Hacía tiempo que no veía en librerías la producción de Mario Benedetti que ahora recupera Planeta en la colección Booket.

No solo su poesía y sus canciones sino también su obra narrativa.

La última vez que lo leí fue de adolescente, en la secundaria, de la mano de María Julia Franco, una de esas pocas docentes que quedan en la memoria. Recuerdo en particular La tregua, puntualmente una memoria de oficina, un chiste que sale mal y le termina costando caro a uno de los personajes. En ese momento Benedetti era para mí una narrativa de lo cotidiano, pero de un mundo que todavía me resultaba completamente ajeno. Sus poemas me arrancaron del siglo de oro español y de Neruda para instalarme en un lugar mucho más cercano, que luego de plagiar abandoné raudo.

Así también abandoné sus cuentos y sus novelas (el encantó me duró menos que con García Márquez) y prontamente comencé a denostarlo acusándolo de simplonería.

Primero fue un idilio breve con los surrealistas, luego el existencialismo y después la poesía de Juarroz, de Yeats, de Auden y de Ezra Pound. Y don Mario quedó en el olvido, vapuleado por esos fervores adolescentes y sus ínfulas.

Como decía, hacía tiempo que no veía sus libros en las bateas y encontrarlos de golpe, todos juntos, reeditados por Planeta, me puso extrañamente contento.

Ojalá don Mario sirva de puerta de ingreso a toda una nueva generación de lectores. Ojalá muchos lo amen hasta odiarlo, hasta los confines de las letras y la geografía, hasta el corazón de la poesía misma…

Damián Blas Vives

 

De Inventario uno

 

Geografías

(1982-1984)

 

Eso dicen

Eso dicen

que al cabo de diez años

todo ha cambiado

allá

 

dicen

que la avenida está sin árboles

y no soy quién para ponerlo en duda

 

¿acaso yo no estoy sin árboles

y sin memoria de esos árboles

que según dicen

ya no están?

 

Ay del sueño

Ay del sueño

si sobrevivo es ya borrándome

ya desconfiado y permanente

y tantas veces me hundo y sueño

muslo a tu muslo

boca a tu boca

nunca sabré quién sos

 

ahora que estoy insomne

como un sagrado

y permanezco

quiero morir de siesta

muslo a tu muslo

boca a tu boca

para saber quién sos

 

Ay del sueño

con esta poca alma a destajo

soñar a nado tiernamente

así me llamen permanezco

muslo a tu muslo

boca a tu boca

quiero quedarme en vos

 

Patria es humanidad

Patria es humanidad.

JOSÉ MARTÍ

La manzana es un manzano

y el manzano es un vitral

el vitral es un ensueño

y el ensueño un ojalá

ojalá siembra futuro

y el futuro es un imán

el imán es una patria

patria es humanidad

 

el dolor es un ensayo

de la muerte que vendrá

y la muerte es el motivo

de nacer y continuar

y nacer es un atajo

que conduce hasta el azar

los azares son mi patria

patria es humanidad

 

mi memoria son tus ojos

y tus ojos son mi paz

mi paz es la de los otros

y no sé si la querrán

esos otros y nosotros

y los otros muchos más

todos somos una patria

patria es humanidad

 

una mesa es una casa

y la casa un ventanal

las ventanas tienen nubes

pero sólo en el cristal

el cristal empaña el cielo

cuando el cielo es de verdad

la verdad es una patria

patria es humanidad

 

yo con mis manos de hueso

vos con tu vientre de pan

yo con mi germen de gloria

vos con tu tierra feraz

vos con tus pechos boreales

yo con mi caricia austral

inventamos una patria

patria es humanidad

 

El silencio del mar

y el silencio del mar, y el de su vida.

JOSÉ HIERRO

El silencio del mar

brama un juicio infinito

más concentrado que el de un cántaro

más implacable que dos gotas

 

ya acerque el horizonte o nos entregue

la muerte azul de las medusas

nuestras sospechas no lo dejan

 

el mar escucha como un sordo

es insensible como un dios

y sobrevive a los sobrevivientes

 

nunca sabré qué espero de él

ni qué conjuro deja en mis tobillos

pero cuando estos ojos se hartan de baldosas

y esperan entre el llano y las colinas

o en calles que se cierran en más calles

entonces sí me siento náufrago

y sólo el mar puede salvarme.

