En la España de Franco, editorial Bruguera se erigió como un bastión de la cultura. Con sus bolsilibros, versión ibérica de los pulp fiction, instruyó y entretuvo a varias generaciones de lectores. También se constituyó como la empresa más relevante en el desarrollo del tebeo español. En las páginas por ellos publicadas nacieron creaciones como Zipi y Zape, Mortadelo y Filemón, Doña Urraca, Capitán Trueno, El Jabato y tantísimos otros. Pero, no obstante la filiación de izquierdas de algunos de sus directivos, Bruguera cayó en el conformismo acomodaticio imperante en la época. Este cambio de horizonte en la manera de encarar los guiones y la falta de reconocimiento acerca de los derechos de autor de los creadores que se contaban en sus filas, todo ello producto de un poder casi monopólico en el mercado de las historietas juveniles, decidió a cinco emprendedores a encarar un proyecto personal. Josep Escobar, Gillermo Cifré, Eugenio Giner, Carlos Conti y José Peñarroya decidieron, en el invierno de 1957, abandonar las filas de la editorial y a sus creaciones más famosas, para darle forma a un nuevo sueño, la revista Tío Vivo.
En El invierno del dibujante, Paco Roca recupera, en la cruzada de estos cinco valientes que osaron rebelarse y luchar por el control creativo de sus personajes, un momento central en el devenir del noveno arte y de la historia cultural española. Recupera los sueños de una generación y el ambiente de una España que ya no es. Tío Vivo fue, tal vez, la primera y más importante batalla que se hubo luchado en este terreno. Una batalla que no pudo resistir los embates y el boicot organizado por la factoría Bruguera, pero que no por ello carece de valor y de belleza.
Compartimos a continuación una entrevista realizada por el programa radial Carne cruda en 2011.
Titulo: El invierno del dibujante
Autor: Paco Roca
Editorial: Astiberri
128 páginas