Le adjudicaron los más extravagantes nombres. Los preferidos eran secta, escuela de psicópatas, pandilla de asesinos. Tergiversaron sus orígenes, confundieron sus motivos, inventaron historias sobre la vida del...
-¡No puedo más! ¡No veo nada.
-No importa, tenemos que rajar. ¿No oís?
Astolfi oyó las sirenas. Lo que necesitaba era ver cuántos policías venían en los carros, no oírlos. La sangre le bañaba la cara. Sentía ...