 

Los cinco

Palpen la espiga el cáliz el estambre

la huella dibujada por la tierra

busquen el cuerpo amado entre los cuerpos

el que no es

 

miren en qué baldosa de la historia

se emprende a tientas el regreso y cómo

se va reconociendo palmo a palmo

lo que no es

 

aprendan a olfatear el miedo huésped

la invitación del sexo / la osadía

rastreen el olor de la confianza

la que no es

 

oigan cómo se entiende la llamada

la impunidad del eco / su caricia

y cómo se cosecha entre las voces

la que no es

 

saboreen la lluvia y el durazno

los párpados del alba y la madera

tómenle el gusto al lecho de la vida

la que no es

 

Ceremonias

Hubo un tiempo en que nos fijábamos en las hojas secas

en el muro de ceniza y en la noche descalza

y en la luna pálida de tantas destrucciones

y así apostábamos a la melancolía

inconscientes de que ése no era aún nuestro percance

faltaban temporadas de sistemática pobreza

laberintos privados y tristezas de medio pelo

 

el calvario era ajeno y quedaba lejos

el tamaño de la pena era tan módico como el deleite

nuestros dientes de hambre y nuestras lenguas en celo

funcionaban sin prisa pero funcionaban

 

las primaveras se nos iban de entre las manos

mirábamos el horizonte sin saber qué pedirle

el crepúsculo se henchía de gallos azules

y el aire era enigmático como un viejo sabihondo

 

pero una madrugada forzaron las puertas

nos allanaron el desván y la memoria

decidieron por nosotros en mitad de la duda

nos quitaron los fantasmas y los papeles

levantaron un cepo de palabras

y un corral de miedo donde abandonarnos

 

nos suspendieron el derecho a la tibieza

borraron los presagios con el odio

nos despojaron de la lluvia verde

y del silencio gratis y del amor cribado

nos cortaron en dos con un hacha de invierno

 

de ese modo tan turbio nos fue revelado

que en realidad no habíamos trajinado por el tedio

sino que éramos inadvertidamente felices

no esplendorosa sino pasablemente ávidos

de amparos lechos soledades perdones

 

de ese modo tan impropio nos fue dicho

que cualquier otro quebranto era menos que este azote

y tuvieron que aparecer túneles y máscaras y trampas

para que echáramos de menos el letargo cotidiano

las venas de los árboles el caballo a contraluz

 

¿habremos aprendido el catecismo del rencor

o la rabia se nos irá cayendo como escamas?

¿recordaremos siempre no olvidar

o las franjas de inquina se nos irán pudriendo?

¿almacenaremos para nunca los aborrecimientos

y los sacaremos de la troya a perdonazos?

 

es claro que ni el rayo ni el rocío tienen prisa

desahucios y bienvenidas esperan su turno

por algo estamos listos para empezar desde cero

y nadie se arrodilla sobre los pámpanos caídos

 

vamos a merecer cada centímetro de augurio

vamos a abrir caminos a los sobrevivientes

sin guirnaldas pero con respuestas

flamantes y accesibles

vamos a reponer lo mucho que perdimos

vamos a aprovechar lo poco que nos queda

 

Comarca extraña

País lejos de mí / que está a mi lado

país no mío que ahora es mi contorno

que simula ignorarme y me vigila

y nada solicita pero exige

que a veces desconfía de mis pocas confianzas

que alimenta rumores clandestinos

e interroga con cándidas pupilas

que cuando es noche esconde la menguante

y cuando hay sol me expulsa de mi sombra

 

viejo país en préstamo / insomne / olvidadizo

tu paz no me concierne ni tu guerra

estás en las afueras de mí / en mis arrabales

y cual mis arrabales me rodeas

país aquí a mi lado / tan distante

como un incomprendido que no entiende

 

y sin embargo arrimas infancias o vislumbres

que reconozco casi como mías

y mujeres y hombres y muchachas

que me abrazan con todos sus peligros

y me miran mirándose y asumen

sin impaciencia mis andamios nuevos

 

acaso el tiempo enseñe

que ni esos muchos ni yo mismo somos

extranjeros recíprocos extraños

y que la grave extranjería es algo

curable o por lo menos llevadero

 

acaso el tiempo enseñe

que somos habitantes

de una comarca extraña

donde ya nadie quiere

decir

 

país no mío

 

