamente allí en pequeñas hojitas porque en el hotel no tenía nada para escribir. Y noté que quería seguir narrando más cosas en este formato, y que aún tenía para más. Pero insisto, no sabía dónde me iba a llevar todo eso. Pero una intuición que supongo me viene de la poesía me decía que ahí había un horizonte que podía explorar.
Viniendo de la física, ¿cómo es que tomás contacto con el mundo de las letras?
Es que en verdad nunca lo separé. Yo me recuerdo a mí queriendo estudiar física cuando hacía el bachillerato, pero al mismo tiempo me interesaba mucho la poesía sobre todo -la novela no es un género que me interese demasiado, no leo mucha novela, más leo ensayos o poesía-. Y con los años vi una explicación a todo eso, me di cuenta de que en las ciencias yo encontraba también una emoción estética, y que en las ciencias hay una cierta estética y una cierta metáfora de las cosas. Y cuando empecé a escribir poesía espontáneamente lo junté.
Generaste una teoría post poética, ¿a qué se refiere esto?
Bueno, esto fue mucho después de empezar a escribir, yo ya había escrito tres libros de poemas y uno de ellos había sido muy celebrado –uno que se llama Joan Fontaine Odisea– en que yo ya mezclaba todas estas cosas, y un día, a posteriori, empecé a pensar por qué yo hacía todo eso. Y entonces empecé a pensar que quizás la poesía no había dado un salto a la postmodernidad como sí el resto de las artes, cómo en la poesía seguíamos anclados un poco en las mismas imágenes, metáforas, y quizás no nos abríamos a lo contemporáneo, entonces puse por escrito lo que pensaba, que quizás la poesía debe ser más transversal, hacer una lectura más transversal de la sociedad, abrirse a los nuevos medios de comunicación, utilizar metáforas que estén en el pulso de nuestros tiempos, no seguir hablando siempre de mares, de ríos, que se puede hacer perfectamente una metáfora hablando de Facebook o de un electrón, me da igual. Un poco eso. Y luego con el tiempo lo presenté a un concurso y quedó finalista del Premio ensayo de Anagrama.
En el proyecto Nocilla en general hay una articulación con la cultura pop…
Sí, pero no es una articulación forzada. Yo escribo las novelas de la misma manera que escribo un poema. Un poema no lo programas, porque entonces se suspende. Con la novela es igual, y quizá si hay una articulación con la cultura pop es porque la cultura pop está en mí, como está en todos, porque eso ya es otra cuestión para hablar largo y tendido. Yo cuando me siento a escribir no pienso ‘ahora soy escritor y voy a hacer que soy escritor’, yo escribo y vierto cómo soy en la cotidianeidad, y nadie puede vivir al margen del pop.
Sí, pero más allá de eso, hay también una utilización de elementos que generan una lectura en especial, un mensaje, como ser el parlamento de Apocalipsis Now, que se va completando, o el comic que cierra Nocilla love, por ejemplo, ¿ese cómic lo escribiste vos?
Sí, inicialmente lo escribí y vi que en la parte final a mí se me aparecía claramente en imágenes, me apetecía que hubiera palabra e imagen. Se lo di a Pere Joan –que es un dibujante con el que somos amigos-, él se entusiasmó y dijo que lo hacía él. El texto es mío.
Uno de los personajes de ese cómic sos vos, o es el narrador, y el otro es Vila Matas, en Nocilla experience aparece como personaje Cortázar. ¿Cómo es este contacto, este diálogo con autores?
A mí la metaliteratura y todo ese tipo de experimentos me excitan bastante, me gustan, me parecen muy ricos, me parece darle otra lectura a gente que ha hecho cosas muy importantes.
¿Estos dos autores son autores que a vos te interesan desde lo personal o te vinieron bien para la novela?
Los dos me interesan, quizás más Julio Cortázar. Pero es como sacarlos de contexto. A mí algo que me interesa mucho es la apropiación, sacar las cosas de contexto y ver cómo funcionan. Yo creo que eso es la poesía, descontextualizar algo y ver si hace juego metafórico con otra cosa previa, o que tú pongas ad hoc, y ver cómo funciona, si de ahí se crea una metáfora. Son dos autores que me parecen importantes, que me dicen muchas cosas y surgieron también muy espontáneamente.
Acá se están presentando los tres títulos juntos, Nocilla dream, Nocilla experience y Nocilla love, cuando apareció el primero en España, Nocilla dream, se generó todo un movimiento, se habló en su momento de una “generación Nocilla”…
Es que hacía quince años que no aparecía algo que diera un brinco, y fue un fenómeno que me ha sorprendido. Sabes lo que significa ser poeta, yo estaba acostumbrado a escribir cosas que nadie lee fundamentalmente, entonces mientras escribía la trilogía, para empezar, pensaba que esto nadie lo iba a publicar, y mucho menos que iba a tener esa repercusión. Y de repente empieza a correr de boca en boca, en ambientes más minoritarios, independientes, pero luego los grandes críticos de España la ponen bien, y también el público. Se dio una conjunción extraña que hacía años no se daba, y a partir de ahí me han dicho que soy el autor que más reseñas y críticas ha generado desde hace treinta años, ha sido una locura.
¿A qué se llamó “generación Nocilla”?
