Es interesante plantear cómo uno se sumerge en un texto, con qué información cuenta antes de llegar a la primera página de la novela.

Veamos este caso:

Ian Rankin.

Creador de Rebus.

El rey del tartan Noir -dicho por Ellroy, del que una vez escuché que no leía a sus contemporáneos y últimamente compite con Stephen King para ver quién tiene mayor número de blurbs-.

Autor del que no leí nada de nada, pero sí recuerdo haber visto un documental en el que hablaba de cómo iba a ser escribir su primera novela después de jubilar a Rebus, y en la que finalmente, su detective volvía a aparecer.

Por otro lado, Perros Salvajes. Novela ganadora del X Premio RBA de novela negra. Es decir, por encima de decenas de novelas de autores consagrados -y no tanto-, el jurado dijo que esta era LA novela.

Ok, Rankin. La vara está más que alta. Te quiero ver.

La novela arranca con un prólogo estilo «ElmoreLeonardiano» podríamos decir: dos matones charlando acerca de música mientras van a enterrar un cuerpo. Estilo que desaparece una vez que arranca la novela per se, reemplazado por una prosa seca.

La historia: un tal Lord Minton golpeado hasta la muerte, con un papel en su billetera:

Te matare por lo que hiciste.”

Y después está Cafferty, mafioso retirado -si es que existe algo así-, que es tiroteado fallidamente y recibe el mismo papel con la misma leyenda.

Para complicar las cosas, capos del hampa -de otros pagos y algunos emergentes- intentan hacerse con el control de la ciudad: Joe Stark e hijo y su runfla; y es difícil saber si son ellos u otros los que están detrás de estos crímenes.

En la investigación, Rankin junta a su familia de personajes. Malcom Fox, ex asuntos internos que investigó a Rebus, será el encargado de estar detrás de Stark y su gente. La oficial Clarke estará a cargo de la muerte de Lord Minton, en tanto que Rebus será el que vigile a Cafferty e intente ver quién quiere cargárselo.

Perros Salvajes es una novela bien de género. Bien de género en el sentido que la trama, con sus vueltas y dobleces, está por arriba de todo, una suerte de whodunit. Es ahí donde Rankin decide apuntar todos los cañones, manteniendo por un lado dos misterios: el del asesino vengador y el de quién va a ponerse la corona en el hampa, que se resuelven sin sobresaltos, pero que no dejan de ser un buen pageturner.

El problema -por decirlo de una manera- es cuando el autor intenta de dotar a sus personajes de una profundidad que no tiene esqueleto sobre el que apoyarse, donde la inclusión de ciertos temas como la paternidad y el legado, el impacto social del crimen, terminan por hacer agua, encharcando esa trama que, por sí sola, cumplía.

Quizás todos esos pergaminos con los que uno se encuentra antes de sumergirse en el libro termine por jugarle en contra al resultado final del libro, que no deja de brindar entretenimiento a aquellos que busquen una buena y tradicional novela de género policial. Que no es, para nada, poco.

9788490567494

Título: Perros Salvajes
Autor: Ian Rankin
Traducción: Efrén Del Valle
Editorial: RBA
448 páginas

Sobre El Autor

(Buenos Aires, 1986) Trabaja en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno. Dogo (2016, Del Nuevo Extremo), su primera novela, fue finalista del concurso Extremo Negro. En 2017, Editorial Revólver publicó Cruz, finalista del premio Dashiell Hammett a mejor novela negra que otorga la Semana Negra de Gijón. Sus últimos trabajos son El Cielo Que Nos Queda (2019) y Ámbar (2021)

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