Un llamado a la madrugada solo puede traer tragedia.
La muerte de la madre como disparador.
Como quitarle la sábana que cubría al espejo de la vida y los tres hermanos se ven obligados a volver a enfrentarse con su reflejo. Con el paso del tiempo.
Mirarse con otros ojos. Verse con los ojos de otro.
Nostalgia.
Del griego. Dolor al regreso.
El retorno al hogar.
A Antioquia. A “La Oculta”.
Una tierra en el que se resignifican sus días pasados, presentes y futuros.
Una tierra como símbolo de todo.
En la que se plantaron más ilusiones que árboles, pero crecieron más árboles.
Como símbolo de lucha. De resistencia.
Ante el hambre. Ante la guerrilla. Ante el amor y su huida.
Un apellido y una tierra como escudo ante el cambio.
Un lugar propio envuelto por un cierto halo de tristeza, un lugar que no es tanto para vivir, sino para tener donde caer muerto.
Del siglo XIX a nuestros días.
Una novela construida desde la oralidad, sin florituras, con un lenguaje de todos los días. Sencilla. Hilada por los diálogos en silencio entre los tres hermanos, a través de la forma en que cada uno abordan sus recuerdos.
Pilar. Una forma de vida que se extingue. De fe en la gente. En el amor para toda la vida. En la Iglesia. La que se encarga de unir, o quizás, de evitar que se desbande la familia. La que negocia todo para que La Oculta sea un refugio. Incluso, hasta con la guerrilla.
Eva. Una mujer que encarna la lucha. Contra esa misma guerrilla, contra el amor. Las libertades de las mujeres conquistadas, como se conquista una tierra. Como se conquista y se libera el propio cuerpo.
Toño. Que escapa. Que negocia consigo mismo y acepta su homosexualidad, y el reflejo de esta, tratada como enfermedad al principio y, más adelante, con sus grados de aceptación. Que vive en New York, pero que no puede evitar el retorno a esa tierra madre en la que se vuelve un arqueólogo familiar. Busca árboles genealógicos , historias de su pueblo e intenta plasmarlas por escrito.
Dejar un hijo de papel por el que no podrá tener en sangre.
Un libro de la familia como único heredero.
“Igual que mis antepasados, a quienes intento darles voz, resucitarlos por un instantes en estas letras. En estas palabras, tan solo las sombras de un pensamiento, pero duran al menos un poco más que la carne y el aire del aliento”.
Una historia que nos habla de la belleza que se adquiere solo cuando se abandona.
Aquella que permite la distancia.
De cómo terquedad, amor y negación pueden ser lo mismo.
De las maneras de lidiar con la familia.
De saber que perder la tierra, es perderse a sí mismos.
Título: La Oculta
Autor: Héctor Abad Faciolince
Editorial: Alfaguara
344 páginas.