Al salir yo, de pronto empiezan a salir otros autores que venían haciendo cosas muy buenas pero a los que la crítica o el público no había hecho caso. Entonces a raíz de mis libros sale toda esa generación -que es una de las cosas de las que yo me siento más contento y orgulloso, que mis libros hayan valido para que también gente que hace cosas muy buenas y ha llevado mucho tiempo trabajando salga a la luz-. A nosotros no nos gusta el nombre de Nocilla, porque particulariza mucho.
Ahora lo han cambiado por “mutante”.
“Mutante”, por ejemplo, creo que es más general, “afterpop”, que es un término acuñado por Eloy Fernández Porta, me parece más técnico y más acertado.
¿Cómo definirías Nocilla dream?
Son personajes repartidos por todo el planeta que están conectados por una red de metáforas más que físicamente. Es un libro que es un poco más abstracto que Nocilla experience, pero es la misma tónica. El tema para mí son los desierto, la gran metáfora que subyace es el azar y los desiertos fríos, las nieves. En Nocilla dream es el azar también el tema, pero en los desiertos cálidos, y está más ambientado en desiertos de EE.UU, de China, de España.
¿Y Nocilla love?
Allí yo cuento cómo escribí las dos primeras novelas. Con esa excusa tipo road movie, su estructura es más literaria, en un sentido clásico, y termina como un thriller de atmósfera asfixiante y muy kafkiana. Son bastante diferentes en ese sentido. No hay una continuidad más que de ambientes.
Me gustó mucho cómo tratás el tema de la soledad en estas novelas, soledad grupal incluso… me gustó mucho el tema de la piel como barrera con lo otro, estas barreras que se van fundiendo…
La soledad definitivamente es uno de los grandes temas que acompaña lo de los desiertos y el azar. La mayoría de mis personaje son personas solitarias que aceptan eso, yo trataba de sacar una estética de esas vidas solitarias, no son personajes amargados por estar solos, yo creo que puede haber belleza ahí. Es como poner una cámara y filmar lo que ocurre. Si te fijas son libros en los que yo adjetivo poco, para que el sustantivo hable por sí mismo, que es lo que yo hago con mi poesía, no adjetivar mucho, ser muy sintético, muy mínimo, y así es como trato de explicar la belleza de esa soledad y de esos personajes cuya vida es bastante estética sin que ellos lo sepan.
Esto que decís me parece representativo de esta generación, como una búsqueda de la estética generacional…
Puede ser, eso no lo he reflexionado… hasta qué punto eso es generacional. Pero todos conocemos y estamos rodeados de gente solitaria que no está amargada por eso.
Me decías que no te interesa demasiado la narrativa…
No, no soy un buen lector de novela.
¿Ahora que terminaste la trilogía vas a seguir escribiendo, te seguís dedicando a la poesía…?
A todo. Tengo por sacar un poemario que escribí ya hace tres años, y sigo escribiendo cosas de ensayo que algún día espero compilar y sacar, luego también escribo cuentos, cosas que pueden ser como novelas, pero como te digo, no tengo un programa, voy así… Si entras en mi blog, elhombrequesaliodelatarta.blogspot.com, verás cosas allí, por ejemplo hice una película documental acompañando al proyecto, se puede ver y descargar gratis. Es algo muy personal, muy casero, hecho con cámaras caseras –sigue mucho el espíritu del proyecto-, donde hay entrevistas y se describen las fuentes poéticas del proyecto, la película dura sesenta minutos, hay que verla con tranquilidad. Allí sale el árbol de nevada con los zapatos.
¿Qué otros escritores forman la generación mutante, la generación Nocilla?
Hay que decir que esta generación no la hemos inventado nosotros, ni hemos hecho ningún manifiesto ni nada, ha sido la prensa especializada que nos ha tildado así, nosotros no hemos hecho nada, fuimos los primeros sorprendidos. Pues la prensa dice que están Juan Francisco Ferré -finalista del Premio Herralde de novela-, Jorge Carrión, Eloy Fernández Porta, Juan Rubert Cantavella, Germán Sierra, fundamentalmente creo que ellos son los que dicen que son el núcleo duro. Y Manuel Vilas, un grandísimo escritor -te recomiendo su novela Aire nuestro, que está en Alfaguara-, él también es un gran poeta.
Tu viaje a Tailandia, más allá de que disparó el momento de escritura, ¿te influenció en algo?
No, en nada. A mí viajar no me gusta. Me gusta estar siempre en mi casa, con una buena vista y ya. Gran parte de mi literatura la he hecho viajando, pero yo creo que es porque me gusta tan poco viajar que intento siempre reproducir las condiciones de casa, y cuando uno está en un hotel, ¿qué haces? Pues ves la televisión y escribes, porque es lo más próximo que hay a tu casa.
¿Las tres novelas las escribiste juntas, una detrás de la otra, y las fuiste publicando en el tiempo, o están distanciadas…?
Las escribí una detrás de otra pero sin saber si me iban a publicar ni la primera, cuando acabé Nocilla love aún no había entregado Nocilla dream a ninguna editorial.
¿Estás con algún proyecto interesante para contar?
Ahora estoy haciendo un remake de un libro de Borges. Borges es uno de mis referentes absolutos, para mí es el grado cero de la literatura y es quizás el autor que más me haya influido. Hay un libro fascinante de él que es El hacedor, que son cuentos, poemas y falsas citas. Conservo los títulos y hago un remake de cada una de las piezas. Se llamará así supongo, El hacedor de Borges, remake. Sé que me van a crucificar, pero yo creo que es mejor morir experimentando y apasionado que haciendo cosas tibias. Además, yo estoy en la literatura para apasionarme y para experimentar lo que me apetezca.