Finta

En las pausas insomnes

en los ojos glaciales

en el gesto ritual de la amenaza

el vocero del odio estrena sus enigmas

hinca roedor sus dientes en el humo

recobra la prudencia de su miedo impalpable

 

en la cábala oscura

en el martirio en cierne

en el postigo abierto a la amenaza

las larvas del odio se hacen adultas

los recientes acechos se organizan

la extenuada blasfemia nos anega

 

en el nuevo desvelo

en la hipótesis vieja

en la azul cicatriz de la amenaza

la provincia del odio se vuelve inhabitable

y hay delirios que copan el futuro

en el adviento de la noche mala

 

así y todo el absurdo resplandor

el amago presente e infinito

esa letal rampante hiedra de la amenaza

pueden ser reintegrados a su túnel de origen

si uno aprende el idioma de la muerte

y no lo olvida en vida

 

Desaparecidos

Están en algún sitio / concertados

desconcertados / sordos

buscándose / buscándonos

bloqueados por los signos y las dudas

contemplando las verjas de las plazas

los timbres de las puertas / las viejas azoteas

ordenando sus sueños sus olvidos

quizá convalecientes de su muerte privada

 

nadie les ha explicado con certeza

si ya se fueron o si no

si son pancartas o temblores

sobrevivientes o responsos

 

ven pasar árboles y pájaros

e ignoran a qué sombra pertenecen

 

cuando empezaron a desaparecer

hace tres cinco siete ceremonias

a desaparecer como sin sangre

como sin rostro y sin motivo

vieron por la ventana de su ausencia

lo que quedaba atrás / ese andamiaje

de abrazos cielo y humo

 

cuando empezaron a desaparecer

como el oasis en los espejismos

a desaparecer sin últimas palabras

tenían en sus manos los trocitos

de cosas que querían

 

están en algún sitio / nube o tumba

están en algún sitio / estoy seguro

allá en el sur del alma

es posible que hayan extraviado la brújula

y hoy vaguen preguntando preguntando

dónde carajo queda el buen amor

porque vienen del odio

 

 

Sobre El Autor

Nació en Paso de los Toros, Departamento de Tacuarembó, Uruguay, el 14 de septiembre de 1920. Se educó en un colegio alemán y se ganó la vida como taquígrafo, cajero, vendedor, contable, funcionario público, traductor y periodista, profesión que ejerció durante cuatro décadas en el semanario Marcha, hasta que fue clausurado por la dictadura. Luego de abandonar su país en 1973 por razones políticas, vivió diez años de exilio en la Argentina, Perú, Cuba y España. En 1949 publicó su primer libro de cuentos, Esta mañana, y un año después Sólo mientras tanto (poemas). En 1953 apareció su primera novela, Quién de nosotros. Con el volumen de cuentos Montevideanos (1959) tomó forma la concepción urbana de su obra narrativa. A partir de la edición de La tregua (1960), su nombre y su obra adquirieron trascendencia internacional. Esa novela, que superó el centenar de ediciones, fue llevada al teatro, la radio, la televisión y el cine. Benedetti escribió poemas, cuentos, novelas y ensayos que dieron lugar a la publicación de más de ochenta libros, y también la letra de canciones musicalizadas, entre otros, por Joan Manuel Serrat y Alberto Favero. Entre los numerosos reconocimientos que recibió, se encuentran el Premio Llama de Oro de Amnistía Internacional (1987) por su novela Primavera con una esquina rota, el VIII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (1999), el Premio Iberoamericano José Martí (2001) y el XIX Premio Internacional Menéndez Pelayo (2005). Murió el 17 de mayo de 2009 en su casa de Montevideo.

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