“Había una vez…” Con esta fórmula comienzan buena parte de los cuentos de hadas, esos constructos folklóricos que sirven a un tiempo para maravillar y para instruir, para alimentar de símbolos la gran aventura de la vida apenas comienza y seguir agigantándolos a lo largo de todo el recorrido. Los hermanos Grimm, Perrault y Andersen se han sumado y mezclado en un todo con el Pentamerón, Hauff, Afanasiev y las fábulas de todo oriente.
Finitos en morfología (según Propp) e infinitos en imágenes e imaginaciones, los cuentos tradicionales no tienen fronteras, pero el mundo de las hadas tiene una lógica interna; existen reglas para transitar por la tierra maravillosa, reglas claras y comunes a los cuentos, las tradiciones y los mitos de todo el mundo. Sólo hay que prestar atención a los relatos que narran las abuelas, a las fábulas de las maestras, a las parábolas de los libros más antiguos:
No se abandona el camino.
No se come ni se toman posesiones ajenas en la tierra mágica.
Siempre, siempre recuerdas tu nombre.
Algunas reglas son simples, otras más difíciles, pero sabemos desde el principio que la realidad es un entramado de causas y efectos.
Se ayuda a los desvalidos que encuentras en tu camino.
Siempre confías en tu corazón, en tus sueños, en tu historia…
Los que ayudaste van a devolverte el favor, así como debes devolvérselos tú mismo a los que te ayudaron.
El camino del héroe es agotador, pero todos debemos recorrerlo tarde o temprano y siempre necesitaremos un tutor, porque las reglas son muchas… Hay poca gente más capacitada que Neil Gaiman y Charles Vess para pasarnos estas Instrucciones de un modo ordenado. Vamos a internarnos con ellos en una nueva realidad, vamos a recordar ese lugar maravilloso en el que nunca estuvimos…
Título: Instrucciones
Escritor: Neil Gaiman
Arte: Charles Vess
Traducción: Sandra Sepúlveda Martín
Editorial: Océano
36 páginas