La figura de Nicolas de Crécy se ha convertido en una referencia insoslayable en el panorama actual de la narrativa gráfica francesa. Graduado en un secundario con orientación a las Artes Aplicadas en Marsella, estudió historieta en la escuela de Bellas Artes de Angouleme. En 1987 publica, junto a su colega Sylvain Chomet, Bug Jargal, basada en una obra de Victor hugo, luego de cual, ambos creadores pasan a trabajar un par de años en el campo de la animación en los estudios Disney de Montreuil.
1991 marca su gran regreso al noveno arte con la surrealista y multipremiada Foligatto. A partir de entonces supo generar, en su obra, una mitología propia con la que su influencia no ha hecho más que agigantarse. Entre sus obras se cuentan Léon la Came, El Bibendum celeste, Prosopopus, Salvatore, Período glaciar y La república de la lucha. En los últimos meses han comenzado a aparecer sendos tomos recopilatorios de sus obras en el mercado español (ya daremos cuenta de ellos) pero hoy estamos aquí para celebrar el primero de estos volúmenes impreso en nuestro país. La editorial Loco Rabia ha lanzado en las últimas semanas Super Monsier Fruit.
Con Monsieur Fruit de Crécy se sumerge de lleno en el universo super-heroico para delinear una lógica absurda. Fagocita la mitología pop para devolvernos una aguda crítica social al sistema capitalista marcada por el non sense y con trazos de aventura folletinesca, donde nada es lo que parece. Se instala en el imaginario del superhombre arquetípico para establecer un corrimiento sutil hacia nuestra realidad. Clarc Quent es un periodista de la vieja escuela, vetusto en su razonar, vencido por el sistema y por la balanza. Trabaja en el Daily Planete, un periódico de la ciudad de New York-sur-Loire que forma parte de un cuarto poder devaluado, al que se le escapa la verdad por delante de las narices y que, por acción u omisión -candorosa o arbitrariamente- favorece un statu quo demencial.
Dos volúmenes conforman este tomo que reúne la totalidad de la aventuras de este pantagruélico personaje que adquiere sus ridículos superpoderes por la ingesta de una naranja mágica.
La primera historia tiene como villano a las corporaciones. De Crécy se regodea en las absurdas y morbosas mecánicas del márketing y la comunicación que, como en The Simpsons, son tan cercanas a nuestra realidad que transforman nuestras sonrisas en pudorosos rictus sardónicos.
En segundo término le llega el turno al mundo de la política, a los discursos vacíos que, disfrazados de buenas intenciones, extienden la alfombra roja hacia el infierno. Los objetivos, no lo suficientemente ocultos, de “estadistas de cartón”, son articulados con una retórica vulgar que, no obstante, cautiva a las masas de la comunidad hortícola (frutífera más bien) para traicionar sus propios intereses. Monsieur Fruit ve a varios de sus aliados darle la espalda. Asiste a la manipulación del pueblo por los gobernantes y de los gobernantes por poderes superiores. Participa de una reunión con un presidente títere (literalmente), manipulado por uno de sus viejos enemigos, y finalmente, resuelto el entuerto -al menos en lo formal-, Monsieur Fruit cuelga el traje. Abandona la fruta y su sumerge una vez más en su orgía de grasas saturadas. De Crécy culmina su obra con una reflexión amarga: “A veces Monsieur Fruit, por las noches, sueña con que tiene super-poderes a la altura de sus ambiciones. Por lo menos cuando se trata de volar: con liviandad, velocidad y facilidad. (…) Super Monsieur Fruit no está solo en los cielos… Constata en cada uno de sus paseos la presencia lamentable de su antítesis, que lo fortalece en sus convicciones: El hombre moderno es obeso, el futuro de la humanidad está en la obesidad”.
Llegados a este punto, lo mejor que tenemos para decirle al desolado lector, que sabe que Super Monsieur Fruit no tendrá continuaciones, es que todavía le quedan otras obras de Nicolas De Crécy y que todas ellas son tan buenas o incluso mejores.
Titulo: Super Monsieur Fruit
Autor. Nicolas de Crécy
Traducción: Thomas Dassance
Editorial: Loco Rabia
317 páginas
Blanco y negro